Universidad y sindicatos ante el ‘caso Garzón’

ANTONIO ELORZA El País – 13/04/2010

Los medios de opinión de la derecha española han iniciado ya desde hace semanas una campaña contra la posibilidad de que los sindicatos mayoritarios decidan una u otra forma de actuación frente al delirante procedimiento que está a punto de acabar con la carrera judicial de un prestigioso magistrado por el terrible crimen de intentar fijar de una vez las responsabilidades de quienes se sublevaron el 18 de julio de 1936, no sólo para acabar con la democracia, sino para eliminar masivamente a todos aquellos que la defendían. En una palabra, de quienes planearon y llevaron a cabo un genocidio, con más de cien mil ejecutados, amen de desencadenar la Guerra Civil.

Asimismo clamarán ahora contra el hecho de que nuestra Universidad se sume a la iniciativa de UGT y CC OO, olvidando que la Universidad era presentada por el dictador como el centro en que se fraguaba la degeneración de España, en virtud de lo cual muchos universitarios fueron asesinados y/o represaliados. La Universidad fue víctima del genocidio franquista. Es lógico que tome una posición pública frente a aquellos que desde cualquier ángulo y condición traten de frenar la declaración del levantamiento franquista como crimen contra la humanidad y que apoyen a los perseguidos injustamente por intentar una delimitación jurídica de esa responsabilidad criminal, no para ejecutar venganza alguna, sino para que de una vez por todas resulte deslegitimado todo intento de edulcorar la imagen de ese genocidio, en la opinión pública, y sobre todo en la enseñanza.

Tantas o más razones existen para la movilización de los sindicatos mayoritarios (curiosamente la derecha ha callado cuando se han puesto en acción los fascistas, verdaderos grupúsculos sin otra presencia que la reconocida para ellos por la Sala Segunda del Tribunal Supremo).

CC OO no existía en 1936, pero UGT, sí, y de acuerdo con las instrucciones del general Mola, en los documentos previos al 18 de julio e inmediatos a esa fecha que reproducía en su auto el juez Garzón, en tanto que pertenecientes a la izquierda y al Frente Popular, la suerte de sus miembros no debía ser otra de antemano que el pelotón de ejecución. Había que imponer el terror; un simple delito político para la argumentación del juez Varela contra Garzón, como si delito político y plan de exterminio político (y físico, esto Varela lo omite) fueran la misma cosa.

La UGT fue víctima de una condena a muerte extensible a todos sus miembros, y aplicable de forma preferente a todos aquellos que desempeñasen funciones directivas, partiendo del nivel local. ¿Cómo va a permanecer callada ante el intento de destrucción de la justicia que está teniendo lugar?

Y no sólo fue la muerte. A título personal, puedo mencionar el caso de mi padre, Antonio Elorza, que formó parte de la Comisión de la UGT que gestionó la Bolsa de Madrid a partir del 6 de noviembre de 1936. Guardo conmigo su carné, el que conservó hasta el fin de sus días y que hasta bien entrados los 40 le hubiera supuesto muerte. Nunca nadie le acusó de otra cosa. Mantuvo el pago de sus cuotas hasta marzo de 1939 y desde la victoria de Franco, tras salvar la piel permaneciendo escondido como topo durante varios años, perdió su empleo, y no lo recuperó hasta 1976. ¿Cuántos militantes de UGT salvaron la vida, pero vieron destrozada esa vida por el simple haber pertenecido al sindicato?

No es cuestión de venganza, sino de impedir que el mismo tiempo se corra una cortina infranqueable sobre el crimen de lesa humanidad en que consistió el franquismo y sea condenado quien intentó asumir la puesta en marcha de la justicia, siguiendo la estela de Francia, de Italia, de la propia Argentina.

Los autos del juez Varela rezuman incomprensión hacia lo sucedido a partir de julio del 36, animadversión al juez Garzón, perfectamente comprobable a partir de una lectura atenta de sus autos, y rechazo consciente de la pretensión de hacer justicia sobre algo que desde el juicio de Nüremberg debiera tener bien claro todo magistrado. Actuar frente a ellos mediante la ley y ante la opinión pública es, pues, una exigencia democrática.

Antonio Elorza es Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.

Cospedal arremete contra los sindicatos por apoyar a Garzón

UGT y CCOO convocan un acto para defender al magistrado con la presencia de la izquierda política y educativa.- Ian Gibson, sobre la persecución al juez: “es un acto de cobardía que demuestra el miedo terrible a afrontar el genocidio”

NATALIA JUNQUERA El País13/04/2010

El acto de apoyo al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, imputado en tres causas por el Tribunal Supremo, que han convocado hoy los sindicatos UGT y CCOO ha sido tildado por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, de”disparate” y “atentado contra la democracia” que trata de “presionar” al juez Luciano Varela, el magistrado del alto tribunal que ha firmado los autos más duros contra Garzón por investigar los crímenes del franquismo y que, en opinión de la número dos del PP, “ejerce su magistratura de acuerdo con la Ley”.

“Si estuviera afiliada a un sindicato”, ha continuado en una entrevista en Telemadrid, “para mí sería una vergüenza que mis representantes se dedicaran a actuar contra la democracia de esta manera tan absolutamente disparatada”.

El acto tendrá lugar a las 11.30 de hoy en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, y lo inaugurará el propio rector, Carlos Berzosa. Además, asistirán el ex fiscal Anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, el coordinador general de IU, Cayo Lara, y su diputado, Gaspar Llamazares, así como el ex presidente de la Generalitar, Pasqual Maragall, que encabeza el manifiesto Una memoria sin fronteras en defensa del juez.

Antes de comenzar la protesta, el diputado de Izquierda Unida Gaspara Llamazares ha respondido a Cospedal al asegurar que “es un acto democrático y perfectamente lícito en defensa de la honestidad de un juez”. El político asturiano ha acusado a la secretaria general del PP de tener “su propia noción de la legalidad” y ha rematado: “Le encantaría vetar e incluso prohibir todo con lo que no está de acuerdo”.

El propio Berzosa se ha sumado a las críticas a Cospedal al asegurar que “el atentado sería que no pudiéramos celebrar este acto”. El rector de la UCM ha asegurado no entender “por qué Cospedal dice que es un atentado a la democracia que la gente se reúna y exprese libremente”. Además, ha defendido que se celebre en la universidad porque esta debe ser “un foro abierto a la libertad de expresión”.

Por su parte, otro de los asistentes al acto, el historiador Ian Gibson, ha asegurado que la persecución que sufre Garzón es un “acto de cobardía que demuestra el miedo terrible a afrontar el genocidio”.

Con esta convocatoria, se inicia una serie de movimientos en apoyo de Garzón que encabezará la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y otras asociaciones de memoria, que convertirá la Facultad de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense, en el número 29 de la madrileña calle de San Bernardo, en una especie de cuartel general desde el que defenderá al magistrado y su causa contra el franquismo.

A partir de esta tarde, y en principio hasta el día 22, cuando está previsto que se reúna el Consejo General del Poder Judicial para estudiar la posible suspensión del juez, el recinto académico acogerá conferencias sobre la memoria histórica, testimonios de familiares de víctimas y la proyección de varios documentales sobre los crímenes de la Guerra Civil y la dictadura.

Entre otras actividades, está previsto que familiares de desaparecidos y fusilados lean en voz alta el auto del 16 de octubre de 2008 por el que el juez Garzón se declaró competente para investigar los crímenes del franquismo. También se procederá a recoger firmas en apoyo del magistrado.