La justicia internacional liquida las leyes de amnistía

Los expertos ven en España la gran excepción a la tendencia de la última década

PERE RUSIÑOL / DIEGO BARCALA – Público – 01/05/2010

Policías de la dictadura argentina arrestan a un manifestante en  Buenos Aires, en 1982. - AFP

Policías de la dictadura argentina arrestan a un manifestante en Buenos Aires, en 1982. – AFP

La Ley de Amnistía fue clave para avanzar hacia la democracia tras una dictadura atroz y gozó durante años de un gran apoyo social. Pero a finales de esta década, las víctimas empujaban a un Gobierno de izquierdas para que los crímenes de lesa humanidad no siguieran gozando de impunidad. Y sus argumentos empezaron a encontrar complicidades en el mundo de la judicatura.

¿Hablamos de España? ¿O de Uruguay? En realidad, de ambos. Lo que les distingue es lo que sucedió después: el juez español que se atrevió a investigar los crímenes de la dictadura, Baltasar Garzón, está a un paso del banquillo, acusado de prevaricación. En cambio, la Suprema Corte de Justicia uruguaya declaró a finales de 2009 la inconstitucionalidad de buena parte de la norma que impedía investigar los abusos de la dictadura.

“Nunca hubiéramos imaginado algo así de España; todavía nos cuesta entender qué está pasando. ¿Cómo es posible que una democracia europea quede al margen de los tiempos cuando tanto han contribuido el propio Garzón y España en socavar las leyes de impunidad por todo el mundo?”, se pregunta Viviana Krsticevic, directora del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional, con sede en Washington.

En la última década, la gran mayoría de normas de este tipo ha sido derogada en todo el mundo, ya sea formalmente o por la vía de los hechos. Y ello con independencia del apoyo político -en las instituciones o entre los ciudadanos- que tuvieran.

Uruguay es un caso paradigmático: la ley, llamada allí de caducidad de la pretensión punitiva del Estado, fue aprobada en 1986. Tres años después, la izquierda reunió las firmas necesarias para convocar un referéndum al respecto, pero los ciudadanos apoyaron su continuidad para preservar los logros de la democracia. Y el año pasado, con todo el viento a favor de la izquierda, ya con el Frente Amplio en el Gobierno, otro referéndum fue incapaz de anularla formalmente porque los partidarios de derogarla se quedaron en el 48% y necesitaban superar el 50%.

Sin embargo, el fallo de la Suprema Corte de Justicia sienta un precedente que implica, en la práctica, el fin de la impunidad: ya se pueden perseguir en Uruguay los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura, le guste o no a los partidos, al Gobierno o incluso a los electores.

Democracia y derecho

“Las leyes pueden ser democráticas, pero ello no las convierte automáticamente en ajustadas a derecho”, explica desde Buenos Aires Hugo Relva, consejero jurídico del Proyecto de Justicia Internacional de Amnistía Internacional, quien subraya que “el mundo ha cambiado mucho” desde que España aprobó la Ley de Amnistía, en 1977, y otros países ratificaran normas parecidas.

“Hace 30 años, lo que un Estado hacía internamente nadie lo discutía. Era cosa suya. Pero esto ya no es así: hay ciertos principios en derecho internacional que todo el mundo está ahora obligado a respetar”, agrega.

Los expertos coinciden en que Garzón y la Justicia española fueron clave en este cambio: a raíz del caso Pinochet y, sobre todo, tras el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre Perú en 2001, las leyes de amnistía (entendidas como de punto final) han hecho agua por todos lados.

Con muy distintas formas: en Chile, por ejemplo, la ley sigue formalmente vigente, pero la interpretación del juez Juan Guzmán Tapia la ha liquidado de facto al considerar que hay que investigar toda denuncia de desapariciones porque mientras no se encuentre el cuerpo se trata de un hecho totalmente actual. En Argentina, en cambio, una sentencia histórica de 2005 derogó las leyes de punto final y obediencia debida. El argumento: por muy democrático que fuera el Parlamento que las aprobó, la jurisprudencia internacional posterior, que exige perseguir los crímenes de lesa humanidad sin excepciones, las invalidan.

