“La Guerra Civil en Asturias la hicieron los obreros”

La asociación Todos los nombres recopila los nombres de 20.500 víctimas de la represión franquista en Asturias

Foto de archivo de una fosa común en Villamediana, Palencia. MÓNICA PATXOT

HENRIQUE MARIÑO – Público – 06/03/2010 21:30

“No se trataba de un ejército regular sino de grupos de obreros que salieron a morir sólo para luchar por la legalidad vigente. Murieron en combate pero no llegaron a ser soldados”. Luis Miguel Cuervo hace el recuento de las víctimas de la represión franquista en su tierra y le salen unas 35.000 personas. De ellas, 20.500 ya están recogidas en Todos los nombres de Asturias, un proyecto surgido hace tres años que pretende recuperar las identidades de los  represaliados por el Franquismo, pero también de los caídos en la lucha que cita al principio.

Un mero repaso de los nombres desvela precisamente que muchos fallecieron en combate, pero Cuervo insiste en que son tan víctimas como los paseados, los ajusticiados o los que dieron su último haliento entre rejas. “La Guerra Civil en Asturias la hicieron los obreros”, asegura el presidente de la asociación homónima responsable de la recogida de los datos, que en su día se personó como acusación particular en la causa del juez Baltasar Garzón contra el franquismo por crímenes contra la humanidad.

La iniciativa —que se ha extendido a otras comunidades como Andalucía o Galicia, con su trabajo Voces e Nomes— recopila sus nombres y apellidos, edad, estado civil, profesión, nombre de los padres, lugar de nacimiento y residencia, fecha de la defunción y causa de la muerte. “La web nació con 5.000 nombres y ahora llevamos más de 20.000″, explica Cuervo, aunque todavía faltan por añadir los de muchas víctimas, así como completar las fichas existentes. “En total, al margen de las cifras recogidas, calculamos que en total hubo más de 17.000 muertos en combate, 4.000 ajusticiados despues de ser sometidos a la farsa de los juicios franquistas (consejos de guerra, agarrotados o fusilados) y 12.000 paseados. Además, otras 2.000 personas perecieron por sus malas condiciones de vida en campos de trabajo, cárceles y batallones de trabajadores”.

– Empezaron con 5.000 nombres y enviaron unos 17.500 a Garzón. ¿Cuántos esperan recopilar?

– Ahora tenemos 20.500, aunque nacimos con 5.000. Nos falta muchísimo, porque calculamos que hubo 35.000 víctimas. Hablamos de gente muerta en Asturias (nacida aquí o fuera) y de asturianos muertos en otras regiones españolas y en el extranjero.

– Al contrario que el estudio realizado en Galicia, que sólo recoge a los represaliados, ustedes incluyen a los muertos en combate.

– En Galicia no hubo Guerra Civil. En Asturias, sí, y duró 15 meses. Los órganos de poder y el Ejército quedaron en manos de los sublevados. Entonces hubo muchos obreros que salieron a defender a la República y murieron. Les hicieron frente, pero no eran militares sino milicias populares que defendían la legalidad vigente. No sería justo dejar fuera a la gente normal, que estaba en su casa tan tranquila y decidió proteger el régimen establecido.

– ¿Cómo se vivió el alzamiento nacional?

– Asturias tuvo que soportar una invasión desde Galicia y desde León. Fue parada por grupos de obreros, que sitiaron Oviedo, donde estaba concentrado el Ejército, y los cuarteles militares de Gijón. Los obreros hicieron un cerco en la capital durante 15 meses y conquistaron los cuarteles de Gijón, hasta que Franco se hizo con el poder. Pero nuestro estudio no se queda en esa época: llega a la Segunda Guerra Mundial y abarca a los que fallecieron en los campos de concentración nazis.

– Entre las víctimas en combate, además de los obreros, ¿no hubo militares?

– Los fieles a la República serían un puñado, unas pocas docenas. Más que nada, unos 150 guardias de asalto de Gijón y unos 250 carabineros que estaban por la zona de la costa, que fue fiel a la Republica. Y algunos comprometidos con ella, claro.

– ¿Tienen cifras de los desaparecidos?

– Hay dos tipos. Por una parte, los paseados, asesinados y enterrados en fosas comunes. Son unos 7.000 y, sólo en Gijón, hay 2.000 personas en una única fosa común; en la del cementerio de Oviedo, 1.400; en la de Turón (Mieres), 500; en Grado, 500, y luego hay cientos de ellas en Asturias. Por otra, habría que añadir que, cuando se desmorona el frente de Asturias, pasan por las armas a cientos de milicianos en las trincheras, que son tapados con tierra allí mismo. Las trincheras se van utilizando a lo largo de la represión franquista como fosas comunes. Se aprovechan para no tener que cavar.

