Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo

Hoyesarte.com – Martes, 30 de Marzo de 2010

Entre los días 5 y 9 de abril tendrá lugar en el Museo Reina Sofía de Madrid y en el Centro de Escuelas Pías de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) el seminario internacional Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo, una cita que se completará con la proyección de distintos documentales durante el fin de semana del 10 y 11 de abril.

El seminario tiene como objetivo poner voz, rostros, sonidos, imágenes y texto a los diferentes testimonios registrados sobre el tema y silenciados durante una época en la que la vida sexual de la mujer sólo tenía dos vertientes posibles: la supeditación al marido en el ámbito del hogar o la prostitución.

Las temáticas de las charlas será variada y abordará aspectos importantes como el lesbianismo durante el régimen de Franco, la sexualidad y las presas en las cárceles franquistas a través de la figura de Carlota O’Neill, la prostitución, la educación de las élites femeninas de la mano de las monjas del Sagrado Corazón o los distintos modelos de mujer bajo la dictadura según la Sección Femenina.

Creación de nuevos modelos

Destacable es también la ponencia sobre la figura de Serrano Vicéns, médico de familia de la época que realizó centenares de encuestas a mujeres sobre su vida íntima y que constató realidades calificadas por él mismo de “sorprendentes”, como relaciones sexuales con otros hombres e incluso con mujeres.

Con todo ello se busca reflejar cómo el franquismo, además de reprimir la vida sexual de las mujeres a través de la moral católica, la vigilancia social y la censura pública, actuaba como creador de nuevos modelos y subjetividades en torno a la figura femenina.

El seminario concluirá con la lectura dramatizada del texto de Carlota O’Neill Los que no pudieron huir, bajo la dirección de Javier Hernández-Simón y presentado por Juan Antonio Hormigón, director de escena y escritor. Durante el fin de semana se proyectarán los documentales El exilio de Carlota O’Neill, Vidas de lesbianas en el primer franquismo, El alegre Paralelo, Los niños perdidos del franquismo, 1ª Parte y La sección femenina.

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Información sobre el seminario y el programa

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=onWNHrUuWjw]

La Juana de Arco del comunismo

François Maspero destaca en un ensayo la “propaganda emocional” de la fotógrafa Gerda Taro en la Guerra Civil

Miliciana republicana recibe instrucción en la playa, en 1936 – © Gerda Taro

P. H. R. – Público – 01/04/2010

Seguirle la pista a la sombra del fotógrafo Robert Capa es una tarea pendiente que François Maspero ha iluminado tenuemente. Su rastro ha quedado desvirtuado por la falta de testimonios que alabaran su trabajo en la Guerra Civil española: toda su familia fue exterminada por los nazis, Capa saltó por los aires al pisar una mina en 1953, en Indochina. Después de la guerra, no quedaba nadie que pudiese presentarse en nombre de Gerda Tardo y preocuparse de su obra fotográfica, como explica François Maspero (París, 1932) en sus conclusiones en el libro Gerda Taro, la sombra de una fotógrafa, que La Fábrica Editorial publicará la semana que viene.

El editor y periodista trabaja desde 1959 con las fotografías de Capa y Taro, de ahí que sea una de las fuentes esenciales para recuperar la historia de la pareja de fotógrafos. A pesar de hacer un repaso biográfico exhaustivo, basado en el libro de la historiadora alemana Irme Schaber, las conclusiones de Maspero añaden más literatura a una vida en el aire. En su caso, la ficción le ha llevado tan lejos que ha construido un arranque inverosímil en el que se imagina una entrevista con una Taro anciana, superviviente a aquel atropello del tanque en Brunete, situada como la mejor fotógrafa de gatos a los noventa años de edad.

Al margen de esta licencia, Maspero se apoya en la autoría de las 300 fotografías para apreciar que la foto es una cuestión de género: “Los hombres hacen las guerras y las mujeres las padecen. Tal vez eso explique por qué en algunas de las últimas fotos de Gerda encontramos menos pudor y control que en las de Capa: vemos cadáveres y sufrimiento, en imágenes que denuncian a gritos la agonía de los pueblos impotentes”.

La cámara, su arma

Ambos, Taro y Capa, tomaron partido desde el principio en la Guerra Civil española, aclara para ir más allá al asegurar que la fotógrafa murió “porque no soportaba lo que ocurría”. Y se explica: “Porque se empeñó en la derrota, porque se obstinó en su deses-perado deseo de una victoria que, en su calidad de testigo visual, deseaba inmortalizar”, piensa Maspero. “Quiso usar su cámara como arma”.