Islotes amenazados

En América Latina quedan aún islotes donde este tipo de leyes resisten: sobre todo, Brasil, donde el alto tribunal rechazó el jueves revisar la norma, y El Salvador, pese a que el nuevo Gobierno de izquierdas se ha comprometido a derogarla. Sin embargo, la contundencia y claridad de la Corte Interamericana hace que toda norma en esta línea en el Cono Sur esté amenazada de muerte en un futuro muy próximo, destacan los expertos.

En el resto del mundo, los avances en la justicia internacional también han horadado cualquier intento de mantener vivas leyes de punto final. En todos los continentes. En Europa, Croacia aprobó en 1996 una amnistía para la guerra de los Balcanes, pero los sospechosos de crímenes de lesa humanidad están en celdas de La Haya. En Asia, Indonesia la impulsó en 2004, pero fue bloqueada por los tribunales y la presión de la ONU. En África, el acuerdo que puso fin a la guerra civil de Sierra Leona en 1999 preveía la amnistía, pero varios firmantes también están presos en La Haya.

En la última década, la ONU se ha negado a firmar ningún acuerdo que incluya amnistías de crímenes de lesa humanidad, que por exigencia suya han quedado fuera incluso en conflictos tan enconados como los de Uganda y Congo.

¿Y Suráfrica? La transición del apartheid a la democracia se sedimentó en la amnistía y el perdón. Pero a juicio de Eduardo González, experto del Centro Internacional para la Justicia Transicional, prestigiosa ONG con sede en Nueva York, la comparación con España es “una barbaridad”. “En Suráfrica no hubo amnistía general e incondicional. Cada persona individualmente debía presentarse ante la Comisión de la Verdad, reconocer los hechos, aportar información detallada y pedir perdón”, afirma González. Y añade: “La experiencia nos dice que las leyes de amnistía que no respetan los estándares internacionales del momento acaban cayendo. Siempre”.

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“Los españoles no reconocemos nuestro propio genocidio”

La justicia argentina declara inconstitucional el indulto que Menem concedió al general Videla

El dictador y su ex ministro de Economía volverán a ser juzgados por el golpe de Estado de 1976, el secuestro de los dos empresarios y la desparición de un funcionario

El País28/04/2010

Jorge Rafael Videla, ex militar y dictador argentino, dentro de un vehículo de la policía de Argentina a su llegada a un juzgado para testificar en el caso de los niños robados a prisioneros políticos durante la dictadura militar argentina de 1976- 83- REUTERS

La Corte Suprema de Justicia Argentina ha declarado inconstitucionales los indultos que el Gobierno de Carlos Menem concedió al dictador Videla y a su ministro de Economía José Martínez de Hoz, por considerar imprescriptibles los delitos de lesa humanidad. Este fallo no modifica la situación de Videla, condenado a cadena perpetua en 1985 por crímenes de lesa humanidad, pero sí podría provocar la detención en las próximas horas de José Martínez de Hoz . Ambos volverán a ser juzgados por su participación en el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y que dio paso a la dictadura, por el secuestro de los empresarios Federico y Miguel Gutheim y la desparición del funcionario del Ministerio de Economía Juan Carlos Casariego de Bel.

El ex presidente argentino Carlos Menem firmó en 1989 y 1990 dos tandas de indultos que beneficiaron a a más de 1000 personas, entre ellas represores, guerrilleros, imputados por delitos comunes, participantes de distintos levantamientos y los militares responsables de Malvinas .

El fallo dictado ahora por el alto tribunal argentino confirma decisiones judiciales anteriores y pertenece a la causa que investiga el secuestro de los Gutheim, propietarios de una empresa algodonera que estuvieron presos cinco meses entre 1976 y 1977 como medida de presión para que aceptaran un contrato de exportación beneficioso para el gobierno de facto. Durante su cautiverio, los Gutheim pasaron por dos cárceles de la capital argentina e incluso mantuvieron reuniones con funcionarios que intentaron presionarlos para concretar el negocio que pretendía la dictadura. Tras su liberación, los empresarios demandaron al Estado y en septiembre de 1990 fueron indemnizados con unos 16.000 dólares.