– ¿Cómo surgió el proyecto, el primero en España, según ustedes?

– Empecé buscando datos familiares hace bastantes años. Cada vez que encontraba con algún fallecido, cogí la costumbre de apuntarlo. Cuando me di cuenta, tenía cientos de informaciones de personas fallecidas. La denominación Todos los nombres se va extendiendo y, ahora mismo, hay iniciativas similares en Andalucía, Valladolid, Galicia, Catalunya… Tenemos socios en toda España, alrededor de un centenar, así como una delegación en Francia, compuesta en su mayoría por descendientes de asturianos.

– ¿Cuándo darán por terminado su trabajo?

– Falta la última fase, cuando las familias completan la base de datos. Por ejemplo, una persona entra en la web, ve que en la ficha de su abuelo no consta el sitio donde nació y nos manda todo lo que falta. Nos está escribiendo bastante gente y, cuando lo completemos dentro de unos meses, publicaremos el listado en papel. Editaremos un libro a precio de coste para que pueda ser consultado por la gente mayor que no accede a Internet.

“Querido abuelo, vamos a enterrarte con la abuela, tu esposa”

Las familias de 15 presos que murieron de hambre en una cárcel franquista reciben sus restos en un emotivo acto en el Ateneo

NATALIA JUNQUERA – El País – 06/03/2010

Imagen aérea de la fosa común de Valdenoceda, Burgos

Foto: Imagen aérea de la fosa común de Valdenoceda, Burgos- ARANZADI

“Querido abuelo: gracias por ser como fuiste. Yo quisiera ser como tú. Te llevamos con la abuela, tu esposa”, anunció, emocionado, el nieto de uno de los hombres que falleció en el penal franquista de Valdenoceda (Burgos), Alfonso de la Morena Prado, al recoger un pequeño féretro cubierto con la bandera republicana, con sus restos.

Ha ocurrido en el Ateneo de Madrid este sábado por la mañana, lleno hasta la bandera de familias enteras que lloraban de emoción al celebrar algo que otras muchas llevan años intentando y pocas han conseguido: recuperar los restos de sus seres queridos desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo para enterrarlos con sus esposas y madres.

Así fueron subiendo a por su pequeño ataúd hasta 15 familias de presos, que tras recoger los restos, corrían a abrazarse al hombre cuya cabezonería ha permitido celebrar el acto de hoy, José María González, nieto de una de las víctimas, que en 1997 comenzó a investigar el paradero de su abuelo para cumplir el deseo de su padre y dio con el solar donde yacían, en Valdenoceda, 153 presos a los que habían dejado morir de hambre y frío. “La primera vez que hablé de exhumación me dijeron que estaba loco”, ha recordado esta mañana. “Me enorgullece que hayamos quitado la etiqueta de desaparecidos a 15 personas”. González fundó una asociación y comenzó a buscar a familiares. En 2007 arrancaron los trabajos de exhumación, que recuperaron los restos de 114 presos y empezaron a buscar a sus descendientes. Los 15 féretros entregados hoy corresponden a los cuerpos que han podido ser identificados al cotejar los restos con los de sus familiares.

Al acto ha asistido uno de los pocos supervivientes de aquel penal, Isaac Arenal, que lloró emocionado al entregar a sus familias los restos de alguno de sus compañeros. “Aquello era una prisión de exterminio, donde mandaban a los presos a morir. Recuerdo cuando trajeron a los compañeros de las brigadas internacionales, unos 15 y los colocaron en fila, desnudos, en el patio…”

En este caso, a diferencia de la mayoría de las fosas del franquismo, junto a los restos humanos no han aparecido balas o casquillos, porque en Valdenoceda los asesinos no mataron, dejaron morir a sus víctimas. Los responsables de la prisión obligaron a los presos a enterrar a sus compañeros. El antropólogo forense Luis Ríos explicó que lo hicieron en cajas y con sus escasas pertenencias: un lápiz, una goma de borrar, un anillo… a un metro de profundidad y en un solar fuera del cementerio del pueblo. Cuando en 1989 la parroquia del pueblo adquirió el solar para ampliar el cementerio, al menos 39 de los 153 reclusos que habían sido inhumados en este terreno fueron sepultados por nuevos enterramientos. La Agrupación de Familiares y Amigos de Fallecidos en el Penal de Valdenoceda negocia ahora con los familiares de esos fallecidos para tratar de rescatar los restos de los 39 presos.

De hecho, aunque este sábado se hayan entregado los restos de 15 personas, en realidad han sido identificados genéticamente 16. Pero la familia de David Ruiz no ha podido recibir sus restos porque una sepultura posterior ha impedido recuperarlos completamente. También se ha identificado con estudios antropológicos a otros diez reclusos, sin descendientes conocidos.

