Crucifixión

MARÍA AGUSTÍN El País02/03/2010

Es desesperante ver cómo jueces ejercientes en el Tribunal Supremo (TS) tratan de inhabilitar al juez Garzón con tres querellas aceptadas, y a sabiendas de su improcedencia: se le imputa prevaricación y no dictó sentencia alguna, aunque reconoció crímenes contra la humanidad sobre los españoles, adultos y niños desaparecidos durante el franquismo. Se le imputan cobros indebidos en el caso de los cursos en Estados Unidos, cuando el propio TS lo ha desestimado dos veces. Se le imputa haber ordenado escuchas ilegales que invalidarían el caso Gürtel, cuando la propia fiscalía sostiene que esta imputación es contraria a derecho. No obstante, si Garzón renunciase a su cargo en la Audiencia, se diluirían misteriosamente todas las imputaciones y se anularía el caso Gürtel.

¿Tanto miedo tienen el PP y sus amigos del caso Gürtel? ¿Por su miedo son capaces de sojuzgar a un inocente, pagar con fondos del PP el abogado defensor de su tesorero y echar arena sobre la presunta financiación irregular de su partido? Nuestra situación económica se resolvería, en parte, si se pudiesen recuperar las decenas de millones de euros exportados ilegalmente de España y puestos de manifiesto con el caso Gürtel. ¿Asistiremos impasibles a la crucifixión del juez Garzón y a que ensucien nuestra democracia unos señores que, presuntamente, sólo defienden España para expoliarla.

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