“La de los hombres fue una búsqueda más silenciosa”

Joaquín Daglio (director) y Juan Vitale (guionista y productor junto a Maximiliano Cerdá y Milena Vidal) entrevistaron a una decena de padres de desaparecidos para saber cuál fue su rol en la búsqueda de sus hijos durante la dictadura

Página 12 – Martes, 23 de marzo de 2010 – Por Oscar Ranzani

Daglio y Vitale sostienen que a los padres de desaparecidos los movilizó que se les acercaran personas de la edad de sus nietos. Imagen: Jorge Larrosa

No es conocido públicamente pero tiene la marca del dolor que le provocaron los asesinos con botas: Rafael Beláustegui, nacido en 1927, es abogado, escritor y un apasionado de la náutica. La dictadura le produjo un desgarro emocional que no cede: tiene tres hijos desaparecidos. En plena época del terrorismo de Estado, Beláustegui tenía que tomar un avión para ir a Córdoba y, casualmente, a la aeronave subió nada menos que Emilio Eduardo Massera. Beláustegui no lo conocía pero no se pudo contener, se sentó a su lado y le dijo: “Disculpe que lo moleste, pero es una oportunidad para mí que no puedo dejar pasar. Yo soy padre de chicos desaparecidos y quizás usted me pueda decir algo”. Mirándolo con desprecio, Massera le contestó: “Bueno, lo que puedo decir es que los chicos, en algún lugar están y, en algún momento, los devolveremos, pero en el momento en que las condiciones lo aseguren. No me pregunte nada más”. “¡Que hijo de puta!”, grita Beláustegui, más de treinta años después, frente a una cámara, para descargarse el dolor que lacera su alma.

El grito de Beláustegui es conmovedor y forma parte de los testimonios del documental Padres de la Plaza, 10 recorridos posibles, de Joaquín Daglio y Juan Vitale (ambos egresados de Diseño e Imagen de Sonido de la UBA) y Maximiliano Cerdá y Milena Vidal (estudiantes de Comunicación de la UBA). El film –que obtuvo Mención Especial del jurado de la Competencia Argentina en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata– se proyectará hoy a las 19 y a las 21 en el Espacio Incaa Km 0 Gaumont (Rivadavia 1635), a escasas horas del 34º aniversario del golpe de Estado. Su título brinda una aproximación al trabajo que hicieron los realizadores para poder plasmar en la imagen la inquietud que tenían: si las Madres, Abuelas, Hijos y Hermanos se agruparon y formaron organizaciones de derechos humanos, ¿qué pasó con los padres? Entonces, les otorgan voz a diez padres de desaparecidos, quienes cuentan sus vidas y las de sus hijos a través de relatos impactantes.

“Nuestro motor fue esa pregunta, y nuestra idea no es concluirla o dar una respuesta unívoca, sino poder generar otras preguntas y espacios de reflexión”, comenta Joaquín Daglio, encargado de la dirección y de las entrevistas que le dan cuerpo al documental. “Sí podemos decir que los padres siempre estuvieron presentes, que su lucha fue diferente; las Madres asumieron un rol protagónico y su lucha es emblemática. Los padres acompañaron esa lucha, también por una cuestión estratégica, al ver que la lucha de las Madres resultaba tan potente”, agrega Daglio. Y Juan Vitale, productor y guionista junto a Daglio y Maximiliano Cerdá, completa que “fue consensuado”. Vitale asegura que no se produjo un choque de protagonismos “sino que, en su momento, entre todos decidieron que el mejor camino era el protagonismo de las Madres. Y ellos han realizado otro tipo de búsquedas de una manera más silenciosa, por así decirlo”.

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Trailer del documental Padres de la Plaza – 10 Recorridos Posibles:

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Un 24 con epicentro en la Plaza

Página 12 (Argentina) – Lunes, 22 de marzo de 2010
Este miércoles en la Plaza de Mayo habrá más de un acto en el aniversario del golpe. Imagen: Pablo Piovano
Habrá actos en todo el país, pero la movilización principal será en la Plaza de Mayo, a donde convocaron los principales organismos de derechos humanos. La Presidenta entregará en la ex ESMA los premios Azucena Villaflor.

Este 24 de marzo se sucederán diversos actos en todo el país para conmemorar el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia en homenaje a quienes resultaron víctimas del golpe militar de 1976. El epicentro será la Plaza de Mayo, donde confluirán diversas convocatorias organizadas por agrupaciones de derechos humanos, acompañadas por organizaciones estudiantiles, culturales, gremiales y barriales.