No será el único proceso que afrontará el dictador en los próximos meses. Videla y el dictador Reynaldo Bignone serán juzgados desde el próximo 20 de septiembre por la apropiación de 33 bebés durante el último gobierno de facto (1976-1983), en el marco de una causa conocida como “Plan sistemático de robo de bebés”. La causa fue instruida por el juez federal Norberto Oyaribe, quien el año pasado ordenó que Videla, el primero de los cuatro presidentes de la dictadura, cumpliera prisión preventiva en el penal de Campo de Mayo, a las afueras de Buenos Aires, en vez de hacerlo en su domicilio. Bignone, el último presidente del régimen militar, fue condenado la semana pasada a 25 años de cárcel por delitos de lesa humanidad cometidos en los denominados “años de plomo”, que causaron unos 30.000 desaparecidos.

“No entiendo el castigo a Garzón por rastrear la memoria”

JUAN CRUZ El País – 28/04/2010

Gelman vive comprometido con la búsqueda de desaparecidos.- G. LEJARCEGI

Juan Gelman, el poeta argentino, cumple 80 años el 3 de mayo. Parece que tiene 32 menos.

Hay algo de radiante en él, y en su esposa, Mara La Madrid, psicoanalista, o, como ella dice, “speakanalista”.

Ambos celebran, con una alegría muy privada, algo que ocurrió en 2000 y cambió sus vidas. Luego él ganó el Cervantes, publicó más libros, pero como aquello no hubo nada, ni habrá nada.

Él lo relata ahora, en este desayuno frugal, como si lo estuviera diciendo por vez primera. Mara le aporta algún dato, y explica: “Para él es tan emocionante; cualquier palabra se le quiebra mientras lo dice”.

Fue el año 2000, cuando los esfuerzos, sobre todo de Mara, dieron el fruto de encontrar a la nieta de Juan, que nació del matrimonio de su hijo y de María Claudia García Iruretagoyena, secuestrados y asesinados por los militares argentinos en 1976. María Claudia estaba embarazada. Se supo que de ese embarazo nació “un baby”, hasta ahí llegaron las noticias. Juan desgrana el proceso de la búsqueda, que duró tres años. Con los primeros indicios, Mara y él vinieron a ver al juez Garzón; tocaron en el Vaticano, en el Gobierno uruguayo, pero en todas partes sólo había hilillos y desesperanzas.

Hasta que en el año 2000 las evidencias les llevaron a Uruguay. Una gran campaña, organizada a partir de la generosidad de sus amigos José Saramago y Eduardo Galeano, alertó como una campana universal, y llegó a los oídos de alguien que había oído…, y así sucesivamente.

El encuentro con la nieta (primero en la residencia del obispo de San José, Uruguay, que ayudó, y después, casi clandestinamente, en la casa de Galeano) fue a tientas, casi, porque había que establecer todos los elementos analíticos que añadieran ciencia al convencimiento. Antes de ese encuentro, Gelman relataba esa búsqueda como si los ojos se le fueran a salir, con las lágrimas, de las órbitas. Su camisa blanca, las flores amarillas de la mesa, la sonrisa de Mara pespunteando las erratas del relato…, todo conspira para que en esa mirada haya ahora una sonrisa que todavía abraza el momento del reencuentro definitivo con quien para él (y para muchos) fue símbolo de la supervivencia frente a la barbarie. Macarena Gelman, la nieta, que ahora tiene 32 años.

Detrás de esa búsqueda han nacido muchos símbolos y su decidida defensa, también, de los que buscan en otros lugares a sus desaparecidos. Esa actitud fue la que le llevó a escribir en este periódico, el 12 de febrero, un artículo breve sobre lo que sucede con el juez Garzón. Gelman tituló: No se entiende nada. Ayer le preguntamos, cuando ya ha consumido su sexto cigarrillo, si ahora entiende. Y dijo: “Sigo sin entender nada. No se entiende que se pretenda castigar a un juez que está buscando la memoria de una nación, necesaria para la construcción de una ciudadanía de memoria sana, capaz de construir hacia adelante, a partir de la conciencia de lo ocurrido”.

Ha consumido su zumo, sus frutas, y nosotros le hemos mirado hablar. No hemos dicho nada de la comida, Juan, le decimos. “Di que desayuno así, casi nada. Y que en España me gusta el jamón”. ¿Y además? “Y además, el jamón”. Hay en su mirada, ahora, un alivio que se parece a la alegría.