Durante el acto se han mostrado algunos dibujos de Ernesto Sempere, un preso que sobrevivió al penal y falleció en 2007, justo antes de que empezaran los trabajos de exhumación. En sus memorias escribió: “Mis mejores sueños eran siempre con pan. Soñaba con pan. ¿Cuánta hambre puede tener una persona para que sus mejores sueños sean un simple trozo de pan?”.

Hubo agradecimientos para el Gobierno central, que ha concedido dos subvenciones para la exhumación y los análisis de ADN; para el alcalde de la localidad, Ángel Arce, muy implicado en los trabajos; y para los ayuntamientos de los lugares de procedencia de las víctimas (Arratxu, en Vizcaya, Campillo de Llerena, en Badajoz, Alcolea de Calatrava, en Ciudad Real y Alcalá la Real, en Jaén) que les ayudaron económicamente. También, un recuerdo constante al juez Baltasar Garzón, que quiso investigar los crímenes del franquismo: “Este es un acto de homenaje al pasado, y también de crítica al presente”, ha declarado el presidente del Ateneo, Carlos París. “Porque todavía, ante el intento de hacer justicia a la historia, hay fuerzas que se oponen a ello, como muestra la persecución del juez Garzón. España todavía no se ha liberado de la mentalidad que el franquismo pertrechó”.

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Lista de fallecidos en Valdenoceda

El franquismo enterró a 349 niños en la fosa de Málaga

Se trata de la mayor tumba de la Guerra Civil exhumada hasta hoy

Foto: Uno de los cadáveres exhumados del cementerio de San Rafael, en Málaga. – LAURA LEÓN

M.FERNÁNDEZ / A. MUNÁRRIZ – Público – 04/03/2010 11:16

La fosa común de Málaga, de la que han sido exhumados restos de 2.840 personas, acogió los cuerpos de 349 niños muertos de hambre, enfermedades o heridas. Así lo recoge el informe de la excavación de las ocho fosas y el patio civil del cementerio de San Rafael, el mayor enterramiento de la Guerra Civil y la represión abierto hasta hoy.

La cifra de 349 niños se refiere a críos menores de diez años, según la Consejería de Justicia. Murieron la mayoría en 1937 y en años inmediatamente posteriores.

No siempre eran descendientes de enterrados allí. Bastaba con que fueran hijos de quienes eran rojos a ojos de los rebeldes, que los inhumaban en la fosa sin apenas control. “Un niño que iba a la cárcel con su madre, si moría de hambre o tifus, iba allí. Uno muerto en un bombardeo, también”, explica una fuente de la investigación. Más de un tercio de estas víctimas infantiles (132) estaban en el sector 8, donde abundan las inhumaciones en féretro de cuerpos llegados desde la prisión provincial.

Aparte de los 349 niños, se han exhumado cadáveres de 1.138 hombres y 89 mujeres. Del resto de cuerpos (1.262 más), no se determinó el sexo. Hasta el momento, sólo se ha identificado a una persona. Ahora está abierto el plazo para que las familias que creen tener familiares allí den ADN a la Universidad de Málaga. Más de 200 ya lo han hecho. Se prevé que se sumen otros dos centenares más. La cal viva dificultará las identificaciones.

Dos décadas de exterminio

En el cementerio, hay registrados 4.471 entierros en la fosa común. Es decir, faltan 1.631 cadáveres por exhumar. Existen hipótesis, no certificadas, que sugieren que hubo traslados a otros lugares, como el Valle de los Caídos. La Asociación contra la Memoria y el Olvido -promotora de la exhumación en la que ha participado la Junta, el Gobierno y el Ayuntamiento- pretende que se construya un panteón con todos los huesos y una placa con los 4.471 nombres

Según el informe, los cuerpos fueron enterrados entre febrero de 1937 y mayo de 1957. Se trató de un “exterminio seleccionado durante dos décadas”. La mayoría fueron disparos en el pecho. Abundan los tiros de gracia con arma corta. Hay individuos golpeados con objetos contundentes. Muchos eran arrojados de tal forma que quedaban “en posiciones extremas”. La mayoría tenía “entre 20 y 40 años”.

Los enterrados en las seis primeras fosas fueron fusilados en la primera mitad de 1937. Los del sector 7, a partir de entonces. En el Patio Civil, eran sepultados los no creyentes y los suicidas. “Solían estar maniatados con alambres”, explica el director de los trabajos, Sebastián Fernández.