Gerda Taro ofrecía la imagen de pureza revolucionaria definitiva gracias a su muerte, que es la que ha llegado hasta nuestros días, convertida, apunta Maspero, en “una especie de Juana de Arco del comunismo”. Insiste en esta línea para marcar la diferencia entre las fotos que se suponen son de Gerda y no de Capa: indican una tendencia más firme en ella a “amoldarse a las exigencias del realismo socialista”. Es lo que Orwell describiría como “propaganda emocional exagerada”. A pesar de ello, no llega a ser una fotógrafa revolucionaria como Tina Modotti, ni llega a tratar la intimidad de un pueblo que captó Kati Horna.

Entre los testimonios que el editor francés recoge destaca el del comisario político Alfred Kantorowitcz que ya transcribió Fernando Olmeda en su libro Gerda Taro. Fotógrafa de guerra (Debate),quien la describió como alguien a la que le “encantaba creer que una aparición suya en el frente, en los momentos crudos de los contraataques fascistas, tendría sobre nuestros hombres el efecto de un estandarte; que el encanto que poseía, su audacia y su participación les daría valor y convencería a las escasas y reticentes Brigadas Internacionales de hacer otro esfuerzo más”.

Para François Maspero, Gerta Taro, antes Gerda Pohorylle, fue una mujer en un mundo de hombres, que reivindicó su libertad, aunque pusiera su pensamiento a cargo de la política.

Joe Sacco: “Quiero dar voz a los palestinos”

Tras narrar los conflictos de Palestina y Bosnia, el dibujante publica ahorael cómic Notas al pie de Gaza, que relata la masacre de 300 palestinos en 1956

Joe Sacco asistió impotente a la realidad de la vida cotidiana de los palestinos en la franja de Gaza.

GUILLAUME FOURMONT – Público – 01/04/2010

Palestina es un país ocupado, destruido, azotado por la violencia de la guerra. Los palestinos son los rehenes de la fuerza militar israelí, de la mala fe de la comunidad internacional, de la corrupción y del extremismo de quienes se dicen sus portavoces. ¿Demasiado subjetivo? ¿Falta la supuesta y necesaria objetividad ante un conflicto?

“La objetividad no existe. Los periodistas creen que hacen bien su trabajo cuando consiguen las versiones de los dos lados, pero su labor no termina ahí. Hay que ir más allá, hay que mostrar lo que realmente está pasando en el terreno. No pretendo dar mi opinión sobre un conflicto, sólo soy honesto”, zanja Joe Sacco, referencia mundial del cómic desde que relató, a principios de los años noventa, la vida cotidiana bajo las bombas en Palestina. En la franja de Gaza. Era la primera vez que viajaba a aquellos territorios.

Joe Sacco (Malta, 2 de octubre de 1960) regresó a Palestina, a Gaza, aquel minúsculo territorio de 40 kilómetros de longitud por apenas 12 de anchura que aparece todos los días en los medios de comunicación, para publicar Notas al pie de Gaza (Mondadori). Son más de 400 páginas de viñetas que bucean en lo cotidiano de la gente y sus memorias para intentar explicar la situación actual, para entender “cómo se sembró el odio en sus corazones”. “Este libro es una manera de dar voz a los palestinos, mostrar sus vidas, ¡mostrar que son seres humanos!”, explica Sacco a Público en una conversación telefónica desde su casa de Portland (costa oeste de Estados Unidos).

A principios de 2001, Sacco acompañaba a un periodista de la revista estadounidense Harpers para narrar cómo los habitantes de la ciudad de Khan Younis vivían la segunda Intifada, cuando la dirección de la publicación decidió suprimir las referencias al asesinato, en noviembre de 1956, de 275 palestinos a manos del ejército israelí. Hasta lo documentó un informe de la ONU. “Aquello me molestó, aunque no creo que fuera censura política, sino simplemente un problema de espacio”, reconoce el autor. Y decidió regresar.

Entender el pasado

Notas al pie de Gaza es una investigación sobre un acontecimiento grave y sólo tenía las informaciones de la ONU. Había que comprobar lo que había pasado”, añade. Entre noviembre de 2002 y marzo de 2003, Sacco viajó dos veces a la franja de Gaza, a Khan Younis y a Rafah, donde descubrió que también hubo una masacre de civiles: “Tenía que encontrar testigos de aquello para saber lo que realmente pasó. Entender el pasado es muy importante para comprender el presente. Porque hay algo que no cambia: la situación en Gaza siempre ha sido y es mala, la gente sufrió y sigue sufriendo”.

