Rojo tuvo una “relación difícil” con la URSS

El manuscrito inédito del general desvela su escepticismo ante la llegada del bolchevismo a España después de la Guerra Civil

PAULA CORROTO MADRID – Público – 21/05/2010 08:20

El general Vicente Rojo y Juan Negrín, en 1938.

El general Vicente Rojo y Juan Negrín, en 1938.Efe

El general Vicente Rojo (Valencia, 1894- Madrid, 1966) no era comunista. Era un militar católico. Es más, jamás pensó que España caería en el bolchevismo con la República, como entonces insistieron el ejército rebelde, y Francia e Inglaterra para negar su ayuda tras el estallido de la Guerra Civil al Gobierno legítimo. Sin embargo, fue un hombre leal a la República y reconoce en sus manuscritos que las fuerzas soviéticas eran necesarias para la victoria, sin que eso supusiera una entrega política e ideológica del país al comunismo.

Esta es una de las tesis que aparece en sus escritos sobre la guerra, hasta ahora inéditos, publicados por RBA (Historia de la Guerra Civil española). “Fue una relación difícil. Los rusos llegaron con mucha soberbia y hubo incidentes en los que Rojo se vio envuelto. Sin embargo, coincidió con los comunistas en un mismo discurso de nación”, cuenta Jorge Martínez Reverte, autor del prólogo del libro y descubridor, junto a Mario Martínez, del manuscrito en el Archivo Histórico Militar de Madrid.

Otro de los mitos es el de que la guerra ya estaba casi iniciada en 1934. “Rojo señala su sorpresa por el alzamiento. Nunca lo previó y le sorprende que haya algunos amigos envueltos”, comenta Reverte.

En la recuperación se sostiene también que no todo el ejército de la República estaba lleno de golpistas. Es más, hubo una gran mayoría, como Rojo, Menéndez o Matallana, que desde el principio permanecieron leales. Esta decisión fue la que, según Martínez Reverte, “hizo que el golpe de Estado derivara en una guerra que duró tres años”.

Adiós al mito de la milicia

Rojo desmiente así el mito romántico de las milicias comunistas. “Fueron importantes, pero sin la labor de resistencia de los altos mandos, no se hubiera aguantado tanto. La República tenía una ejército plenamente democrático que creía en ella”, indica Reverte, quien manifiesta que, tras la guerra, estas fuerzas “fueron aniquiladas por el franquismo. También sucumbieron ante la visión idealista de la milicia”.

Rojo explica en su manuscrito el conocido “plan P” para ganar la guerra. Este consistía en una gran ofensiva desde Andalucía a Catalunya. Pronto vio que no había recursos. Su propuesta desesperada fue atacar a Alemania para provocar una gran guerra europea. Como Juan Negrín, pensaba que un conflicto bélico a gran escala podría acabar con la masacre española. Fue Manuel Azaña quien le impidió poner en marcha esta estrategia: “Era una locura, pero él siempre buscó la victoria”, afirma Reverte.

El manuscrito finaliza en 1938. Hasta esa fecha su visión era optimista. “Él siempre pensó en que iban a ganar. Madrid resistía a pesar del abandono del Gobierno. Todo se acabó cuando cayó el norte”, remacha Reverte.

Los inéditos del general Rojo

Se publica el manuscrito de la historia de la Guerra Civil del jefe del Estado Mayor republicano

JOSÉ ANDRÉS ROJO El País – 02/05/2010

Vicente Rojo (izquierda), jefe del Estado Mayor Central del ejército republicano, durante la Guerra Civil.-

Los papeles del general Rojo se pueden consultar en el Archivo Histórico Militar, en Madrid. El material que hay reunido allí es tan abundante, y no siempre está organizado con orden y rigor, que de tanto en tanto aparece una sorpresa. Es lo que le ocurrió a Jorge Martínez Reverte cuando investigaba para su libro El arte de matar. Uno de sus ayudantes de documentación, Mario Martínez Zauner, encontró un largo texto titulado Historia de la guerra de España, firmado por el militar republicano.

Son alrededor de 600 folios, que se inician con la narración de los preparativos del golpe y que se ocupan de los primeros meses de la contienda, de la defensa de Madrid, y que terminan, de una manera menos lineal y más dispersa, tratando distintos episodios que tuvieron lugar entre abril de 1937 y abril de 1938. En esta última parte, Rojo cuenta su relación con Negrín, Prieto y Azaña, explica los desafíos que puso en marcha como jefe del Estado Mayor Central del ejército republicano, analiza la respuesta que ese organismo propuso ante el bombardeo de la escuadra alemana a Almería y, entre otros temas, aborda el apoyo de la Iglesia a Franco, la crisis de mayo de 1937 en Barcelona, la situación del Consejo de Aragón o la relación con los soviéticos, que desmenuza desde una perspectiva poco habitual.

Es la mirada de un hombre que estuvo en el centro de las iniciativas más importantes que la República tomó en el terreno militar y que influyó también en muchas decisiones políticas. De esa larga historia de la guerra, que Rojo escribió al final de su vida, entre 1958 y 1962, sólo se publicó Así fue la defensa de Madrid, la parte en la que narra un momento fundamental del conflicto, y en el que tuvo un protagonismo decisivo como responsable militar de la resistencia.

El general Rojo decidió volver a España en 1957, cuando los médicos que lo atendían en Bolivia le anunciaron que su salud era tan delicada que no le quedaba mucho tiempo. Poco después de llegar fue procesado por “rebelión militar” y condenado a 30 años de cárcel. El indulto lo libró de la prisión, pero tuvo que cumplir las penas secundarias, como la de “inhabilitación absoluta”. Su respuesta a la ignominia fue dedicarse a escribir. Murió en 1966.

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Extracto del manuscrito. Cómo llegó la noticia de la rebelión de 1936 al Ministerio de Guerra y por qué el entonces comandante Rojo fue leal