Familiares de los últimos muertos de Franco se unen a la querella en Argentina

NATALIA JUNQUERA El País26/04/2010

Flor Baena, hermana de Humberto, uno de los cinco últimos fusilados del franquismo (27 de septiembre de 1975) y miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico), va a adherirse el próximo viernes a la querella interpuesta en Argentina contra el genocidio franquista. También la viuda de José Luis Sánchez Bravo, otro de los ejecutados aquel día, integrante de la misma organización, según comunicó a este diario el abogado Gustavo García desde Buenos Aires. El Ministerio de Justicia acaba de denegar a la viuda de Sánchez Bravo la indemnización como víctima del franquismo, añadió.

“Yo sigo luchando, me acuerdo todos los días de él”, explicó la hermana de Humberto Baena. García cree que hay muchas posibilidades de que la querella se admita a trámite en los tribunales argentinos. “La juez a la que le ha tocado fue la primera en juzgar el robo de niños durante la dictadura argentina”.

Además, el viernes se depositarán en los juzgados federales de Buenos Aires los nombres de más de 5.000 gallegos ejecutados y desaparecidos y en qué circunstancias. “En Galicia no hubo guerra apenas, pero sí un genocidio. En Chile hubo 3.000 muertos, en Galicia, casi el doble”, declaró García, que anunció la inminente constitución de una Fundación Gallega contra la Impunidad, donde se integrarán asociaciones y familiares de desaparecidos.

Gelman y la “morriña futura”

El poeta argentino recoge en Santiago la distinción de Escritor Galego Universal

DIANA MANDIÁ El País21/04/2010

El poeta argentino Juan Gelman, ayer en el claustro del Pazo de Fonsexa de Santiago.- PATRICIA SANTOS

Juan Gelman, argentino, hijo de ucranios, nacido en un barrio judío de Buenos Aires, exiliado en Italia, España, Nicaragua, Francia, Estados Unidos y México, donde todavía vive, es desde ayer escritor gallego universal. “Algo que me confirma que soy argentino”, bromeó tras recibir la distinción que cada año, desde 2006, otorga la Asociación de Escritores en Lingua Galega (AELG) . Tras varios días en Galicia, en los que dictó conferencias -como la del lunes en A Coruña- y ejerció de invitado de honor de la Cea das Letras, a Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) le tocó hablar de su concepción de la poesía y de su relación con los que buscaron en su país trabajo y libertad.

Gelman no los nombró a todos -“son tantos que llevaría demasiado tiempo”, -, pero sí tuvo un recuerdo para Seoane, Castelao o Lorenzo Varela, así como para los artesanos, obreros, campesinos e intelectuales que desde el siglo XIX fundaron centros gallegos por todo el país. “Todos ellos contribuyeron a la riqueza material y espiritual de Argentina”, aseguró, antes de echar mano de la “morriña futura” de su compatriota Roberto Arlt, que decía comprender la nostalgia del emigrante tras visitar Galicia en los años 30.

Gelman es el segundo latinoamericano distinguido con el premio de Escritor Galego Universal tras Elena Poniatowska, que lo recibió el año pasado. Como la escritora y periodista mexicana, el poeta argentino, de 79 años, sigue escribiendo y opinando sobre un mundo que no deja de preocuparle. “Vivimos una época gris, en un mundo globalizado en el que lo material se impone y el poder intenta manufacturarnos y uniformarnos”, aseguró. En ese mundo, lamenta, no hay mucho lugar para “el difícil menester de la escritura”, y menos para el verso. “La poesía es inútil porque no tiene valor de mercado. Tampoco Saturno lo tiene, pero la poesía está cargada de vida”, defendió.

Cuando en 2007 recibió el Premio Cervantes, algún periodista le hizo la pregunta de rigor Le pidió que definiera la poesía. “Un árbol sin hojas que da sombra”, declaró entonces. La misma frase elegida para titular su discurso de agradecimiento, que pronunció en el Salón Nobre del Pazo de Fonseca ante el presidente de la AELG, Cesáreo Sánchez Iglesias; el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, y la vicerrectora de Cultura de la Universidade de Santiago, Elvira Fidalgo Francisco. Todos resaltaron la dimensión ética y estética de la obra de Gelman. “No escapó a la realidad de su tiempo, aun cuando le expropiaron su patria, sus lugares de amor y de infancia”, recordó Sánchez Iglesias.