El lector descubre, en blanco y negro, los recuerdos de personajes, como Saleh Shiblaq, antiguo militar; Khaled, que vivió años en la clandestinidad, y Mohammed Atwa El-Najeeli, que vio a su familia morir aquel día de noviembre y que sobrevivió a las balas israelíes. Entre otros muchos. Sacco los conoció en persona gracias a Abed, guía y traductor. “No elegí a los protagonistas, me eligieron a mí. Muchos encuentros fueron por coincidencia”, confiesa.

La voz de los testigos

Su dibujo es preciso, duro, aunque no deja indiferente. Los rasgos de los protagonistas son un poco groseros. Recuerda al trabajo de Robert Crumb “es uno de mis héroes. Es capaz de pintar cualquier cosa y hacer sentir su existencia al lector”, dice Sacco. El autor entra en las casas de sus testigos, el lector los escucha mientras va entendiendo la complejidad del conflicto.

Uno de los testigos de Sacco, Raesa Salim Hassan Kaloob, narra que era una adolescente cuando vio “a todos los hombres juntos, con la cabeza contra el suelo, y a los judíos que andaban entre ellos de un lado a otro. Si alguien se movía lo apaleaban. Les disparaban por encima de las cabezas”. Y los fusilaron.

¿Cómo creerlos? ¿Quién miente y quién no? El propio Sacco siempre protagonista de sus obras plantea sus dudas en el cómic: “Se lo cuento todo al lector, quiero darle todas las piezas. Es verdad que iba a encontrarme con un problema de memoria, 50 años tras los hechos. La observación de los detalles de sus vidas, de lo que les rodea, es importe. No sólo baso mis historias en lo que me cuentan”. Y, curiosamente, a Sacco nunca se le ve dibujar en el terreno. Toma notas, saca fotografías y graba las conversaciones.

“Las únicas veces que dibujo durante mis viajes es cuando resulta imposible sacar fotografías, como en los puntos de control militares. Escribo mucho, tenía centenares de páginas de apuntes para esta historia. Mi prioridad es tener la historia”, explica Sacco. El proceso es largo: “Cuando vuelvo a casa, transcribo las cintas de las entrevistas, leo mis apuntes. ¡Tardo meses! Y luego escribo un guión; para este libro, necesité años”. Tiene una editorial que lo respalda y que le financia sus viajes.

Edward Saïd (Jerusalén, 1935 – Nueva York, 2003) escribió sobre el trabajo de Sacco: “Sus imágenes son más gráficas que cualquier cosa que uno pueda leer o ver por televisión”. El dibujante es consciente de la fuerza del cómic: “Las viñetas tienen fuerza, incluso en el sentido periodístico, porque los lectores están ahí, en Gaza. Pueden sentir la atmósfera con dibujos”.

La dureza de la realidad narrada por Sacco casi lo convierte en un activista pro palestino, aunque al autor no le gusta nada: “No soy un activista, sino un dibujante que hace periodismo. Insisto, sólo busco la verdad”. Y aunque esta verdad pueda molestar, Sacco nunca se sintió amenazado, ni por los israelíes, ni por los palestinos. “Era consciente de que era peligroso, pero nunca sentí que mi vida corría peligro. Algunos me critican; un historiador israelí me dijo que desconocía lo ocurrido en 1956, pero nadie niega que pasó.”, asegura. Joe Sacco dedica su libro “al pueblo de Gaza”.

IU advierte de que la inhabilitación de Garzón provocaría una “reacción popular masiva”

Avisa al PSOE de que al no querer reformar la Ley Electoral “ha abierto la puerta a que Rajoy llegue a La Moncloa”

Público – 03/04/2010

Se puede decir más alto pero no más claro. El coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, aseguró hoy que desea que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón no sea inhabilitado y “pueda continuar ejerciendo la acción que emprendió para sentar en el banquillo a los crímenes del franquismo”, si bien vaticinó que en caso de que eso suceda habrá una “conmoción en la gente demócrata de este país”, acompañada de una “reacción popular masiva”.

“Va a haber una conmoción en la gente demócrata de este país, no sólo la de izquierdas. Esta es una escena que la gente todavía no se la cree. Yo no me la creo, pero vamos a ver los acontecimientos, aunque parece que la transición democrática todavía no ha llegado plenamente a determinados sectores de la judicatura”, planteó el líder de IU en una entrevista con Europa Press.