– La presidenta Cristina Fernández de Kirchner entregará el miércoles a las 11 el premio Azucena Villaflor a cuatro padres cuyos hijos permanecen desaparecidos, en reconocimiento a su lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia. En el Centro Cultural Haroldo Conti, ubicado en el predio de la ex ESMA, la jefa de Estado entregará el premio a Julio Morresi, Norberto Palermo, Marcos Weinstein y a familiares de Eduardo Fermín Mignone, ya fallecido. La mención destaca la trayectoria cívica de los premiados en su defensa por los derechos humanos y la democracia.

– Por su parte, la Asociación Madres de Plaza de Mayo, que preside Hebe de Bonafini, convocó a repudiar el golpe militar con un encuentro musical bajo el lema “No pudieron apagar tanto fuego. En el escenario de la revolución del Bicentenario arderá nuestra cultura”. La concentración –que cuenta con el apoyo oficial de la Presidencia– está prevista a partir de las 17 en la Plaza de Mayo, y contará también con la participación de artistas, músicos y bailarines. Víctor Heredia, la Orquesta Juan De Dios Filiberto, Susana Rinaldi, Peteco Carabajal, Juan Falú, Raúl Carnota, Liliana Herrero, Guillermo Fernández, Rita Cortese, entre otros, se presentarán en el escenario principal donde Bonafini será la única oradora. Además, se recibirán pañales descartables, leche en polvo y agua para los niños víctimas del sismo de Chile ocurrido en febrero pasado que Madres completará con la donación de un hospital de campaña.

– Madres de Plaza de Mayo –Fínea Fundadora–, Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos, Hermanos y Familiares de ex Detenidos Desaparecidos, marcharán a las 14 desde Avenida de Mayo y Piedras para terminar en Plaza de Mayo portando la bandera con los nombres de los 30 mil detenidosdesaparecidos. Bajo la consigna “Por un Bicentenario sin impunidad, ¡Juicio y castigo ya!” la movilización cuenta con el apoyo del Cels y del Servicio de Paz y Justicia presidido por el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel.

– Por su parte, las organizaciones nucleadas en el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia (MVJ) se movilizarán a las 15, desde Congreso a Plaza de Mayo para repudiar el golpe de 1976. Bajo el lema “No a la impunidad de ayer y de hoy” agrupaciones enroladas en el MJV convocan con consignas como “no al pago de la deuda externa”, “aparición con vida de Julio López” y “cárcel común a todos los genocidas” entre otras. En ese marco, Héctor “Chino” Heberling, dirigente del nuevo MAS, definió como una “provocación” que se anunciara otro acto “en el mismo horario y lugar”. El dirigente estimó que la intención es “impedir el acceso a Plaza de Mayo de una manifestación que será multitudinaria y denunciará al gobierno de los Kirchner que mantiene la impunidad, reprime a los trabajadores, congela los salarios y paga la deuda externa.”

– En tanto, el gobierno porteño decidió posponer para el martes 23 a las 18.30 el encuentro artístico previsto para ayer, “Construyendo un futuro con memoria: por los valores de la democracia” que debió ser suspendido debido a la lluvia. El evento a realizarse en Figueroa Alcorta y Pampa (en el Monumento a Güemes) mantendrá su programa original con la participación de Teatro por la Identidad y el cierre con el grupo La Mancha de Rolando.

Excelencia, esto ocurre en Auschwitz

El Gobierno de Franco supo de los horrores de los nazis contra los judíos. El joven diplomático Sanz Briz, destinado en 1944 en Budapest, envió a Madrid un informe que avisaba del exterminio en Auschwitz. Hasta ahora tenía el sello de “No mostrar”

JUAN DIEGO QUESADA – El País –  21/03/2010

Franco y Hitler en Hendaya, en 1940.- EFE

Una mañana, de los vagones bajan 45.000 judíos llegados de Salónica, demacrados y hambrientos. Unos 10.000 son seleccionados para los campos de trabajo y al resto los envían directamente al crematorio. Los que se salvan, hacinados en barracones, no soportan las duras condiciones del lugar y al poco tiempo enferman de paludismo. Los guardias alemanes, con sus botas militares y los perros, les recomiendan que vayan al hospital del campo de concentración, algo que desaconsejan los prisioneros veteranos. Saben cómo se las gastan allí. A pesar de las advertencias, los griegos se presentan en el centro médico, donde a medida que van pasando reciben en el corazón una inyección de fenol que acaba con sus vidas. Sus cadáveres se apilan más tarde en la puerta del bloque de enfermería, donde nunca entra el sol. Eso no tiene ninguna importancia aquí, en Auschwitz-Birkenau, 1943.