La vida del poeta que se hizo la pregunta que respondería Mario Benedetti, otro exiliado universal –¿Y si Dios fuera una mujer? era el verso- explica también la de la Argentina de las últimas décadas. No sólo por ser el poeta vivo más conocido de su país, sino también por sufrir en carne propia las mismas tragedias que otros muchos de sus compatriotas. El exilio y la pérdida de sus hijos y de su nieta, que recuperaría muchos años después, hicieron mella en su carácter y en su obra, a medio camino entre el intimismo y el realismo crítico. Cesáreo Sánchez Iglesias citó al periodista mexicano Carlos Monsivais para explicarlo: “La existencia del horror requiere la poesía”.

En realidad Juan Gelman escribía desde mucho antes del horror, por lo menos el que le tocaría vivir en su familia. Su primera obra, Violín y otras cuestiones (1956) nació a la sombra de su militancia en el Partido Comunista y de la revista Pan duro, que no marcaba fronteras entre poesía y política. El Juan Gelman joven que todavía vivía en Buenos Aires experimentaba entonces con el lenguaje de los suburbios, el mismo de la canción popular. En 1963 vivó la luz Gotán, tango en argot lunfardo, y ya entonces llamaba a resistir (hay que aprender a resistir/ no a irse ni a quedarse/ a resistir). Gelman aprendió a hacerlo: en 1976, tras el golpe que encumbró a Videla al poder, dejó Argentina para comenzar su largo periplo como exiliado. En 1982, poco antes del fin de la dictadura, falleció su madre, y Gelman escribió para ella, entre Ginebra y París, un extenso poema de despedida. Vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo/ ¿por qué no me esperaste un poco más?, se preguntaba el exiliado Gelman.

Argentina reconquistó la democracia, pero el poeta no regresó. En 2007 salió de la imprenta su última obra, Mundar, y a pesar de su longevidad no ha dejado de escribir. Habla de “obsesión” para explicar su apego a los versos, y confiesa que los poemas nunca se le acaban. “No hay palabras gastadas, la poesía es lo que no se puede nombrar”, aventura. Por eso los temas que aún le atormentan -la infancia, el amor, el exilio o la revolución-lo convierten, dice, no en el Dios Poeta de Huidobro, sino “en un mendigo que persigue una magia que no se le da”.

Condenado a 25 años de prisión el último presidente de la dictadura argentina

A Reynaldo Bignone, de 82 años, se le imputa la desaparición de 30.000 personas y el robo de 500 bebés

El País21/04/2010

Reynaldo Bignone, durante el juicio- REUTERS

Un tribunal de Buenos Aires ha condenado a 25 años de prisión al dictador argentino Reynaldo Bignone, el último presidente de la dictadura militar (1976-1983), por delitos de lesa humanidad cometidos en el mayor centro clandestino de detención del régimen de facto, Campo de Mayo. Se le imputa la desaparición de más de 30.000 personas y el robo de unos 500 bebés cuyas madres fueron obligadas a dar a luz en centros de detención clandestinos.

Asimismo, el Tribunal Oral Federal 1 de la localidad de San Martín, a las afueras de la capital argentina, dictó también penas para otros seis imputados: los ex militares Santiago Omar Riveros y Fernando Verplaetsen (25 años de prisión), Carlos Tepedino (20 años) y Jorge García y Eugenio Guañabens Perelló (18 y 17 años, respectivamente), y absolvió al ex policía Germán Montenegro.

En una resolución que fue aplaudida por familiares de las víctimas de la dictadura que presenciaron la lectura del veredicto, el tribunal ordenó además que se revoque la prisión domiciliaria que hasta hoy cumplían Bignone (1982-1983), Tepedino y Guañabens Perelló, quienes ahora deberán ser conducidos a una cárcel común junto al resto de los condenados.