Según destacó, fue el franquismo el que “llevó a las cunetas a miles de personas que todavía siguen en ellas enterradas sin tener un entierro mínimamente digno”. Añadió que los familiares de esas personas son los que “han pedido justicia, y lo que ha hecho Garzón ha sido hacerse eco de esa posición e intentar llevar adelante un proceso para sentar a los crímenes de ese franquismo en el banquillo y hacer una condena simbólica”.

“Parece que la transición democrática todavía no ha llegado plenamente”

A su juicio, la pretensión de algunos de intentar inhabilitar a Garzón tiene como causa de fondo que “quieren que se siga manteniendo la impunidad de los crímenes franquistas en España, contrariamente a lo que ha pasado en países como Argentina o Alemania, donde la opinión pública y sus democracias se han reconciliado perfectamente con su pasado”.

Para Lara, se podría producir una “conmoción” si Garzón es inhabilitado porque se le estaría dando un “hachazo a la democracia española”. Por eso auguró que “habría una reacción popular desde el punto de vista democrático para poner en cuestión una decisión de ese calibre”.

Se le estaría dando un “hachazo a la democracia española”, asegura

“Espero que Garzón no sólo no sea inhabilitado, sino que pueda continuar con esa causa, ya que al Gobierno del PSOE le faltó fuelle para haber tomado una decisión y haber hecho una Ley de Memoria Histórica que realmente consiguiera los objetivos que reivindican las víctimas de aquel pasado y mucha gente que es solidaria con ellas: la verdad, la justicia y la reparación”, señaló. […]

La biografía intelectual de Laín Entralgo

CARLOS GARCÍA GUAL El País – 03/04/2010

Sobre la obra y la personalidad de Pedro Laín Entralgo han escrito muy bien y desde varios enfoques algunos de sus discípulos y otros estudiosos. En su larga vida de más de noventa años (1908-2001) Laín ejerció como intelectual de gran prestigio, dejó una producción literaria y científica asombrosamente variada y extensa (media centena de libros y muchísimos ensayos). Fue miembro significativo de la llamada generación del 36 y tuvo un destacado papel en la ideología política durante las etapas iniciales del régimen franquista, para adoptar luego una actitud crítica y liberal. (Como es sabido, estuvo en el bando vencedor, llevado por sus ideas de joven católico y falangista, pero luego su talante conciliador le fue distanciando y enfrentando a la línea dogmática y reaccionaria del franquismo atrincherado en la represión, divergencia que él contó con honda sinceridad en su testimonial y sincero Descargo de conciencia, ya en 1976).

Pero este riguroso estudio biográfico de Diego Gracia, su discípulo de muchos años y su sucesor en la cátedra de Historia de la Medicina, no se centra tanto en trazar su perfil biográfico y social como en ofrecer un análisis a fondo, y una interpretación crítica, de su extensa y significativa “aventura intelectual”. A lo largo de sus setecientas páginas nos va contando, con profusión de citas de sus escritos, etapa por etapa, su trayectoria espiritual y su comprometida evolución ideológica, subrayando lo que fue su vocación y lema permanente de toda una vida: su tenaz “voluntad de comprensión”. Comprender sinceramente a los otros, y a la nación, y al ser humano en su diversidad, y, por añadidura, apostar por la amistad y la esperanza, con una esforzada “voluntad de concordia”. Tal fue, en definitiva, la persistente actitud magnánima y generosa, característica de Laín, a lo largo de su vida. Por ello, por sus gestos y su cultura de amplios horizontes, de ciencias y de letras, se le ha calificado como un “humanista” (“uno de los últimos”), arduo oficio en tiempos de especialistas y dogmáticos.

[leer todo el artículo]

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Voluntad de comprensión. La aventura intelectual de Pedro Laín Entralgo Diego Gracia

Diego Gracia

Triacastela. Madrid, 2009

717 páginas. 39 euros

Defensa de la novela histórica

LUIS GARCÍA JAMBRINA El País – 03/04/2010

Según un reciente estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas, el género literario preferido por los lectores españoles sigue siendo la novela histórica, elegida por el 22,4% del total de las personas encuestadas, dentro de una lista que incluía todo tipo de opciones. Está claro que este gran auge de la novela histórica, durante las últimas décadas, ha propiciado un abuso de esta etiqueta, así como la publicación de un gran número de novelas de ínfima calidad literaria o carentes de todo rigor histórico, con lo que el género se ha banalizado y desprestigiado de tal forma que continuamente está bajo sospecha. Eso explica el desprecio y el rechazo que por él sienten muchos críticos literarios e historiadores. La novela histórica goza, pues, del favor del público, pero cuenta con grandes enemigos y detractores; disfruta de una abundante presencia mediática, pero, a la vez, tiene muy mala prensa.