Estos detalles del día a día en el mayor campo de exterminio de la Alemania nazi, donde fueron aniquiladas entre 1,5 y 2,5 millones de personas, quedaron reflejados en un informe que dos jóvenes eslovacos escribieron tras escapar del lugar. El texto, escrito a máquina y en un dificultoso francés, llegó a manos de Ángel Sanz Briz, un joven diplomático español destinado en el Budapest ocupado por los nazis. Tras leerlo, remitió el documento en agosto de 1944 al ministro de Asuntos Exteriores, José Félix de Lequerica. No consta que Sanz Briz recibiese una respuesta.

Foto de archivo de los supervivientes del campo de concentración de Auschwitz tras la llegada liberadora de los soldados soviéticos, el 27 de enero de 1945.-

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¡Burgueses del mundo, uníos!

Las clases medias crecen a un ritmo de vértigo en los países emergentes, pero no combaten a los regímenes autoritarios que los gobiernan

ANDREA RIZZI El País18/03/2010

La expansión de las clases medias en los países emergentes avanza a un ritmo vertiginoso. El crecimiento económico sostenido de muchos países muy poblados está impulsando el ascenso social de grandes masas. Más de 1.840 millones de personas viven ya en hogares con una renta por habitante de entre 10 y 100 dólares al día, según un estudio publicado recientemente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En 2000, eran 1.360, sólo 140 millones más que en 1992, aclara Homi Kharas, economista autor del estudio. Utilizando otros parámetros, algunos analistas calculan que la mitad de la población mundial pertenece a la clase media. Los datos difieren según el criterio elegido, pero nadie discute la tremenda aceleración del avance burgués en la última década.

Muchos analistas y políticos vinculan a esta histórica y asombrosa elevación social esperanzas de una expansión y arraigamiento de la democracia y las libertades civiles. En Occidente, en siglos pasados, precisamente las clases burguesas fueron alma y músculo del desarrollo liberal. Sin embargo, tras una etapa de notable crecimiento a principios de los noventa, el número de democracias en el mundo es hoy igual que en 1995: 116, según la prestigiosa Freedom House, institución fundada en 1941 y con sede en Washington.

Al final de una década de fuerte desarrollo, las clases medias de países tan relevantes como China o Rusia siguen pareciendo más aquiescentes ante regímenes autoritarios que garanticen estabilidad, que ansiosas por conquistar nuevas parcelas de libertad. ¿Por qué no siguen el camino de sus antecesores occidentales?

“Estas nuevas clases medias en países emergentes son todavía frágiles y temen la inestabilidad. Están dispuestas a aceptar regímenes autoritarios que ofrezcan orden, a cambio de que éstos no frustren con excesiva corrupción y clientelismo su ambición de avance social, su aspiración a competir en igualdad de condiciones y su deseo de transmitir a los hijos un futuro mejor”, opina el historiador británico Lawrence James, autor de The middle class: a history, en conversación telefónica desde Oxford.

Cada país tiene sus características, y los obstáculos al camino democrático en un país islámico no son los mismos que en un régimen comunista o una dictadura militar. Pero existen rasgos comunes en un grupo social que, en el fondo, persigue los mismos intereses en todas partes. La preocupación de los neoburgueses por conservar los logros recientes, por ejemplo, es un esquema clásico. Como señala James, oficinistas y profesionales chinos, rusos o vietnamitas deben de sentir ahora algo muy parecido a lo que muchos españoles sintieron en los años sesenta.

Los neoburgueses, sin embargo, tienen un potencial obstáculo ulterior en el camino a la plenitud democrática y al Estado de derecho. Las burguesías occidentales que arrollaron inexorablemente un régimen tras otro son cuerpos sociales dotados de una profunda espina dorsal, que tiene su raíz en el pensamiento griego y el derecho romano; continúa con la Carta Magna británica, el Renacimiento y la Ilustración; y culmina con las revoluciones francesas y americanas. La falta de ese bagaje podría complicar el viaje de los nuevos burgueses.

Una encuesta del Pew Global Attitudes Project publicada el año pasado ofrece datos interesantes al respecto. El estudio, centrado en 13 países emergentes, sugiere que sus clases medias desean con mayor intensidad que sus conciudadanos más pobres el establecimiento de la democracia y el respeto de las libertades civiles. El desfase entre el grupo social medio y el bajo se repite con distancias significativas en casi todos los apartados del sondeo. En Rusia, por ejemplo, el 51% de la clase media cree que es “muy importante” que las elecciones sean limpias. Sólo el 37% de la clase baja lo cree así.