1.850 fosas en el primer mapa de la tragedia

Ocho autonomías cuentan cómo buscan enterramientos de la Guerra Civil

NATALIA JUNQUERA El País04/03/2010

Gráfico: Fosas de la Guerra Civil señaladas por las ocho comunidades que participan en el mapa elaborado por el Gobierno

Más de 70 años después del fin de la Guerra Civil, aún quedan en España miles de fosas comunes en las que yacen decenas de miles de víctimas. El único censo nacional de desaparecidos que existe, el que las asociaciones de familiares llevaron al juez Baltasar Garzón en octubre de 2008, tiene 133.708 nombres. Para elaborar un mapa de fosas y cumplir uno de los artículos de la Ley de Memoria Histórica (2007), el Gobierno pidió ayuda a las comunidades autónomas, pero sólo ocho, todas gobernadas o cogobernadas por socialistas, han firmado un convenio para facilitar al Ejecutivo datos de las localizadas en su territorio. El objetivo es que ese rastro de la tragedia se pueda consultar en una web en el futuro.

La mayoría de estas comunidades llevaba ya tiempo trabajando en ese mapa y algunas, como Cataluña o Aragón, desde mucho antes de que existiera la Ley de Memoria. Todas se están apoyando en el trabajo de las asociaciones de víctimas y en equipos de las universidades que financian con su presupuesto autonómico.

– Cataluña no delega. La Generalitat presentó en 2008 un primer mapa con 179 fosas, a las que han ido añadiendo más, hasta 244, aunque, de momento, sólo 89 han sido confirmadas. La estimación del número de víctimas en esta comunidad asciende a 9.000. María Jesús Bono, directora general de Memoria de la Generalitat, explica que por la evolución del conflicto, la mayoría son fosas de soldados republicanos. “Pero a diferencia del resto del Estado, las primeras fosas que hay en Cataluña son fosas de la represión republicana”. Han recibido 32 peticiones de exhumación o dignificación de enterramientos clandestinos. “La gran diferencia aquí es que la Generalitat no delega la responsabilidad en víctimas o asociaciones, sino que asume los trabajos de localización y exhumación y su coste”, explica. Cataluña cuenta, además, con un registro de desaparecidos de la guerra que tiene ya 3.400 nombres y destinó 11 millones de euros a proyectos de memoria histórica entre 2005 y 2009.

– Aragón: las fosas son yacimientos arqueológicos. Su mapa de fosas arrancó en 2006. Ya han localizado 519, que dividen en seis categorías, según las víctimas: “De la represión rebelde” (247); “de la represión republicana” (119); “militares” (restos de soldados fallecidos en combate: 119); “de combates o bombardeos” (9); “relacionadas con la lucha guerrillera” (17) y de “tipología especial” (8). Para elaborar el mapa, según explica una portavoz, el Gobierno aragonés recogió documentación de historiadores y asociaciones y envió a un equipo de técnicos a 1.150 localidades -entre ellas, una treintena de pueblos ya deshabitados-, para buscar testimonios. Esta comunidad es una de las pocas con su propio protocolo de exhumación. Y la única que considera las fosas “yacimiento arqueológico”, lo que las preserva de, por ejemplo, las obras.

– País Vasco: equipo pionero. El Gobierno de Euskadi ha localizado 53 fosas. Trabajan mano a mano con la sociedad de ciencias Aranzadi, a la que pertenecen los arqueólogos y forenses que han participado de forma altruista en la mayor parte de las fosas que se han abierto en España desde 2001. Inés Ibáñez de Maeztu, directora de Derechos Humanos del Gobierno vasco, explica que las asociaciones de familiares juegan “un papel muy importante a la hora de aportar información” y que “pese a las estrecheces económicas” siguen subvencionando proyectos de recuperación de la memoria “como una forma de acabar con el silencio, el olvido y la indiferencia”.

– Extremadura: comisario por la memoria. Esta comunidad empezó a buscar a sus desaparecidos de la guerra en 2003. Ha localizado 172 posibles fosas en las que calcula que puede haber restos de 241 víctimas. “La relación de represaliados tiene alrededor de 12.000 nombres, pero hay otra represión no escrita, que requiere una investigación pueblo a pueblo. Lamentablemente, cada vez tenemos menos testimonios orales de primera mano: el que enterró los cuerpos, el que vio cómo los enterraban… ya ha muerto”, explica Cayetano Ibarra, comisario de la memoria histórica en Extremadura. “Además, hubo quien, a finales de los 70, por miedo, se deshizo de los restos de fosas en fincas de su propiedad”.

– Andalucía: nadie se atreve a dar una cifra de víctimas. Tiene, como Extremadura, la figura del comisario de la memoria, y un inventario de 595 fosas, la mayoría (118) en Huelva. Los expertos no se atreven aún a dar una estimación de la cifra de víctimas.