Naturalmente, dentro de este género, como en cualquier otro, hay de todo, y, al igual que en el mundo de las antigüedades, en ella son muy frecuentes los fraudes y las falsificaciones. Pero también hay muchas novelas pretendidamente vanguardistas, innovadoras o experimentales que están muy mal escritas o llenas de defectos formales y estructurales o que son un puro engaño, un camelo o una filfa. Ahora mismo, sin ir más lejos, se nos están vendiendo como novedades cosas que ya se habían inventado hace justo un siglo, aunque sus autores invoquen referentes más inmediatos. Entre otras cosas, presumen de haber mezclado géneros y modos de discurso, cuando resulta que la novela histórica es, desde sus inicios, un género “mestizo y ambiguo”, “el hijo bastardo de la novela y la historia”, como lo definió no hace mucho Carlos García Gual. Y eso es justamente lo que lo ha hecho tan atractivo y, al mismo tiempo, tan sospechoso.

Por otra parte, no debemos olvidar que una novela histórica es, en primer lugar, una novela y, sólo de manera secundaria o accidental, es histórica, por lo que el adjetivo nunca debe comerse al sustantivo ni ponerse por encima de él. Precisamente, su gran ventaja es que, gracias a la invención y la imaginación, puede llegar allí donde no llega la Historia, y hacerlo, además, de forma más intensa y entretenida. Frente a la supuesta objetividad de la Historia con mayúsculas se alza entonces la verdad o la verosimilitud de la historia de ficción. El secreto está en saber combinar, de forma equilibrada, el rigor histórico con el rigor narrativo, la invención con la documentación, la enseñanza con el disfrute y, por supuesto, la recreación histórica con la creatividad literaria.

Suele decirse que España es un país sin una gran tradición de novela histórica, en comparación con países como Inglaterra o Francia. Tal vez esto se deba a que los españoles casi siempre nos hemos llevado mal con nuestro pasado. Incapaces de verlo con el debido distanciamiento, con ironía o con naturalidad, sólo hablábamos de él para idealizarlo o para denigrarlo de forma maniquea: la Leyenda Blanca o la Leyenda Negra, parece que no cabía otra opción. Por eso, creo que el gran auge que está viviendo ahora este género tiene mucho que ver con lo que podríamos llamar la normalización histórica de España. Al fin y al cabo, la novela histórica nos permite conocer mejor nuestro presente y recuperar la memoria del pasado.

Luis García Jambrina (1960) es profesor de la Universidad de Salamanca y escritor; recientemente ha publicado la novela El manuscrito de piedra (Alfaguara), galardonada con el Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza.

Perspectivas

ALMUDENA GRANDES El País – 05/04/2010

Algunas ficciones, y no ficciones, han rescatado últimamente la peripecia de los espías españoles que trabajaron para Londres durante la II Guerra Mundial. Una profunda paradoja envuelve la figura de estos agentes que se jugaron la vida por unos valores -la libertad, las libertades, la democracia parlamentaria- derrotados en su propio país gracias, precisamente, al Gobierno británico. El Comité de No Intervención resultó más decisivo para la victoria de Franco que la ayuda de las potencias del Eje. En España, en 1936, los ingleses no habían encontrado a los españoles dignos de lo que deseaban para sí mismos. En aquella guerra, “el lado correcto” no había sido para Londres el antifascista.

Los juegos de perspectiva siguen produciendo efectos de la misma perversa naturaleza, que a menudo pretenden ampararse bajo el noble abrigo de los principios. No son situaciones cómodas, desde luego, ni deseables para nadie. No existe intemperie más despiadada que aquella a la que nos exponen los nuestros, gentes o movimientos inspirados por la misma fe que profesamos. En esos casos, nada mejor que retorcer la perspectiva para situarse en el lugar del otro. Entonces, es difícil dudar de que el único “lado correcto” es aquél donde no deseamos para nadie lo que no querríamos para nosotros mismos.

Para situarse en esa posición, no es preciso traicionar nada, renunciar a los viejos ideales ni entregarse al enemigo, al contrario. El auténtico “lado correcto” es una isla en la que uno siempre está a solas consigo mismo, rodeado por la oceánica incomprensión de los demás. A veces, ese es el único precio que hay que pagar. Otras, no. Duele comprobar cómo la limpia sencillez de esta ecuación, se sigue estrellando una y otra vez con la realidad de Cuba. Extraño colonialismo, el que admite para un país ajeno lo que no toleraría en el propio.

