Zapatero frena a los líderes del PSOE que exigen mayor apoyo a Garzón

Blanco, Pajín y Chaves pidieron más compromiso hacia el juez de la Audiencia Nacional – El respaldo al magistrado lo ejercerá el partido, pero no el Gobierno

J. CASQUEIRO/ L. R. AIZPEOLEA El País26/04/2010

Fue una discusión interesante y viva y acabó en un reparto de papeles. Sucedió el pasado lunes, 19 de abril, a primera hora de la mañana, en la reunión de estrategia semanal que se celebra en La Moncloa y a la que acude la cúpula del Gobierno, del Grupo Parlamentario y del PSOE. Varios dirigentes del partido, como la secretaria de Organización, Leire Pajín; el vicesecretario general, José Blanco, y el propio presidente del partido, Manuel Chaves, reclamaron mayor compromiso en la defensa del juez Baltasar Garzón ante el malestar social que ha generado su enjuiciamiento por el Tribunal Supremo por su investigación de los crímenes del franquismo. Zapatero insistió en no rebasar el límite del respeto a las instituciones y a la independencia judicial. Tras el debate se pactó una salida: el Gobierno evitará cualquier manifestación que pueda cuestionar esa independencia o pueda interpretarse como una presión sobre los jueces. El apoyo a Garzón lo ejercerá el partido.

[leer todo el artículo]

* * * * * *

* * * * * *

Peridis – El País – 26/04/2010

Conferencias

Si os interesa, cuelgo aquí un e-mail que recibí sobre dos conferencias relacionadas a temas del curso:

Vierailuluentoja yleisessä kirjallisuustieteessä keskiviikkona 12.5.2010

Tervetuloa kuuntelemaan kahta vierailuluentoa:
klo 13.15 Irene Kacandes: Traumatic Memory in Familial and Cultural
Contexts
Kahvitarjoilu
klo 14.30 Philippe Carrard: From Life to Text: Toward a Poetics of the
Memoir
Molemmat luennot pidetään Helsingin yliopiston päärakennuksen
luentosalissa 14 (4. krs).

Irene Kacandes on saksan kielen ja yleisen kirjallisuustieteen
professori Dartmouth Collegessa Yhdysvalloissa. Hän on opiskellut Freie
Universitätissa Berliinissa sekä Aristoteles -yliopistossa
Thessalonikissa. Hän väitteli filosofian tohtoriksi Harvardissa vuonna
1991 ja on ollut virassa Dartmouthissa vuodesta 1994 lähtien.
Saksalaista ja modernia kreikkalaista kaunokirjallisuutta koskevien
tutkimusten ohessa hän on erikoistunut kertomusteoriaan ja
kulttuurintutkimukseen. Hän on julkaissut useita artikkeleita mm.
feministisestä lingvistiikasta ja Holokaustista. Hänen teoksiinsa
kuuluvat Talk Fiction: Literature and the Talk Explosion (2001, The
University of Nebraska Press) ja Daddy’s War: Greek American
Storytelling, Family Memory, and Trauma. A Paramemoir (2009, The
University of Nebraska Press). Hän on toimittanut A User’s Guide to
German Cultural Studies –teoksen (1997) sekä Marianne Hirschin kanssa
Teaching the Representation of the Holocaust –teoksen (2004, MLA).

Philippe Carrard väitteli filosofian tohtoriksi Lausanne yliopistossa,
Sveitsissä. Muutettuaan Yhdysvaltoihin hän on opettanut Pennsylvanian,
Kalifornian (Santa Barbara ja Irvine) ja Vermontin yliopistoissa sekä
Dartmouth Collegessa. Hän on ranskan kielen ja kirjallisuuden professori
emeritus, joka toimii parhaillaan vierailevana tutkijana Dartmouth
Collegessa. Hänen julkaisuihinsa kuuluvat Malraux ou le récit hybride,
Poetics of the New History: French Historical Discourse from Braudel to
Chartier sekä syksyllä 2010 ilmestyvä The French Who Fought for Hitler:
Memories from the Outcasts (Cambridge UP). Lisäksi Carrard on julkaissut
artikkeleita mm. tajunnan esittämisen konventioista muistelmissa,
historiankirjoituksen ja kertomuksen suhteista, urheilujournalismin
ajallisista ulottuvuuksista, etnisyydestä ja Ranskan
jalkapallomaajoukkueen kokoonpanosta sekä Blue Note –jazzlevysarjan
nimikkeistä.