Sin embargo, las variaciones entre países son muy grandes. Al 51% de Rusia o de Egipto, se corresponde un 80% en Chile y un 69% en Brasil. La base de impulso de reformas democráticas en algunos países es muy inferior que en otros. El bienestar va acompañado de una mayor sensibilidad democrática y liberal, pero el punto de partida sí pesa para alcanzar una masa crítica, un umbral que desencadene la lucha política.

“El desarrollo económico es naturalmente un aspecto de importancia fundamental, pero no lo es todo. El bagaje cultural también importa”, considera Richard Wike, director adjunto del Pew Global Attitudes Project, desde Washington. “El desarrollo facilita y sostiene la democracia, pero no la garantiza”.

Homi Kharas -que trabaja en The Brookings Institution y ha publicado de The emerging middle class in developing countries en enero- considera, sin embargo, que la cuestión cultural no es muy relevante. “Creo que en definitiva siempre son los intereses materiales los que empujan a luchar. Las clases medias que han luchado en el pasado no lo han hecho por ideas abstractas, sino en vista de beneficios concretos”, dice Kharas, desde Washington. “Es cierto que estas clases no han cosechado claros avances políticos, pero sí han logrado la expansión de las libertades económicas, que es lo que más les ha interesado hasta ahora. Han tenido un impacto, aunque no han hecho que cayeran regímenes”.

“La herencia cultural tiene su importancia”, argumenta James, “y algunos países emergentes cuentan con la semilla de los valores del Estado de derecho sembrada desde la etapa colonial. Pero para que se produzcan empujones contra regímenes a menudo dispuestos a utilizar la fuerza son necesarios puntos de ruptura, elementos de exasperación. Un caso típico es la excesiva corrupción de un régimen, que afecta a la vida cotidiana, obstaculiza los negocios y desata la rebelión”, apunta James. Es significativo recordar en esa óptica el actual esfuerzo del Kremlin y del Partido Comunista chino para frenar la corrupción local.

Con inteligencia, muchos regímenes han ablandado puntos de fricción con esas clases que pueden arrasarlos con la fuerza de una oleada. La exitosa fase de expansión de la democracia en Europa del Este tras la caída del muro de Berlín -en la que el número de países democráticos pasó de 76 a 118 entre 1990 y 1996- fue un abrazo deseado durante décadas de opresión y penurias. Ahora, una mezcla hábil de creciente bienestar y formas de control menos opresivas pueden garantizar a los regímenes autoritarios que las clases medias se queden mansas en el plano político.

Historias positivas no faltan, las clases medias tienen mucho que ver con el admirable rumbo democrático seguido por grandes países como Brasil o Indonesia, pero el dato estadístico de Freedom House pesa como una piedra: 116 democracias hoy, igual que en 1996. Entonces, había 600 millones de burgueses menos en el mundo.

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Desoccidentalización

Las Damas de Blanco retan al Gobierno cubano por cuarto día

Hoy se cumplen siete años del inicio de las redadas contra los 75 disidentes, 53 de ellos todavía en prisión

MAURICIO VICENT- El País 18/03/2010

Esta vez no hubo golpes ni violencia. Pero no faltaron los insultos y un sonado acto de repudio contra las Damas de Blanco, en su cuarto día de protestas para reclamar la liberación de sus familiares presos. Obviamente, la estrategia de las autoridades cambió: si el miércoles la manifestación de mujeres opositoras fue interrumpida por la fuerza cuando llevaban caminadas unas pocas manzanas, este jueves el grupo de Damas de Blanco pudo completar un recorrido de unos cuatro kilómetros por las principales calles de La Habana Vieja y Centro Habana, donde muchos transeúntes, niños y curiosos contemplaron el espectáculo con sorpresa.

Por la calle peatonal de Obispo, el parque Central y la avenida de Neptuno, centenares de partidarios del Gobierno siguieron a la treintena de Damas de Blanco. Las increparon en todo momento, con palabras ofensivas y consignas del tipo “Esta calle es de Fidel”, pero las mujeres estuvieron rodeadas por un cordón de seguridad y no hubo incidentes. Fue notorio el interés por impedir los problemas.

La convocatoria, en la iglesia de la Merced, patrona de los presos, tenía una significación especial: el propósito de las Damas era conmemorar el séptimo aniversario del inicio de las redadas contra 75 disidentes, el 18 de marzo de 2003, y demandar la liberación de los 53 que todavía se encuentran en prisión.