“Estamos felices por las condenas y la decisión de internarlos en una cárcel común, por los 30.000 desaparecidos, por las madres, las abuelas, los hijos, por el pueblo argentino”, afirmó Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo. En la misma línea se pronunció el secretario de Derechos Humanos del país, Eduardo Luis Duhalde, para quien la sentencia es “justa, acorde con los hechos probados”.

Bignone, de 82 años, ha afirmado en su testimonio final ante los jueces que en Argentina se desarrolló una “guerra irregular” en la que las Fuerzas Armadas “tuvieron que intervenir para derrocar al terrorismo”. El dictador, para quien las víctimas de la represión “ni eran tan jóvenes ni tan idealistas”, recurrió a una cita del ex presidente Juan Domingo Perón para justificar la represión y cuestionó las cifras de víctimas del régimen de facto.

Frente a los 30.000 desaparecidos y 500 bebés apropiados denunciados por los organismos humanitarios, Bignone ha asegurado que “no está demostrado” que hubiera más de 8.000 desaparecidos y unos 30 niños robados durante la dictadura.

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Videla cumplirá sus condenas pendientes en Argentina

Un tribunal alemán pide la extradición del dictador Videla

El final de la impunidad en Argentina

Apoyo a Garzón en Latinoamérica

HERNÁN VELA SUBIELA / CARMEN TAGÜEÑA PARGA (Presidenta del Ateneo Español de México) – Buenos Aires, Argentina / México – El País20/04/2010

Soy argentino, vivo en Buenos Aires, soy nieto de españoles, como tantos otros por aquí. En la década de los noventa una fundación pluripartidaria de la que formo parte, organizó un seminario sobre herramientas de lucha contra la corrupción, mal endémico en esta parte del mundo: allí lo conocí, a Baltasar Garzón y su mujer Pilar; pasé tiempo con ellos, tanto en Buenos Aires como en Mar del Plata, junto a mi mujer. Creo, como muchos por aquí, que es un hombre honesto, severo y con agallas. No concuerdo con él en algunos de sus juicios y opiniones, pero eso no me impide respetarlo.

A los españoles, vuestra historia y vuestro presente. Pero si la Falange avanza, el fascismo avanza, y ya deja de ser un tema sólo español. Como escribiera Hemingway: “¿Por quién doblan las campanas? Doblan por ti”.

El Ateneo Español de México, fundado en 1949 por exiliados españoles e intelectuales mexicanos, asiste con estupor a los ataques contra el juez Baltasar Garzón por grupos residuales de la dictadura, apoyados por una derecha anacrónica y antidemocrática y se solidariza con el dolor y la indignación de las familias de las víctimas.

El Ateneo ha sido una tribuna libre y abierta, no sólo a los exiliados españoles, sino a todos aquellos que en México, país de asilo, encontraron refugio contra la persecución y la violación de los derechos humanos.

El juez Garzón pretendía llevar ante la ley a quienes se creían impunes; es incomprensible que ahora él sea enjuiciado por aplicar principios de justicia universal que son avalados por todos los países democráticos, y están en consonancia con los tratados y convenios internacionales sobre la no prescripción de los crímenes contra la humanidad, suscritos por la propia España. El Ateneo Español de México exhorta a quienes tienen en sus manos este caso a que reflexionen sobre las consecuencias de imponer una justicia a todas luces injusta y recapaciten sobre el abismo ético entre aferrase a un pasado innoble o labrar un futuro de dignidad.

Fraga: ‘Sería bo que a Arxentina resolvese os seus problemas’

A Nosa Terra, 15/04/2010

O presidente fundador do PP e senador, Manuel Fraga, afirmou, á mantenta da querela presentada na Arxentina contra o ‘xenocidio’ na Guerra Civil e a ditadura franquista, que no país americano teñen ‘problemas de todas clases’ que deberían solucionar antes de dedicarse aos doutros países.

Manuel  Fraga, senador do PP

Manuel Fraga, senador do PP. César Cebolla/Alfaqui/AGN

“Neste asunto a única resposta pode ser esta: a Arxentina ten problemas de todas clases, sería bo que intentasen resolvelos e non querer resolver os nosos”, afirmou Manuel Fraga en declaracións a Europa Press.