“Llegada para mí la hora del olvido” como novela política

El objetivo de mi trabajo final es demostrar que la novela ”Llegada para mí la hora del olvido” es, además de ser una autobiografía ficticia, una obra política que hasta puede hacer de papel de una guía para gobernar y que contiene a veces referencias a algunas obras políticas, entre ellas “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo. El tema me interesa por dos razones: la novela es, como ya dicho, ficticia aunque el narrador y el protagonista es Francisco Franco, y eso me da un reto de distinguir la realidad y la ficción; y además, me interesa comparar la obra con unos textos políticos para construir una serie de referencias intertextuales. Adjunto aquí un enlace para haceros familiar con “El Principe”.

Ruut

http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Maquiavelo/Maquiavelo_ElPrincipe.htm

Mirando hacia atrás

SANTOS JULIÁ – El País – 25/04/2010

A José María Ridao, que le preguntaba por qué en todas partes se seguía mirando hacia atrás, Claude Lanzmann contestó: “Vivimos en un mundo que no sabe adónde va. El futuro es sombrío y, por eso, en el inicio del siglo XXI pasamos el tiempo ocupándonos del XX. No hacemos otra cosa”. Se sumaba así el creador de Shoah a la serie de nombres ilustres que desde la caída del muro de Berlín vienen llamando la atención sobre la invasión de memoria como síntoma de nuestra pérdida de orientación hacia el futuro. Quizá, como escribía Charles Maier, es hora de preguntarnos si “la adicción a la memoria podría convertirse en neurasténica y discapacitadora”. Maier pensaba que el empacho de memoria (surfeit of memory) era la prueba de que las sociedades occidentales habían llegado al final de un proyecto colectivo masivo y habían agotado su capacidad de encontrar instituciones colectivas basadas en aspiraciones de futuro.

A España, la marea memorial ha llegado con cierto retraso, pero con fuerza redoblada, porque nos ha devuelto la manía de rectificar el pasado, como si se dijera: frente a las escasas expectativas que ofrece el futuro, cambiemos de pasado para mejorar la calidad del presente. Hemos mezclado, pues, la corriente memorial con nuestra bien arraigada propensión a juzgar nuestro pasado, en bloque, como un fracaso, como una carencia, un no ser ocurrido en algún no lugar. Aquí, se nos decía, ha fracasado todo: la revolución liberal, la revolución industrial, el Estado nacional, la República.

Quedaba la transición, mayormente considerada, a pesar de los pesares, como un logro: consolidación de la democracia, entrada en Europa, cambio de sociedad. Pero el relato que tanto habíamos oído de pequeños, que la historia de España era la más triste porque siempre termina mal, esperaba con ansia cabalgar de nuevo. Y ya está otra vez instalado entre nosotros: el último fracaso, el culpable de que esta democracia nuestra de cada día sea de baja calidad, es la transición o, mejor, lo que unos traidores no se atrevieron a hacer en la transición. Nueva vuelta de tuerca en esa mirada hacia atrás que consiste en culpar de la frustración presente a lo que no sucedió en el pasado.