“Hoy se cumplen siete años del encarcelamiento de nuestros familiares. No vamos a dejar de marchar suceda lo que suceda, que ellos hagan lo que quieran”, dijo al iniciar la marcha Laura Pollán, esposa de Héctor Maseda, condenado a 25 años en los juicios sumarísimos de 2003. Al igual que otras mujeres del grupo, Pollán llevaba el brazo escayolado tras la bronca del día anterior. El acto de repudio terminó en su domicilio, donde Pollán y el resto de las mujeres volvieron a expresar su determinación de salir a la calle cada día hasta el próximo 21 de enero, cuando terminarán las jornadas de protesta.

Como la víspera, junto a las mujeres marchó Reyna Luisa Tamayo, madre del preso Orlando Zapata, que murió el 23 de febrero después de 85 días en huelga de hambre, suceso que ha provocado una movilización opositora sin precedentes. En un hecho inusual, la televisión cubana emitió el miércoles imágenes de las Damas de Blanco durante las protestas de esta semana, y acusó al grupo de mujeres de recibir financiamiento de Estados Unidos y de prestarse para una “campaña” de desprestigio de la revolución. Este jueves, por las calles Obispo y Neptuno, en medio de la gritería, muchos cubanos se cruzaron con ellas por primera vez.

En el velódromo de la vergüenza

El filme ‘La rafle’, que recrea la detención de 13.000 judíos en París en 1942, reabre en Francia las heridas por la colaboración con los nazis

ANA TERUEL El País18/03/2010

Un fotograma de La rafle, de Roselyne Bosch, en el que se recrea la deportación de judíos a través de la estación de Austerlitz, en París.- B. CALVO

“¡Pero qué bonita es Francia!”. El grito, sarcástico y repleto de indignación de un espectador, suena en la oscuridad de una sala de cine parisiense. En la pantalla corre el año 1942 y un gendarme francés propina una paliza a una mujer judía en un campo de retención en las afueras de París. La escena forma parte de La rafle (La redada), película estrenada en Francia la semana pasada. Dirigido por Roselyne Bosch, retrata por primera vez sin tapujos una de las páginas más oscuras -y durante décadas, tabú- de la historia reciente de Francia: la redada del Velódromo de Invierno de París, la mayor realizada en territorio francés y en la que fueron detenidos más de 13.000 judíos, la mayoría mujeres y niños.

La batida se inició a las cuatro de la mañana del 16 de julio de 1942. Durante dos días, los agentes franceses fueron casa por casa con la orden de “actuar con la máxima rapidez, sin palabras inútiles y sin ningún comentario”. “Mi madre les suplicaba, pero yo me di cuenta de que no serviría de nada”, recuerda en el filme Anna Traube, una de las supervivientes, que entonces tenía 20 años.

Los solteros fueron trasladados directamente a Drancy, al norte de París, escala previa a la deportación a los campos de concentración alemanes, mientras que las familias acabaron en el Velódromo de Invierno, entonces situado junto a la Torre Eiffel. “Era infernal, el ruido, la gente que lloraba, que gritaba, los niños que jugaban en la pista central”, recuerda Traube.

Más de 8.000 hombres, mujeres y niños sobrevivieron sin agua ni comida hacinados durante cinco días en el Velódromo. Anna Traube logró huir gracias a la ayuda del responsable de saneamiento, Gaston Roques, y del médico judío de la Cruz Roja, David Sheinbaum, interpretado en la película por Jean Reno. Los que no pudieron escapar fueron trasladados a campos de detención y de ahí a Auschwitz. Del gigantesco Velódromo no queda ni rastro. Fue derruido en 1959 y sólo una pequeña placa conmemorativa da constancia de lo que ocurrió aquel verano de 1942. De la redada tan sólo queda una fotografía, en la que se ven los autobuses que transportaron a las familias.

Aquel traumático episodio no entró en los libros de historia escolares hasta la década de los ochenta. En 1995, el presidente Jacques Chirac se decidió a reconocer la responsabilidad francesa en la deportación de judíos. “La locura criminal del ocupante fue, lo sabemos, secundada por franceses, por el Estado francés”, recalcó, en un histórico discurso. Al ser el primer filme en apuntar a la responsabilidad francesa, La rafle ha recibido un tratamiento especial. Profesores y alumnos han sido invitados a diferentes preestrenos, la productora prevé una serie de acciones didácticas y cuenta, entre otros, con el apoyo de la región parisiense.