– Asturias y Cantabria: alianza con la Universidad. En Asturias se han localizado 267 fosas desde 2003. Una profesora de historia contemporánea de la Universidad de Oviedo coordina los trabajos de investigación, para los que ya han previsto 30.000 euros. El Gobierno cántabro ha contratado a un equipo de la universidad para que corrobore la información que ha recibido de ayuntamientos, asociaciones y particulares sobre posibles ubicaciones de fosas.

– Castilla-La Mancha: empezando. Aún no aporta cifras, pero el Gobierno castellano-manchego ya ha comenzado a trabajar en el mapa de fosas reuniéndose con asociaciones de memoria.

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Unidad al pie de la mayor fosa común

Andalucía abre la puerta del horror

Más de 200 familias han dado ADN para identificaciones en la fosa de Málaga, la más grande abierta del franquismo, de donde han salido 2.840 cuerpos

Foto: Aspecto de la fosa en el cementerio de San Rafael en Málaga.

ANGEL MUNÁRRIZ – Público – 03/03/2010 10:59

Más de 200 familias han dado ya muestras de ADN para intentar identificar restos de familiares que creen enterrados desde la Guerra Civil en el cementerio de San Rafael, en Málaga. Así lo explica a Público Francisco Espinosa, miembro de la Asociación contra el Silencio y el Olvido y uno de los impulsores de la exhumación de esta fosa común, una de las mayores de la guerra abiertas hasta hoy y ejemplo sangrante de la crudeza de la represión franquista.

La Consejería de Justicia de Andalucía, el ayuntamiento y el Gobierno, que han colaborado durante los tres años de exhumación financiando los trabajos a través de la Asociación contra el Silencio y el Olvido, presentarán este miércoles el informe final de los trabajos en el Museo Picasso de Málaga.

“Es una de las fosas más grandes de Europa Occidental. Representa los terrores y tragedias de Andalucía”, explicó a Público el viernes Begoña Álvarez, consejera de Justicia. El informe recoge, según Álvarez, “con qué crueldad se mataba, intentando no dejar rastro, a veces trasladando los cuerpos a otros lugares”.

De la fosa han salido restos de 2.840 cuerpos, arrojados a las fosas del cementerio desde febrero de 1937. Actualmente estos restos exhumados son custodiados en cajas en el Parque Cementerio Municipal de Málaga. Desde que se abrió el plazo para dar muestras “poco antes de Navidad” -explica Espinosa-, 200 familias de Málaga y provincia han aportado ADN -saliva y sangre, fundamentalmente- al Departamento de Medicina Legal y Forense de la Universidad de Málaga, que intentará realizar las identificaciones.

Se trata sobre todo de hijos y nietos, en ocasiones más de uno por familia. Espinosa afirma que “durante los próximos tres meses” la asociación intentará contactar con familias interesadas en el resto de España. “Hemos contactado con gente en Catalunya, Galicia, Castilla León y más zonas de España. Seguro que ahora, que esto saldrá en los medios, nos llamará gente. Estamos abiertos a ayudar a todos”, explica. La perspectiva es que más de 400 familias acaben dando muestras de ADN.

La identificación será difícil por el número de cuerpos y por la acción de la cal sobre los restos. “Echaban cuerpos, luego cal, cuerpos, luego cal otra vez… Y así”, ilustra Espinosa.

Colaboración institucional

Los trabajos en Málaga han sido un ejemplo de colaboración institucional, como destacan tanto la consejera Álvarez (PSOE) como Carolina España, portavoz del Gobierno local (PP). “Esta fosa es un ejemplo de lo que nunca debe volver a ocurrir”, explica España a Público. La portavoz no entra en si hay “diferencias” entre la postura del Ayuntamiento sobre memoria histórica y la que tienen dirigentes del PP que opinan que abrir fosas es reabrir heridas.

A su juicio, la fluidez de la cooperación se debe “al trabajo de la asociación, que no ha politizado el tema y ha hecho las cosas sin que estén todo el día en los medios”, explica. “Creo que, en asuntos como éste, es más importante hacer las cosas que darles publicidad”, dice.

Un panteón para albergar los restos

Los restos que sean identificados serán entregados a las familias, que podrán darles sepultura donde lo deseen. La Asociación contra el Silencio y el Olvido pretende que un panteón albergue todos los huesos y que se construya un parque de la memoria. La idea gusta al gobierno local de Málaga, en manos del PP.

