Prevaricadores

MANUEL RIVAS El País – 10/04/2010

El mundo debe saber que en España no es la justicia democrática la que lleva al juez Garzón al banquillo. Al contrario, es ella, la justicia democrática, la que va a ocupar el banquillo de los acusados y posiblemente va a ser estrangulada. Es decir, “mantenida a raya” por el empeño de un grupo de la escuela de Epimeteo, el inconsciente hermano de Prometeo que entregó a Pandora la caja de los truenos. Así, como un Epimeteo crístiano, críptico pero implacable, le gustaba definirse al kronjurist del Tercer Reich Carl Schmitt, el hombre que tenía por texto de cabecera el Discurso sobre la dictadura de Donoso Cortés. La gran aportación de Schmitt fue el “decisionismo” y una de las inspiraciones que solía paladear era de la Auctoritas, non veritas, facit legem (La autoridad, no la verdad, hace las leyes). En su último auto, el instructor del caso Garzón arremete contra el juez por lo que denomina “imaginación creativa”. He ahí una nueva y curiosa figura delictiva. Pero el mundo debe saber que Garzón no actuó por el influjo de fantasías, ni con poderes nigrománticos, sino con el conocimiento de sus compañeros y por las denuncias acumuladas de familiares de víctimas desaparecidas, más de 100.000 sacrificados todavía en fosas y cunetas, por causa de un régimen genocida que ejerció su crueldad mucho más allá de la guerra. En palabras del dictador, pronunciadas después de la “victoria”, la tarea tenía que proseguir hasta arrancar “la última raíz de la Enciclopedia”. Consciente o inconscientemente, hay quienes siguen a ello. Pero, además, el mundo debe saber que la persecución a Garzón se intensifica cuando pone al descubierto la mayor trama político-mafiosa de la España contemporánea. El mundo debe saber que se le va a juzgar sin acusación fiscal y despreciando pruebas. ¿Quién prevarica? ¿Garzón o los que pretenden hundirlo con una creatio ex nihilo? Es decir, desde la nada.

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