Suomalaisdiplomaatti auttoi yli tuhat chileläistä maasta 1970-luvulla

Helsingin Sanomat – 3.4.2010 – Jaakko Lyytinen

Suomen asiainhoitajana Chilessä 1973 vallankaappauksen aikana  toiminut Tapani Brotherus.

Suomen asiainhoitajana Chilessä 1973 vallankaappauksen aikana toiminut Tapani Brotherus. Vesa Oja.

// <![CDATA[// // <![CDATA[// Chilen maavoimien komentaja kenraali Pinochet on ilmoittanut klo 09.00 asevoimien ottaneen vallan Chilessä. Edustusto joudutaan sulkemaan turvallisuussyistä.

Suomen Chilen-edustuston asiainhoitaja Tapani Brotherus, 35, on kuullut uutisen heti aamulla ja näppäilee telex-viestin ulkoministeriöön Helsinkiin. Lähetystön kakkosmies Ilkka Jaamala on jo saapunut toimistolle Santiagon keskustaan, mutta Brotherus tavoittaa hänet puhelimella. Jaamala pakenee kuplavolkkarillaan halki pääkaupungin, jonka kaduille tankit vyöryvät. Sotilaat ammuskelevat ja pystyttävät katusulkuja.

On tiistai 11. syyskuuta 1973, ja Chilessä on tapahtunut se, mitä on pelätty viikkojen ajan. Sotilaat ovat kaapanneet vallan vasemmistolaiselta presidentiltä Salvador Allendelta, joka on ehtinyt hallita Chileä kolme vuotta.

Puoliltapäivin hävittäjät alkavat pommittaa presidentin palatsia La Monedaa, jonka vieressä sijaitsee Suomen edustusto. Sitten palatsin uumenissa kajahtaa laukaus: Allende on ampunut itseään.

Juntta aloittaa laajat pidätykset, mutta niistä tihkuu tietoa vain niukasti, sillä yhteydet ulkomaailmaan on katkaistu.

Mutta eivät kaikki. Ruotsin lähetystöllä on generaattori ja radioaalloilla toimiva telex, jonka avulla Brotherus saa lähetetyksi kaappauspäivän iltana Suomeen vielä lyhyen viestin: Olemme turvassa.

Seuraavat päivät ovat kaoottisia. Sotilaat ovat saaneet käytännössä koko maan ja tuotantolaitokset haltuunsa. Torstaina 13. syyskuuta Brotherus viestittää Suomeen: Kuolonuhrien määrää vaikea arvioida. Haavoittuneita on paljon ja radiossa kehotetaan jatkuvasti verenluovuttajia liikkeelle. Pidätettyjen määrä noussee satoihin.

Maahan on julistettu sotatila, puolueet on kielletty ja parlamentti lakkautettu. Vasemmistolaisia on alettu vangita koko maassa. Huhut kertovat kidutuksista.

Pian pidätettyjä on kymmeniätuhansia. Juntta muuttaa stadionit valtaviksi ulkoilmavankiloiksi.

Myöhemmin käy ilmi, että vähintään kolmetuhatta ihmistä kuolee vallankaappauksessa. Maailma seuraa kauhistuneena Chilen tilannetta. Suomessa perustetaan jo vallankaappauspäivänä Suomi–Chile-seura ja heti perään toinenkin Chile-seura.

Vainotut etsivät turvaa Latinalaisen Amerikan maiden lähetystöistä. Myös Ruotsin suurlähettiläs Harald Edelstam ryhtyy ottamaan pakolaisia vastaan. 60-vuotias diplomaatti on tukenut Allendea, ja nyt hänestä tulee juntan äänekäs kriitikko. Toisen maailmansodan aikana Edelstam on pelastanut juutalaisia ja auttanut Norjan vastarintaliikettä, joka on antanut hänelle koodinimen “Musta neilikka”.

Pian ensimmäinen turvapaikanhakija ilmestyy Brotherusten ovelle. Hän on Guillermo Pavez, joka on kolme kuukautta aiemmin johtanut Suomessa vieraillutta kauppavaltuuskuntaa. Nyt Pavez seisoo ovella naama noessa.