Los diarios se han llenado de cronologías recordando la serie de redadas que se realizaron en Francia durante la II Guerra Mundial. La radio se ha abierto a los testimonios de los supervivientes y los principales canales de televisión han dedicado programas especiales a la salida de la película, aprovechando la ocasión para hacer un trabajo de memoria colectiva. La cineasta, de origen catalán, se ha nutrido de los testimonios de supervivientes como Anna -interpretada en la película por la joven griega Adèle Exarchopoulos- o Joe Weismann -el pequeño de 11 años, protagonista del filme y al que da vida Hugo Leverdez-, que logró escapar del campo de detención. La película recuerda así que los que llevaron a cabo la redada, aunque en territorio ocupado por los nazis, eran policías franceses bajo las órdenes del régimen colaboracionista del mariscal Pétain. Cierto es que el Gobierno respondía a la exigencia alemana de entregar un cupo determinado de judíos, pero suya fue la iniciativa de incluir en la redada, por primera vez, a menores de 16 años. De los 13.000 judíos detenidos, más de 4.000 eran niños. La motivación -recalcada en la cinta- no era otra que evitar cargar con el problema de los huérfanos.

Pero la obra también se esfuerza en honrar a los héroes que se arriesgaron para salvar la vida de sus vecinos, como una portera que avisó de la llegada de la policía, una pareja de prostitutas que salvó a una madre con su bebé o la enfermera Annete Monod, interpretada en la cinta por la actriz francesa Mélanie Laurent.

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El trailer de la película:

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Tumbas sin nombre

Si cada país europeo tuviera un juez Garzón, nuestro continente sería un lugar más moral y, en consecuencia, más seguro. Europa debe restaurar la dignidad de las víctimas de su sanguinario siglo XX

PINCHAS GOLDSCHMIDT El País – 09/03/2010

Estamos siendo testigos de unas tendencias históricas diametralmente opuestas en Europa. Algunos individuos, organizaciones y Estados intentan asumir su pasado y llevan a cabo un proceso histórico de examen de conciencia, mientras otros tratan de reescribir la historia y confían en que los focos no alumbren demasiado su pasado turbio.

En 1989 llegué a la Unión Soviética para ejercer de rabino en la Sinagoga Coral de Moscú. Entre todas las tablillas conmemorativas, no había ninguna huella ni mención de uno de mis predecesores, Yehudah Lev Medallie, que fue detenido y asesinado por la policía de seguridad del Estado de Josef Stalin en 1938, después de una década de intentar mantener la vida religiosa en la capital soviética. Su hijo, Hillel Medallie, rabí supremo de Amberes, no descubrió el destino que había sufrido su padre hasta bien entrados los años sesenta. Los lugares en los que están enterrados el rabino Medallie y los demás miles de clérigos oprimidos en la Unión Soviética siguen siendo hoy desconocidos.

La Iglesia ortodoxa rusa ha construido una capilla conmemorativa en un barrio de las afueras de Moscú, en un lugar en el que se cree que mataron y enterraron a gran parte de los líderes religiosos del Estado soviético.

En España, el juez Baltasar Garzón declaró públicamente en 2008 que los actos de represión cometidos tras la Guerra Civil española bajo el régimen del dictador Franco, y que desembocaron en la muerte de más de 100.000 personas, eran un crimen contra la humanidad. Asimismo, ordenó la exhumación de ciudadanos asesinados y exigió el acceso a los expedientes que pudieran ayudar a descubrir las tumbas de esos millares de víctimas anónimas. Esta campaña para lograr la verdad y la justicia cuenta con opositores. Hoy, el juez Garzón sufre ataques de quienes preferirían que el pasado permaneciera enterrado e intacto y le están presionando para que abandone su puesto.

En 2006, la Conferencia de Rabinos Europeos, de la que me honro en ser presidente, creó la organización Lo Tishkach (No debes olvidar) y la Conferencia de Reclamaciones para preservar y documentar el recuerdo de los nada menos que 20.000 cementerios y fosas comunes de judíos que se calcula que hay en Europa, sobre todo en lugares en los que la comunidad judía desapareció tras el Holocausto. Lo Tishkach ofrece esta información en una base de datos a la que es posible acceder por Internet y, al mismo tiempo, trabaja para identificar físicamente cada enterramiento. La identificación, tanto la pública con fines documentales como la física sobre el terreno, es la mejor forma de garantizar que la historia no se niegue y, por tanto, no se repita.

Aunque está muy documentada la trayectoria de la industria asesina de los campos de concentración nazis, la historia de los 1,5 millones de judíos asesinados en ejecuciones masivas por el ejército invasor alemán (que era la labor esencial de los Einsatzgruppen de Himmler), enterrados en las mismas aldeas en las que ellos y sus antepasados habían vivido durante cientos de años, es una historia que hoy está adquiriendo una dimensión cada vez más pública.