O senador quixo aclarar previamente que mantén “unha gran simpatía e admiración pola Arxentina”, país ao que emigrou parte da súa familia e co que os galegos, engadiu, “sempre tiveron unha relación moi especial”.

Malia e todo, non quixo dicir nada máis sobre a querela, nin sobre a intención de quen a presentaron de solicitar a España a identificación de todos os presidentes e ministros do país entre 1936 e 1977, entre os que se atopa o propio Manuel Fraga.

“Non teño máis nada que dicir. Teñen suficientes problemas na Arxentina como para darlles prioridade sobre este, que non lles afecta”, concluíu o ex presidente da Xunta.

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Manuel Fraga Iribarne (Villalba, Lugo, 23 de noviembre de 1922) es un político español. Fue ministro de Información y Turismo entre 1962 y 1969, durante la dictadura de Francisco Franco, así como vicepresidente del Gobierno y ministro de la Gobernación inmediatamente después de su muerte, entre diciembre de 1975 y julio de 1976, bajo la presidencia de Carlos Arias Navarro. Fundador del partido Reforma Democrática, embrión de Alianza Popular y a su vez del Partido Popular, el principal partido de derecha en España, fue uno de los Padres de la actual Constitución Española de 1978. Líder de la oposición a Felipe González durante los años ochenta del siglo XX, presidió la Junta de Galicia entre 1990 y 2005.

La denuncia sostiene que la Ley de Amnistía no rige fuera de España

M. CEBERIO BELAZA El País15/04/2010

El proceso de Nüremberg contra los criminales nazis aparece citado varias veces en la querella presentada en Argentina para perseguir los delitos cometidos durante la dictadura franquista, y se repite la idea de que de nada valen las amnistías nacionales cuando se producen crímenes atroces contra la humanidad. El escrito hace referencia a varios casos de jurisdicción universal tramitados en España. Si el Tribunal Supremo pudo condenar al militar argentino Adolfo Scilingo, vienen a plantear los querellantes, ¿por qué no va a poder hacer lo mismo Argentina con los crímenes de la dictadura española que aquí no se pueden juzgar?

Aparte de citar convenios internacionales y jurisprudencia de tribunales de derechos humanos, el escrito utiliza la sentencia del Constitucional español de 23 de septiembre de 2005 en relación con el genocidio cometido en Guatemala para reafirmar su competencia. “No sólo no existe prohibición de intervención, ni la misma es facultativa, sino que es obligada la intervención de los tribunales de los distintos Estados en la persecución de crímenes lesivos para la humanidad”, dijo en su día el tribunal.

España hizo lo mismo

La Ley de Amnistía de 1977, según los querellantes, no impide la actuación de la justicia argentina. Sostienen que esta ley preconstitucional tampoco debería ser un obstáculo para que se juzguen en España, pero que, en todo caso, no afecta a la jurisdicción de los órganos judiciales de otros países. “Así lo pusieron de manifiesto los propios tribunales españoles que ejercieron su jurisdicción respecto de crímenes del mismo tenor cometidos en América Latina cuando, con justificación en leyes de impunidad, los tribunales de nuestros países no podían o no querían ejercer su jurisdicción sobre los mismos”, señala el escrito.

Los querellantes defienden, además, que los hechos ya eran delito cuando se cometieron, en virtud de las leyes internacionales, por lo que ni siquiera habría que aplicar normas de manera retroactiva: “Los crímenes atroces cometidos con posterioridad al 17 de julio de 1936, tenían ya, en aquella época, la categoría de actos prohibidos por el ius in bello (derecho de la guerra) e integraban la categoría de crímenes contra las Leyes y Costumbres de la Guerra y Leyes de Humanidad, que como tales identificó la Comisión Multinacional de Responsabilidades, reunida en París el 29 de marzo de 1919″.

La querella en Argentina por crímenes franquistas avala a Garzón

El Nobel de la Paz Pérez Esquivel alerta de la persecución al juez español

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ – Buenos Aires – 15/04/2010

El acto de presentación de la anunciada querella por crímenes franquistas que tuvo lugar ayer por la mañana ante la Cámara Federal de Buenos Aires se convirtió en una muestra de apoyo y solidaridad con el juez Baltasar Garzón, inculpado en España por un delito de prevaricación . La querella ha sido presentada por los familiares de dos víctimas del franquismo, un alcalde asesinado en 1937 y un desaparecido, presuntamente enterrado en una fosa común, y está respaldada por 10 organizaciones de defensa de los derechos humanos y de recuperación de la memoria, autorizadas por la Constitución argentina a presentarse como parte implicada en cualquier demanda por violación de derechos básicos.

