La escritura del horror

JESÚS RUIZ MANTILLAEl País 21/02/2010

De Hitler a Stalin. De Franco a Pinochet. Sufrían complejo de inferioridad, problemas con la libido, delirios de grandeza? Los grafólogos definen rasgos comunes en esta colección de fotos con dedicatorias de los grandes sátrapas del siglo XX.

Ojalá el pueblo alemán hubiese hecho caso al grafólogo Ludwig Klages cuando antes de que Adolf Hitler subiera al poder predijo que podría llevarle al desastre. Lo que habrían dado España y los españoles por que las señoritas pretendidas por el mozo Francisco Franco en cartas de amor nos hubieran advertido de su bloqueo afectivo o de sus golpes de irritabilidad. ¿Y si algún italiano a los que Mussolini dedicaba fotos con letra florida y frases grandilocuentes se hubiera dado cuenta a tiempo de que en esa escritura se encerraba un orgullo desmedido? Por no hablar de aquellos rasgos que denunciaban avidez y tendencia a la acaparación en el general Pinochet…

Es tarde ahora para evitar las consecuencias que han asolado durante el siglo XX la moral y parte de la especie por culpa del ensañamiento de varios sátrapas como aquellos tres o también de otros como Stalin y Augusto Pinochet. Pero gracias a las fotografías y las cartas de su puño y letra que se guardan en la Fundación José María Castañé, un auténtico arsenal de historia contemporánea en Madrid, podemos hacernos una idea amplia de sus personalidades enrevesadas.

Por su letra les conoceréis… No encierra secretos para una ciencia como la grafología. Germán Belda García-Fresca, director de Grafostudium y vicepresidente de la Sociedad Española de Grafología, ha estudiado los documentos de la fundación y ha sacado conclusiones interesantes. “Todos ellos presentan rasgos comunes”, asegura este experto. “Son cinco monstruos con líneas similares: hombrecillos con fuertes complejos de inferioridad que buscan desesperadamente demostrar una grandeza de la que carecen”.

Como todo trauma comienza en la infancia, este catálogo de monstruos no iba a ser menos. Los cinco presentan una tremenda influencia a imitar de la figura paterna y graves carencias afectivas por parte materna. “Se observa cierto despecho hacia la madre, no se sentían queridos por ella, lo que tampoco indica que fuera cierto. Se trataba de una percepción muy íntima”, comenta Belda. […]

Foto: Los rasgos de Francisco Franco son curiosos. La letra del dictador español denota austeridad, su frialdad y una tendencia a la vida rutinaria obsesiva. También sufría bloqueos afectivos y su manera de escribir la T indica iracundia y descargas violentas de energía. Era un gran estratega que calculaba bien las consecuencias.-Archivo de la Fundación José María Castañé.

Una de las características del dirigente español era cierta tendencia hacia la frialdad: “Tenía los objetivos muy marcados en la vida. Planificaba perfectamente, era un gran estratega. No ponía énfasis en los ideales ni era amante de los alardes materiales”, comenta el experto. Es algo que también señala Beevor: “De Franco impresiona su sangre fría en su actitud hacia la violencia. La acometía como una estrategia para mantenerse en el poder”. Algo que impresionaba hasta a los propios alemanes. “En 1936, el embajador nazi se mostró impactado cuando en mitad de una cena Franco dio orden de ejecutar a una milicia de mujeres y después siguió comiendo tranquilamente”, comenta Beevor. También su escritura demuestra mucha cerrazón a la hora de reivindicar sus posiciones: “Sus actuaciones parecían desproporcionadas a la hora de defender sus propios intereses”. Todo un mecanismo de defensa que protegía otras carencias. “Su bloqueo afectivo constante, por ejemplo”.

También echaba mano de otros mecanismos psicológicos para combatir eso: “Quitaba lo emocional de en medio con mucha facilidad. Y basaba su día a día en la constancia y una rutina muy fija”. La letra que más le delata en sus peores rasgos es la T. “La lanza demasiado hacia la derecha, con lo que llamamos un golpe de látigo”. Eso indica una clara iracundia y descargas de energía. La P también hace evidentes sus debilidades: “La coloca a menudo por encima de su medida habitual”.