Un sacerdote católico francés, Patrick Desbois, ha viajado por Ucrania y Bielorrusia en busca de información sobre la localización exacta de las fosas comunes de la época del Holocausto. El equipo del padre Desbois entrevista a los escasos testigos de las matanzas que quedan e intenta localizar las fosas comunes que preparaban las propias víctimas poco antes de morir. A diferencia de Europa occidental, donde la colaboración local terminaba en la estación de tren camino de los campos de concentración y la solución final era un secreto, en Europa del Este los asesinatos eran públicos y la policía y las organizaciones paramilitares locales colaboraban con los alemanes hasta el momento de los propios asesinatos.

Según Lo Tishkach y el padre Desbois, existen al menos 1.500 fosas comunes de la época del Holocausto sólo en Ucrania, y probablemente centenares o incluso miles de fosas más en Bielorrusia, Rusia y los Estados bálticos. Algunos de esos enterramientos se han identificado y protegido, pero muchos siguen sin localizarse.

La Conferencia de Rabinos Europeos espera ardientemente que el padre Desbois ponga sus hallazgos al alcance del público de la manera más transparente posible y que no oculte la importante información que ha recogido en algún sótano polvoriento. La protección e identificación de estos lugares exige que la información sobre ellos sea pública. Hay que destacar que el Vaticano, que había mostrado siempre una actitud muy defensiva al hablar de su trayectoria durante la II Guerra Mundial, ha empezado ahora a publicar algunos de los documentos secretos de aquel periodo en Internet, una iniciativa que debía haber emprendido hace tiempo y a la que damos la bienvenida.

No obstante, existen en Europa fuerzas que preferirían mantener el silencio e incluso reescribir la historia para limpiar su conciencia nacional. En su último acto antes de dejar su cargo, Víktor Yúshenko, el presidente saliente de Ucrania, ha concedido la mayor distinción de su país póstumamente a Stepan Bendera. Bendera, un nacionalista ucranio que a veces colaboró con la Alemania nazi contra la Unión Soviética, hizo que miles de sus seguidores se infiltraran en la policía local, con su consiguiente participación en las matanzas de judíos en aldeas ucranias durante la ocupación alemana. En bastantes ciudades de Ucrania pueden verse monumentos a Bendera, al que se considera el padre de la independencia del país. Espero, desde luego, que el presidente recién elegido tenga la valentía moral de abordar esta cuestión con honradez después de tomar posesión.

En Lituania, donde las milicias antisemitas locales empezaron a matar judíos incluso antes de que llegaran los nazis, les encanta hablar de los pocos lituanos que salvaron unas cuantas vidas judías durante la ocupación del país. Pero Lituania se ha negado siempre a llevar ante la justicia a ninguno de sus criminales de guerra, ni siquiera los extraditados desde Estados Unidos. En Letonia, los veteranos de las Waffen SS siguen desfilando con orgullo e impunidad por las calles de Riga, para horror de lo que queda de una comunidad judía en otro tiempo muy importante.

El juez Garzón estudió para ser sacerdote, pero decidió dedicar su vida a luchar contra el pecado y el mal de una manera diferente. Lo que para el filósofo es una cuestión moral, para el hombre religioso es una cuestión de pecados y méritos y para el hombre de leyes una cuestión de delito e inocencia.

La búsqueda de justicia histórica del juez Garzón -por dolorosa que sea para quienes colaboraron con el régimen de Franco y por irritante que pueda ser para los colegas suyos que ponen en duda su competencia en esta materia o están molestos por su extraordinario protagonismo- no sólo es importante para España, sino que tiene ramificaciones para toda Europa. Sólo afrontando valientemente nuestro pasado, con sus luces y sus sombras, podremos vencer verdaderamente a sus fantasmas.

Aunque sucesivos Gobiernos de Alemania, Rusia y España han denunciado los regímenes represivos de su pasado, la información que hoy tenemos sobre el número de víctimas y su marcha por el valle de la muerte es incompleta. Olvidar el pasado es cometer una injusticia con las víctimas de la opresión. Europa tiene la obligación moral de restaurar la dignidad de las víctimas de su siglo más sanguinario.

Si cada país europeo tuviera a un juez Garzón, Europa sería un lugar más moral y, como consecuencia, un sitio mejor y más seguro para nosotros y para las futuras generaciones.

Pinchas Goldschmidt es rabino supremo de Moscú y presidente en funciones de la Conferencia de Rabinos Europeos, una organización que reúne a los líderes religiosos judíos de más de 40 Estados europeos. Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

El cubano Fariñas rechaza la oferta de acogimiento en España

Granma califica de “chantaje” la huelga de hambre del disidente. -El opositor demanda la liberación de 23 presos políticos enfermos y asegura que llegará “hasta las últimas consecuencias”

MAURICIO VICENT – El País 08/03/2010

Si quiere morirse, que se muera: el Gobierno cubano no acepta “chantajes”. Ésta es, en esencia, la respuesta del diario Granma a la huelga de hambre que mantiene desde hace dos semanas el disidente Guillermo Fariñas en la ciudad de Santa Clara. El opositor, que demanda la liberación de 23 presos políticos enfermos, ha asegurado que si el régimen no realiza un “gesto humanitario”, llegará “hasta las últimas consecuencias”.