El caso ha caído en el Juzgado número 1 de la Cámara Federal, cuya titular es la magistrada Rolmilda Servini de Cubria, lo que no fue recibido con demasiado entusiasmo por los querellantes. La juez Servini es muy conocida en los ambientes jurídicos y políticos argentinos, y ha tenido que hacer frente en su ya larga carrera a varias demandas contra algunas de sus actuaciones profesionales. Tuvo a su cargo la causa denominada Yomogate, donde se acusaba a la cuñada del presidente Menem de lavar dinero proveniente del narcotráfico, y alcanzó popularidad a principios de los noventa al intentar censurar la sátira de un conocido cómico argentino.

Será ella quien decida si acepta la querella presentada ayer, que parte de los dos hechos relatados pero que implica el reconocimiento de la jurisdicción internacional por parte de la justicia argentina. Los querellantes solicitan que se recaben en España los nombres y domicilios de los miembros de los Gobiernos existentes entre el 17 de julio de 1936 y el 15 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones democráticas. La misma solicitud se formula respecto a “mandos de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil, Policía Armada, directores generales de Seguridad y dirigentes del partido Falange Española” en ese mismo periodo. Según los abogados que han preparado la demanda, Beinusz Smukler y Ricardo Huñis, la Ley de Amnistía no puede aplicarse a crímenes que pueden ser asimilados a delitos de genocidio o lesa humanidad, como son, en su opinión, los de la dictadura franquista.

En la conferencia de prensa celebrada a última hora de la mañana de ayer (18.00 hora peninsular española), se hizo hincapié en el respeto profesional que provoca en América Latina el juez Baltasar Garzón. “Alguna vez se ha dicho que las acciones del juez Garzón dañaban la imagen de España en América Latina, pero es precisamente lo contrario. Nunca tuvo España mejor imagen en nuestros países que cuando Garzón abrió sus procedimientos contra los dictadores y torturadores de Chile y Argentina. Es ahora cuando esa imagen favorable está sufriendo, cuando se intenta procesar a Garzón por aplicar tratados internacionales que España suscribe”, explicó el periodista Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales.

El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, presente en el acto, apoyó al juez Garzón y exigió que se continúe la investigación sobre los crímenes cometidos en el franquismo. “No importa que los responsables estén muertos. Lo que importa es la verdad”, aseguró a EL PAÍS. “Toda esta movilización pretende llamar la atención sobre la persecución que está sufriendo el juez”, añadió en medio de los aplausos de los asistentes. Uno de los abogados firmantes de la querella, Ricardo Huñis, aseguró que ya está recibiendo muchas llamadas no sólo de Argentina sino de otros lugares del mundo, en las que descendientes de españoles asesinados durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra preguntan qué pueden hacer para sumarse a esta iniciativa.

El vicepresidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Santiago Macías, expresó su emoción y recordó que el acto coincidía con la fecha de proclamación de la II República. Agradeció a las asociaciones argentinas su defensa del juez Garzón y su voluntad de llevar adelante acciones judiciales contra los crímenes franquistas y solicitó apoyo para lograr que España derogue la Ley de Amnistía. La presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, insistió en la importancia del paso que acaba de darse y recordó la gran acogida que tuvo siempre en España su demanda de justicia para los desaparecidos argentinos.

La nota más emocionante la proporcionó Darío Rivas, de 90 años, hijo del alcalde de Castro de Rei (Lugo) asesinado en 1937, que logró recuperar sus restos en 2005 y que continúa exigiendo justicia. Darío estuvo en el acto, pero fue su sobrina quien leyó un texto en el que se acusa a España de seguir viviendo como en la época de la dictadura y de haber aceptado un pacto de silencio, indigno.

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Texto de la querella presentada en Buenos Aires por genocidio y crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura franquista

Los que piden justicia