Brotherus päästää hänet kotiinsa. Hän tietää, että Suomi on käännyttänyt loikkareita Prahassa ja Havannassa. Ulkoministeriö on antanut tiukan ukaasin: Suomen edustustojen on suhtauduttava turvapaikkapyyntöihin kielteisesti, vaikka niille olisi inhimilliset perusteet. Suomen ulkopoliittisen opin mukaan muiden maiden asioista on pysyttävä erossa.

Silti ratkaisu on Brotherukselle selvä. Pakolaisia on autettava, mutta Suomen linjan takia hän päättää salata tekonsa. Hän lähettää asiasta kyselyn ministeriöön, mutta postittaa sen raskaalla kuriirilla, jonka perillemeno kestää pari kuukautta.

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La foto de José Antonio que Falange quiso manipular

José Antonio, vestido de chaqué para una boda, posó para su amigo, el fotógrafo José Cartagena, en Madrid

TEREIXA CONSTENLA El País03/04/2010

Retrato de José Antonio vestido de chaqué.-

Casi nadie ha visto este retrato. José Antonio Primo de Rivera, vestido de chaqué para una boda, posó para su amigo, el fotógrafo José Cartagena, en su estudio de la calle Montera de Madrid. El fundador de la Falange podría pasar por un actor de Hollywood de los años treinta. Repeinado, elegante, impoluto, demasiado dandy para encarnar el “mártir” en el que le convirtió la Falange tras su muerte en Alicante en 1936.

El líder de la Falange

Retrato de José Antonio realizado por José Cartagena antes de la Guerra Civil.-

La organización pidió al fotógrafo que manipulase las imágenes de aquella sesión para darle un aire más marcial y adusto. “No les gustaban las fotos que había hecho mi padre porque se quejaban de que daba una imagen de señorito”, recuerda José Cartagena hijo. El fotógrafo se negó.

“Estaba dispuesto a cederles las fotos siempre que se respetasen sus originales”, explica su hijo. Así que los dos retratos captados en una fecha incierta, aunque anterior al comienzo de la Guerra Civil, permanecieron inéditos, salvo algunas reproducciones pirateadas sin autorización de Cartagena, que pueden verse con una simple búsqueda en Internet.

El PAÍS publica este domingo en el suplemento diario Madrid un especial sobre la Gran Vía que incluye una entrevista con el pintor Antonio López, que ha regresado al escenario de la obra que inmortalizó la visión de la arteria vacía al amanecer; un paseo con el arquitecto Rafael Moneo, el único premio Pritzker español y autor de la ampliación del Museo del Prado, y una evocación literaria del escritor y periodista Juan Cruz.

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Diario de un poeta en ambulancia

Aparecen las memorias del brigadista James Neugass, perdidas durante medio siglo – El libro aporta una visión vibrante y desengañada de la Guerra Civil española

TEREIXA CONSTENLA – El País – 04/04/2010

James Neugass, afeitándose durante la guerra.- ARCHIVOS DE LA BRIGADA ABRAHAM LINCOLN

James Neugass desoyó a su jefe, Edward K. Barsky. “Tu trabajo es hacer viajes con tu coche y mantener los ojos en la carretera. No tienes que pensar nada ni saber nada”, le había ordenado. Barksy era el Doc, el Mayor, el jefe del primer hospital de campaña montado por los estadounidenses durante la Guerra Civil. Neugass era su chófer, pero también seguía siendo un poeta de origen judío nacido en Nueva Orleans en 1905 que quería saber.

“-Y después, sólo por divertirse, han vuelto para rematar los hospitales y Tarancón. ¿Cuántas bajas ha habido, Doc?

-Cuarenta y ocho muertos y 20 heridos.

-Pero si han salido de la ciudad 60 ambulancias cargadas.

-Te he dicho que 48 muertos y 20 heridos, Jim.

-Pero…”.

Pero Doc le ordenó no pensar ni saber. No convenía a la moral republicana conocer realmente cuántas víctimas había causado un bombardeo aéreo sobre la localidad de Tarancón (Cuenca), sobrevolada por aviones que habían jugado a confundir a la población -niños incluidos- hasta concentrarla en la plaza mayor y empezar a lanzar granadas de mano, metralla de doble calibre y, finalmente, bombas.

Mirada sin ataduras

Fue el primer encuentro de Jim con la guerra. Y Jim, chófer y poeta a la par, anotó minuciosamente los diálogos, las descripciones, las impresiones y las nostalgias que le asaltaron entre noviembre de 1937 y abril de 1938 mientras se ocupaba de trasladar a Barsky de un frente a otro. El diario de aquellos días tiene un título siniestro: La guerra es bella. Una ironía dedicada a Filippo Tommaso Marinetti, fundador del futurismo y fan de Mussolini, que escribió: “La guerra es bella porque enriquece un prado florido con las llameantes orquídeas de las ametralladoras”.

