“Me interesa la esencia del totalitarismo, sea vasco o sueco”

CAMILO SÁNCHEZ El País09/02/2010

Unai Elorriaga

El temperamento de Unai Elorriaga (Ondárroa, Vizcaya, 1970) se asemeja a primera vista a su escritura. Esa prosa esencial y poco dada a los artificios que le valió el Premio Nacional de Narrativa en 2002 por su debú, Un tranvía en SP, se ajustan a su aspecto y al modo en que se conduce. Pide una botella de agua mineral y un lugar con poca luz en una tarde opaca y lluviosa como todo requisito para hablar de Londres es de cartón (Alfaguara), su nueva novela, recién editada. “Uno de los retos a la hora de sentarme a escribirla fue evitar los maniqueísmos”, asegura. En la obra, Elorriaga propone la memoria como el antídoto más eficaz contra los regímenes totalitarios. Y se permite la licencia de incrustar una pequeña novela negra que navega entre Agatha Christie y Charles Dickens.

“La reflexión sobre una dictadura debe ir más allá de discursos simplistas como el de Bush cuando se refería al eje del mal. Ni en la guerra, ni en el arte o la política hay únicamente buenos y malos”, añade.

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