El arte hurga en la memoria

El Reina Sofía y la galería Off Limits combinan vídeos de artistas y recuerdos de ciudadanos para reinterpretar la historia reciente

PABLO DE LLANO El País02/03/2010

Foto: página web de Virginia Villaplana

El verbo exhumar tiene un sentido material, desenterrar un cadáver, y otro figurado, sacar a la luz algo olvidado. Se estima que en España hay más de 100.000 cuerpos de combatientes y represaliados de la Guerra Civil bajo tierra, pero no hay medida de las experiencias que cada individuo calló durante la era franquista y que sus descendientes barrieron a una esquina de la casa. Ésta es la materia prima de un ciclo que contrasta las formas oficiales de la memoria histórica con análisis alternativos y recuerdos familiares: El instante en la memoria. Narrar la historia, dirigido por la artista Virginia Villaplana (París, 1972) en el museo Reina Sofía y la galería Off Limits.

“No es un proyecto sobre la historia, sino sobre las maneras de contar la historia”, afirma Villaplana. En el plan que la artista articula entre los dos centros, caben desde reflexiones sobre la posguerra hasta análisis del tiempo de cambio democrático, unidos por un criterio común: abrir la interpretación del pasado a juicios artísticos y subjetivos, ajenos a la oficialidad.

Una de las actividades, desarrollada del lunes al viernes de la semana pasada, consistió en dialogar sobre imágenes de álbumes familiares de los años setenta. Villaplana organizó en el Reina Sofía un taller con 16 ciudadanos nacidos en esa década, y a principios de los años ochenta, para intentar buscar el trasfondo histórico y personal de los documentos.

“Arañando en aquellas imágenes hemos comprendido la época, y, en parte, reconstruido nuestra identidad”, explicó el viernes Marta Rodríguez, nacida en Galicia en 1971. En las fotos de cuando eran niños se veían iglesias de fondo, chiquillos graves en traje de comunión, familias vestidas de domingo. “Con este ejercicio se nos cayó el mito de cambio de la Transición y entendimos que nuestra infancia también fue un tiempo de continuidad con el pasado”, explicó otro participante, Curro Corrales, madrileño de 25 años, el más joven del grupo.

El resultado del taller, un mural de la memoria que mezcla los distintos álbumes familiares, estará expuesto desde mañana en la galería Off Limits. Aquí se puede ver otra de las piezas del ciclo, El instante de la memoria (2007), una investigación de Villaplana sobre una fosa común del cementerio de Valencia en la que hay cuatro familiares suyos enterrados y que el Ayuntamiento pretendió recubrir con nuevos nichos, aunque dio marcha atrás por una denuncia de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, según relata la artista.

Villaplana exhibe en la galería las fotografías que hizo del lugar, expuestas con la misma modestia y hondura poética de su abandono, y el vídeo de una emotiva entrevista a un matrimonio de guerrilleros valencianos de la posguerra.

El tercer elemento del ciclo es la serie de vídeos documentales y conferencias de artistas que se celebra en el Reina Sofía. “La intención es cuestionar la narración clásica de la Transición, que subraya el papel que representó la clase política y obvia al otro sujeto de la historia: el movimiento obrero, las asociaciones de vecinos, las feministas, los gays, las lesbianas”, describe Villaplana.

Foto: Página web de María Ruido

El Plan Rosebud (I y II), de María Ruido (Ourense, 1967), un documental premiado el año pasado por el Festival de Cine Independiente de Nueva York, analiza las “políticas de la memoria”, como dice Ruido, profundizando en la utilización turística de la historia bélica, desde los tours por las playas del desembarco de Normandía hasta la apertura al público de San Simón, un islote de la ría de Vigo que ha sido hogar de huérfanos de marineros, casa de leprosos y cárcel de perdedores de la Guerra Civil. Y hurga en la Transición: “Nuestra generación quiere ver más allá del relato oficial del paso del franquismo a la democracia y saber que ahí no está toda la verdad, que la memoria hegemónica no es la única que existe”, razona la artista.

Ruido analiza el discurso del cambio político en documentales y películas de aquella época, como se hace en el vídeo No haber olvidado nada (1997), proyectado el sábado pasado, un “desmontaje”, en palabras de sus autores, de la serie televisiva sobre la Transición de la periodista Victoria Prego. Uno de los creadores de la pieza, Marcelo Expósito (Puertollano, 1966), detalla su objetivo: “Se trata de cuestionar la muerte de Franco como la separación absoluta de la dictadura y la democracia. Prego muestra en un capítulo la muerte de Franco y en el siguiente la coronación del Rey. Pero los hechos no fueron así: Franco murió, el Rey fue coronado por las Cortes franquistas y asistió, ya como rey, al entierro del dictador”.

Foto: de la película No haber olvidado nada

Esta colaboración del Reina Sofía con la galería Off Limits lleva al terreno artístico y de las percepciones singulares el debate sobre la memoria histórica, no tanto para negar la versión política o académica como para reivindicar la reflexión personal. “Seguimos desconociendo muchos aspectos de la historia del franquismo, y creo que hay una necesidad de pensar sobre aquello desde el presente”, sostiene Villaplana. “Ha sido demasiado tiempo de silencio”.