Bajo ese título se esconde un vibrante libro de memorias, que la editorial Papel de Liar pondrá a la venta este mes y que mereció los elogios de Antonio Muñoz Molina: “Nunca es condescendiente, nunca es narcisista y, a diferencia de otros testigos, no tiene intereses políticos o personales que ventilar. Como español cerré el libro con una sensación de gratitud”.

El texto permaneció inédito hasta su publicación en Estados Unidos en 2008. Al regresar a su país, Neugass se casó, tuvo dos hijos, trabajó de ebanista y publicó una novela sobre la historia familiar, Rain of ashes, en junio de 1949. Corría un maccarthismo intimidante, así que silenció su pasado brigadista en España. Tal vez por ello desistió de publicar aquel diario escrito a mano en Madrid, Aragón, Valencia y Barcelona tras alguna frustrada intentona. No tuvo tiempo de volver a la carga. Neugass murió a finales de 1949, en una estación de metro de Greenwich Village, de un ataque al corazón. Se fue su memoria, pero por fortuna la copia mecanografiada enviada a alguna editorial sin grandes expectativas reapareció en una librería de Vermont ¡medio siglo después!

“Esto es lo más importante que me ha sucedido en la vida. Ese hombre era un fantasma para mí”, dijo Jim Neugass, que tenía un año escaso cuando murió su progenitor. El hallazgo ha recuperado un texto valioso para los lectores y ha desvelado un hombre oculto para sus hijos. A los editores estadounidenses Peter N. Carroll y Peter Glazer les pareció una joya y registraron los derechos a nombre de los Archivos de la Brigada Abraham Lincoln, que conserva la memoria de los 2.800 estadounidenses que combatieron en las filas de la República. James Neugass se ofreció como voluntario a la Agencia Médica Americana para la Defensa de la Democracia Española, que reclutó personal sanitario y recaudó dinero para medicinas, ambulancias y alimentos infantiles. El médico Edward K. Barsky fue el alma de la campaña: en un mes puso en marcha un hospital para atender a los heridos en la batalla del Jarama. A partir de noviembre de 1937, Neugass ejerció como su chófer. A disgusto. Conducir una ambulancia tenía poco que ver con sus deseos. “Si no fuera por la vista, podría estar en la Infantería. Lo de conducir una ambulancia todavía me causa vergüenza. No me gusta la tradición literaria e intelectual de ‘me repugna el horror de la guerra y después escribo un libro”.

Reconcomiéndose mientras lleva a Barsky a un lado y otro, Neugass describe al principio el día a día de la retaguardia: un baile cerca de Villa Paz, la mansión de una infanta reconvertida en hospital, donde “movido por la responsabilidad política bailé con Pepita, la más fea”; o su estancia en el hotel Florida, en Madrid, con tarifas que se abaratan conforme las habitaciones se elevan hacia la línea de fuego de los obuses.

Ante la falta de acción bélica, Neugass se detiene con humor y distancia en pequeñas cosas agrandadas por la escasez: dedica dos páginas a la “ética del tabaco”. “No es deshonroso negar la posesión de cualquier cosa que pueda ser fumada, pero es de pésima educación fumar delante de los que no tienen tabaco. Si recibes un cartón entero de casa, lo moralmente justo es distribuir la mitad y esconder el resto”. No rehúye los ajustes de cuentas biográficos que proporciona la guerra. En Utiel (Valencia) duerme con el teniente Arnold Donowa: “Es la primera vez que he compartido habitación con un negro, y más aún una cama. Mi abuelo había tenido esclavos […]. Ambos sabíamos que yo tenía la oportunidad de acabar para siempre con 100 años de prejuicios. Y eso fue lo que hice”.

Acabó con los prejuicios y acabó en la guerra, rescatando heridos bajo los obuses y sabiendo todo lo que quiso saber. Anotó cada uno de los muertos que habían sido sus íntimos durante horas. Vio lo que los historiadores verían: “Los elementos que condicionan la victoria no se debaten en España, sino en Washington, Londres y París”. Asistió al desmoronamiento de la 15ª Brigada. Presintió el fin: “La muerte se acerca. Sus uñas me han rascado el pelo y he olido su enfermizo aliento en mi nuca”. Pero vivió para contarlo. Aunque él no lo sepa.