El no suceso fue que no se hizo justicia. ¿Por qué? Pues porque, traumatizados por la guerra y poseídos por el miedo, los españoles optaron por emplearse en la borradura del pasado. Resultado del miedo y del olvido fue la amnistía. Cambiemos, pues, de transición renegando de la amnistía. Pongamos mano sobre nuestro pasado para rectificarlo y así colmar sus carencias. Y ahí tenemos a un fiscal que denuncia, 35 años después de la muerte de Franco, a jueces y magistrados como cómplices de las torturas del franquismo, régimen en que el denunciante ejerció como alto funcionario del Ministerio Público.

Y ahí tenemos a Izquierda Unida que olvidando, ahora sí, lo que sus mayores dijeron entonces, cuando se llamaban comunistas y estaban orgullos de serlo por su historia de resistencia a la dictadura, pretende rectificar la Ley de amnistía que con tanto coraje político y moral defendió entonces la gente del PCE. Si recordaran lo sucedido el 14 de octubre de 1977 no mirarían hacia atrás con ánimo de cambiar el pasado: nunca se han pronunciado en un Parlamento español palabras tan hondas, tan sentidas y tan llenas de futuro, como las de aquel día, cuando Marcelino Camacho, tras recordar muertes y torturas, preguntaba: “¿cómo podíamos reconciliarnos los que nos habíamos estado matando los unos a otros si no borrábamos ese pasado de una vez para siempre?” O cuando Arzalluz recordó que en aquel hemiciclo se reunían “personas que hemos militado en campos diferentes, que hasta nos hemos odiado y hemos luchado unos contra otros”, para concluir: “Olvidemos, pues, todo”.

Esa clase de olvido no era represión de una presencia, no era ausencia: era hijo de la memoria. Tal vez ellos no lo supieran, pero Memoria , señora de las colinas de Eleuter, alumbró a las Musas “como Olvido de males y remedio de preocupaciones”. Y fueron las Musas, hijas de Memoria, las que visitaron aquel 14 de octubre el Congreso y hablaron por boca de Camacho, de Arzalluz, de todos los demás, salvo uno, que en nombre de Alianza Popular cerró los oídos a su hermoso canto. ¡Ea, tú! -habrá que repetir con Hesíodo- comencemos por las Musas, que, como hijas de Memoria, nos devuelvan el olvido de los males para remediar las preocupaciones del presente y abrir caminos de futuro.

Causa general II

La neutralización del guerracivilismo español requiere el desmantelamiento de los símbolos de la dictadura franquista -por ejemplo, el Valle de los Caídos- y la condena explícita del golpe de Estado de 1936

ANDRÉS TRAPIELLO – El País – 25/04/2010

Cunetas es el título de un libro de poemas que escribió Luis Pimentel sobre los asesinatos que tuvieron lugar en Galicia durante la guerra civil. Se escribió en 1947 pero sólo pudo publicarse, muerto ya su autor, en 1981. “Hubo niños que asesinaron a hombres”, leemos en él con el ánimo sombrío. Pimentel no fue de ningún modo un franquista, pero tampoco lo contrario, como tantos españoles que se quedaron en España después de la guerra.