Los hitos

Vídeos. El Reina Sofía ofrece hasta el 20 de marzo, cada sábado, un vídeo sobre la memoria histórica, que trata asuntos como la Transición (Plan Rosebud I y II, María Ruido) o el exilio a Rusia de los niños de la zona republicana (Abanico rojo, Pedro Ortuño, y La tierra de la madre, José A. Hergueta y Marcelo Expósito).

– Exposiciones. El instante de la memoria, estudio de la artista Virginia Villaplana sobre una fosa común, con fotografías del lugar, se exhibe en la galería Off Limits. La artista hace visitas guiadas hasta el 20 de marzo. Hasta esa fecha también se expone un mural de álbumes familiares de la Transición.

Entrevista. En la galería Off Limits se puede ver el vídeo de la conversación entre Villaplana y dos ex guerrilleros, Remedios Montero (Celia) y Florián García (El Grande).

Varela da entrada a la Falange en el juicio a Garzón

J. M. L. El País20/02/2010

El juez del Tribunal Supremo Luciano Varela, instructor de la causa abierta al magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por investigar los crímenes del franquismo, ha fijado una fianza de 6.000 euros a Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista) para ejercer la acción popular “en defensa del derecho al honor de nuestro movimiento y sus miembros”, como proclaman. El instructor del Supremo ha fijado la fianza casi seis meses después de que Falange presentara su querella.

Varela fijó fianza de 6.000 euros al pseudo sindicato ultraderechista Manos Limpias y después hizo una rebaja del 50% a la también querellante Libertad e Identidad, cuya fianza dejó en 3.000 euros al tener que actuar bajo la dirección letrada del primer querellante.

El juez instructor del Supremo accede a que la Falange actúe con una representación letrada independiente, por lo que vuelve a elevar la fianza a 6.000 euros. Esta última decisión de Varela vuelve a perjudicar a Garzón, cuya defensa tendrá enfrente a dos acusaciones distintas en vez de una. El auto del instructor tampoco aclara si Garzón tendrá que defenderse de un supuesto delito de calumnias al que apunta la querella de Falange, además del de prevaricación que ya le ha atribuido el propio Varela.

Garzón y los crímenes del franquismo en The Sunday Times

The Sunday Times – March 1, 2009

Spain’s stolen children

During General Franco’s reign, tens of thousands of children were taken from their families, handed over to fascist sympathisers and brainwashed. Now growing old, they are fighting to discover the truth about their past before it’s lost for ever. By Christine Toomey. Photographs: Clemente Bernad

Barcelona (Spain). 2009. Trinidad Gallego shows a photograph of her with her mother and her grandmother, all of them imprisoned.

The only memory that Antonia Radas has of her father has haunted her as a recurring nightmare for nearly 70 years; it is the moment of his death.

Antonia is a small child in her mother Carmen’s arms. Both are looking out through the refectory window of a prison where Carmen’s husband, Antonio, is being held. They see him lined up against a courtyard wall. Shots ring out. Antonia sees a red stain burst through her father’s white shirt. His arms are in the air. Another bullet goes straight through his hand.

After that Antonia believes she and her mother must have fled the prison. But Carmen and her two-year-old daughter were soon arrested. They had been arrested before. That was why Antonio had given himself up, thinking this would guarantee their freedom. But they were the family of a rojo or red — a left-wing supporter of Spain’s democratically elected Second Republic, crushed by General Francisco Franco’s nationalist forces during the country’s barbarous 1936-to-1939 civil war. As such they would be punished. These were the years just after the war had finished, and the generalissimo’s violent reprisals against the vanquished republicans were in full flow.

Antonia is now 71 and living in Malaga. Her memories of much of the rest of her childhood are clear, and many of them happy. “I was raised like a princess. I was given pretty dresses and dolls, a good education, piano lessons,” she says.

It is only when I ask what she remembers about her mother, Carmen, from her childhood that Antonia’s memory once again becomes sketchy. “I remember that she was thin and she wore a white dress. Nothing else. I didn’t want to remember anything about her,” she says with a steely look. “I thought she had abandoned me.”

This is what the couple who raised Antonia told her when she came home from school one day when she was seven years old, crying because another child had said that she couldn’t be the couple’s real daughter since she did not share their surnames. “They told me that my mother had given me away and that my real family were all dead. They said they loved me like a daughter and not to ask any more questions. So I didn’t.”

By then a culture of silence and secrecy had descended on the whole of the country, not just the south where Antonia grew up. These were the early years of Franco’s dictatorship, when loose talk, false allegations, petty grievances and grudges between neighbours and within families often fuelled the blood-letting that continued long after the civil war had finished. In addition to the estimated 500,000 men, women and children who died during the civil war — a curtain-raiser for the global war between fascism and communism that followed — a further 60,000 to 100,000 republicans were estimated to have been killed or died in prison in the post-war period.