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A Satán, atentamente, sus víctimas

Editadas las cartas de los escritores Mijaíl Bulgákov y Evgeni Zamiatin a Stalin

JOAQUÍN ESTEFANÍA El País13/02/2010

Iósif Visarionovich Dzhugashvili

Sorprende en el protagonista de la película El círculo del poder, de Andréi Konchalovski, su ingenuidad en el tratamiento al poder omnímodo de Stalin en los albores de la II Guerra Mundial y al final de los grandes procesos de Moscú contra la oposición de izquierdas y de derechas: el tiempo del Gran Terror en la URSS. Algo de esa ingenuidad y relación masoquista hay también en la correspondencia que establece Mijaíl Bulgákov, el autor de la extraordinaria novela El maestro y Margarita, con Stalin, que encabeza con el familiar saludo “¡Muy estimado Iósif Visarionovich!”, en la que le pide angustiado que cese la persecución que padece y le deje volver a sus novelas, a sus obras de teatro, porque para él no poder escribir equivale a ser enterrado vivo.

Aparecen publicadas ahora estas cartas, así como las del escritor Evgeni Zamiatin (Cartas a Stalin, Editorial Veintisiete Letras), años después de la inmensa labor que hiciera el investigador Vitali Shentalinski, en su extraordinaria trilogía (Esclavos de la libertad, Crimen sin castigo y Denuncia contra Sócrates. Nuevos descubrimientos en los archivos literarios del KGB. Galaxia Gutenberg) contra la amnesia histórica.

Cuando la perestroika abrió en Rusia los primeros horizontes de libertad, Shentalinski se encerró para hacer un estudio de la historia de los escritores durante el periodo soviético que se inicia en 1917. Entró en la Lubianka, sede del KGB en la última reencarnación de los servicios de seguridad soviéticos, y abrió su caja negra para descubrir informes clasificados, documentos que se creían perdidos, obras inéditas de los represaliados: cerca de tres millares de intelectuales.

Lo primero que sorprende en las cartas de Bulgákov y Zamiatin -muy distintas, las del primero más dubitativas; las de Zamiatin más directas- es que apenas piden por su supervivencia, a pesar de que pasan pobreza, frío y privaciones (“los escritores rusos están acostumbrados a pasar hambre”, escribe Zamiatin), sino el cese de las persecuciones y el silencio al que son sometidos por parte de las autoridades, los editores, sus propios camaradas del mundo de la cultura.

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Estimado Stalin, écheme del país

Las dramáticas cartas de los escritores Bulgákov y Zamiatin al dictador muestran un Estado de represión y censura que les prohíbe publicar novelas

PEIO H. RIAÑO – Público – 28/01/2010

Para Stalin, la producción de almas fue mucho más importante que la producción de tanques. “Nuestros tanques son inútiles cuando quienes los conducen son almas de barro”, arenga a 40 escritores rusos el dictador durante un encuentro en la suntuosa mansión de Gorki, en 1932. Once de ellos no sobrevivirían a las depuraciones. Había que alimentar las almas de la revolución con letras hinchadas de épica y orgullo, había que olvidarse de la libertad creativa. Era el momento dela propaganda.

La producción y transformación de aquellas almas era un asunto de suma importancia para Stalin, que llegó a definir a los escritores como “ingenieros del alma”, tal y como recogió el escritor y periodista holandés Frank Westerman. El modelo debía ser la fiel representación de la realidad sobre el desarrollo de la Unión Soviética. Gorki se encargó de articular lo que se dio en llamar el realismo soviético y de enfrentarlo como programa literario al resto del mundo: no a Joyce, no a Proust, no a todo aquel que no escribiera para las barricadas. No a los autores con burguesía: “Nuestros dirigentes son nuestros maestros y amigos, nuestros camaradas en el sentido pleno de la palabra”.

Tanto Mijail Bulgákov (1891-1940) como Evgeni Zamiatin (1884-1937) debieron creerse las palabras de Gorki al pie de la letra y escribieron directamente al “maestro” Stalin para levantar la censura que asfixiaba sus novelas y teatro. Una actitud ingenua muy peligrosa. No hubo represalias contra dos de los escritores disidentes más famosos del momento, dos autores tercos como Daniil Charms, AnnaAjmatova o Joseph Brodsky.

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