Fariñas ha recibido hoy la visita de un diplomático español que le ha transmitido la decisión del Gobierno cubano de permitirle salir hacia España. El disidente ha rechazado la propuesta y ha insistido en que sería mejor liberar a los presos políticos enfermos. Únicamente aceptaría viajar a España si se le niega la atención en los hospitales cubanos cuando sufra un colapso.

Granma ha publicado un artículo que resume la posición oficial sobre el caso: Fariñas es un “mercenario” al servicio de Estados Unidos, como todos los opositores. Antes de convertirse en un “contrarrevolucionario”, subraya, Fariñas fue delincuente común, sancionado por hechos violentos. El diario oficial concluye que existe una campaña de prensa “orquestada por el enemigo” para desprestigiar la revolución.

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“Los militares no llegaron en un platillo volador”

CAMILO SÁNCHEZ El País08/03/2010

Foto: El escritor Eduardo Sacheri.-

Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967) tuvo que tomar sedantes antes de volar de Buenos Aires a Madrid. Nada en el mundo le aterroriza más que subirse a un avión. Fueron, sin embargo, 12 horas bien remuneradas para el autor de la novela El secreto de sus ojos: la versión cinematográfica, dirigida por Juan José Campanella, lograba dos Goya (mejor película latinoamericana y mejor actriz revelación). Esta madrugada, además, tenía la posibilidad de ganar un Oscar como mejor película en habla no inglesa.

Sacheri es el guionista de un thriller judicial situado en 1974. Al preguntarle qué pueden aportar hoy las historias que sobrevuelan las dictaduras latinoamericanas responde: “El tema de la antesala del horror, el antes. Los años anteriores a la dictadura. Se repasa mucho la historia de los años de la tragedia y muy poco el proceso por el que pasa una sociedad antes de llegar allí. Hay que entender que los militares de la dictadura argentina no llegaron en un platillo volador”.

Heredero de narradores como Oswaldo Soriano o Roberto Fontanarrosa, compatriotas suyos, Sacheri reconoce que el boom que la película le ha dado a la novela es “alentador”. “En el mundo editorial carecemos de toda esta vidriera estrepitosa con la que cuentan los medios audiovisuales”. Reconoce, no obstante, que pasó por un proceso de asimilación: “La disyuntiva era encerrarme en el duelo de lo que se iba a ir perdiendo en la película, o tomarlo como una oportunidad de que millones de personas llegaran a mi libro”.

Campanella supo de Sacheri porque había leído unos cuentos suyos sobre fútbol, publicados en 2005. Un año después, el director le llamó para proponerle adaptar al cine El secreto de sus ojos. La escritura del guión estuvo precedida por un sinnúmero de forcejeos, que según el escritor, enriquecieron el producto final. “Juan nunca impuso ni su prestigio ni su responsabilidad como autor último de la película”.

Licenciado en Historia, Sacheri empezó de funcionario de juzgados en Buenos Aires, al igual que Benjamín Espósito, personaje interpretado por Ricardo Darín en la película. Sacheri recuerda con “cariño” los días que pasaba entre resmas de papel, sellos de oficina y documentos judiciales. “Hay algo que intenté respetar de mi experiencia en el ámbito judicial, y es este pequeño grupo de personas honestas tratando de hacer las cosas bien en medio de un caos que los excede. Eso lo viví con un pequeño grupo de cinco personas que decíamos ‘me voy a leer este expediente hasta quemarme las pestañas, a ver si encuentro una prueba’. La tentación de toda oficina burocrática era sacrificarse lo menos posible”. Después de una pausa añade: “creo que los argentinos, ni en los años setenta durante la dictadura, ni en los ochenta, ni ahora, hemos tenido un sistema judicial demasiado fiable”. La eterna cuestión de tomarse la justicia por su mano es uno de los temas centrales de la historia. “Me inquieta mucho ese camino trágico que emprenden las personas que deciden actuar al margen de la ley. Es un camino tortuoso y doloroso que difícilmente tiene consecuencias felices”.

Sacheri ya trabaja en un nuevo proyecto con Campanella: una película de animación basada en un cuento de Roberto Fontanarrosa. La historia está inspirada en un jugador de futbolín.