Even after Franco’s death in 1975, after nearly 40 years of fascist dictatorship, few questions were asked about the events that had blighted Spain for nearly half a century. To expedite the country’s transition to democracy, the truth was simply swept under the carpet.

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The Sunday Times – October 26, 2008

Spain stirs its civil war ghosts

A bid by families to exhume Franco’s victims is creating new conflict

Matthew Campbell

Both her sisters disapprove and her daughter is unenthusiastic, but that has not stopped Nieves Galindo from pursuing her unusual quest: she wants to exhume the remains of her grandfather, a victim of the Spanish civil war.

This jovial, 49-year-old council worker is by no means alone. More and more Spanish families have joined an increasingly energetic movement to unearth the bodies of relatives executed decades ago by General Francisco Franco’s death squads.

Conservatives complain that digging up the past will only reopen old wounds, creating more conflict. Galindo believes that the opposite is true.

“It will help to close our wounds,” she said last week in the flat she shares with a Siamese cat and her husband in Baides, a sleepy village 100 miles northeast of Madrid. “Only by coming to terms with the past and understanding what happened, and to how many people it happened, can we move on as a country.”

The recent decision of Baltasar Garzon, a popular judge, to order an investigation into the disappearance of 114,000 people during the civil war and Franco’s ensuing dictatorship appears to have encouraged families all over the country to apply for help in locating the graves of executed relatives.

Already about 170 graves have been investigated and thousands of victims’ remains have been returned to their families in the past few years.

“It’s a movement of grandsons and granddaughters,” said Marcos Ana, 89, a communist poet known as the “Spanish Mandela”, because he spent 23 years as a political prisoner under Franco after being arrested when he was 16.

“It is time to end the silence of the tomb,” he said in his apartment, dominated by a photograph of Che Guevara, the revolutionary. “The next generation must know what happened so that it does not happen again.”

Not everyone subscribes to that view. Garzon, famous for his pursuit of Basque terrorists and Latin American dictators, has been accused by conservatives of playing with fire by launching a case against Franco, who ruled Spain for 36 years until his death in 1975. Besides Franco, Garzon has accused 34 former generals and ministers of crimes against humanity between 1936 and 1951. They are dead, but many Spaniards are worried about how far the “super-judge”, as they call him, could go.

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595, inventario oficial de fosas

La Junta concluye el mapa de las tumbas sin nombre del franquismo y la guerra. Los historiadores no se atreven a aventurar el número de cadáveres de las fosas

ISABEL PEDROTE El País08/02/2010

595 es el número oficial de las fosas comunes de la Guerra Civil y la dictadura en Andalucía. Cinco años después de iniciarse los trabajos, la comisión de las universidades a la que la Junta encomendó la validación del inventario de las tumbas sin nombre esparcidas por el franquismo ha dado por concluido el estudio. Aunque una investigación histórica nunca puede considerarse cerrada (siempre es susceptible de sumar nuevos descubrimientos), el presidente de la comisión que engloba a las nueve universidades andaluzas, el catedrático Fernando Martínez López, certificó a finales del año pasado (22 de diciembre), el valor científico de este inmenso plano del horror de los represaliados, dibujado en cada provincia por las asociaciones de la memoria histórica, con las que la Consejería de Justicia había conveniado.

Con el mapa de fosas, en la actualidad en fase de localización detallada (coordenadas cartográficas) a cargo del Instituto Andaluz de Patrimonio, se cumple uno de los preceptos de la Ley de Memoria Histórica que, si bien fue aprobada en diciembre de 2007, hasta ahora ha sido un goteo lento de pequeñas acciones desperdigadas, aisladas, sueltas. La Asociación de la Memoria Guerra y Exilio ha investigado y recopilado los datos de las provincias de Almería, Jaén y Málaga; la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia, Cádiz, Huelva y Sevilla; el Foro Ciudadano para la Recuperación de la Memoria Histórica, Córdoba; y la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, Granada.La junta de coordinadores de las universidades andaluzas, nombre completo de la comisión de historiadores que ha visado los proyectos, recomendó unos parámetros para uniformar el futuro mapa. De esta forma, cada una de las ocho provincias incluye a su vez otro mapa con todos los municipios, una memoria de la represión pueblo a pueblo -cómo entraron las tropas, qué hicieron, cómo se fraguaron las detenciones y fusilamientos-, la ubicación de las fosas (fotos y coordenadas), el listado de los nombres de los muertos (en algunos casos), testimonios, documentación en archivos y las bibliografías.

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