El 18 de abril de 2010 este periódico publicaba la historia de Manuel Muñoz Frías, de 79 años. La saña del destino en ella, anonada. Si hubo un millón de muertos en la guerra civil, hay al menos veinte millones de historias como la de Manuel Muñoz, las de la mayoría de los que sobrevivieron. Muchas de esas tragedias se han olvidado, unas veces porque sus protagonistas han muerto, otras las ha borrado el miedo, otras el olvido, condición necesaria de supervivencia para tantos. Algunas, sin embargo, como la de Manuel Muñoz, siguen vivas, porque la herida que causaron fue tan profunda que setenta años no han bastado para poder cerrarlas. Vale la pena recordarla otra vez: “A mi padre, un campesino analfabeto lo mataron por ser de UGT, se lo habían llevado hacía unos días y mi madre estaba cosiendo, intentando pensar en otra cosa. [Cuando se enteró que lo había matado] mi madre gritó y le dio un cabezazo a la máquina de coser. Empezó a sangrar. Mis hermanos empezaron a llorar al verla a ella con la cara llena de sangre, y yo también (…). Pero los falangistas volvieron. A los 20 días se llevaron a mi hermano, que aún no había cumplido los 18 años, a las trincheras para luchar en el bando de los asesinos de su padre. Desertó. Lo cogieron. Le mandaron a un campo de concentración en Ávila y luego a otro en Sevilla, y allí lo torturaron hasta la muerte. Y después volvieron a por ella. La metieron en la cárcel. A los cien días la soltaron sin ninguna explicación. Mi hermano Juan, que entonces tenía 16 años, hizo la guerra en España con el bando republicano y huyó a Francia, después luchó con el maquis francés. En mi casa pasaron muchos años sin que supiéramos nada de él. Un día, cuando ya le habíamos dado por muerto, cuando ya le habíamos llorado, recibimos una carta suya diciendo que estaba vivo y que se iba a casar. Cuando se la di a mi madre, se desmayó”. Aquí terminaba su relato, tal como lo publicó este periódico, pero ¿alguien puede creer que allí se puso fin a algo, que no marcó de una manera irremediable la vida de decenas de personas más, hasta hoy mismo?

Y sin embargo, con ser única, como lo son todas las historias de un sufrir tan agudo, parece tener algo en común con muchas otras.

Cierto día de hace cuatro años, en un receso de unos cursos de verano, un profesor contó cómo había perdido a toda su familia en un solo día de agosto de 1936, durante la revolución en Málaga. Sus colaboradores fueron acaso los más sorprendidos, pues, según confesaron después, nunca antes les había mencionado un hecho de tanta trascendencia en su vida. La pavorosa historia, sobre la que ojalá ese hombre quiera escribir y reflexionar un día con la hondura y verdad que le caracterizan, es una de las que se incluye en la Causa General, en la que no es más que una de tantas, apenas dos líneas, las que ocupan el nombre de su padre y de sus cinco hermanos asesinados (el menor de catorce años), su edad y su profesión, y el nombre del pueblo donde tuvo lugar la tragedia.

Historias como estas, de uno y otro lado, habrán sido, sin duda, las que le hayan hecho pensar a muchos lo que el novelista Arturo Pérez Reverte expresaba en una entrevista reciente (“En España nos faltó la guillotina”. El Cultural, 26 de febrero de 2010): “Yo soy de Cartagena, y en Cartagena, que era zona roja, hubo de todo, hubo represión brutal de los milicianos y represión brutal de los falangistas. Y a mí, cuando era pequeño, me contaron las dos represiones, las dos; por eso, hablar de unos buenos y otros malos a estas alturas… Cualquiera que haya leído historia de España sabe que aquí todos hemos sido igual de hijos de puta, TODOS”. Supongo que estas mayúsculas y la primera persona del plural respondían al interés del entrevistado en que nadie pudiese tener la fantasía de írsele de rositas.

Pocos dudan ya de que se cometieron crímenes parecidos en ambos bandos, pero tampoco nadie debería dudar de que las ideas por las que se combatió en uno y otro lado no pudieron ser más diferentes, en el de la República por los principios de la Ilustración (libertad, igualdad y fraternidad), fundamento de las democracias modernas, y en el de los sublevados por la conculcación de esos mismos principios, con la participación decisiva de curas, militares y capitalistas, aunque con frecuencia muchos republicanos no fuesen demócratas ni todos los que se pusieron junto a los fascistas fuesen fascistas. Podrán discutirse otras cuestiones (y llevan discutiéndose setenta años), pero esos son los hechos que hacen imposible toda simetría y que no tienen que ver ni con la lógica de la venganza en la que parece que algunos todavía están presos (sobre todo hablistas hertzianos y políticos) ni con esa equidistancia de la indiferencia.

A comienzos de los años cincuenta, según refirió Graciela Palau de Nemes, biógrafa de Juan Ramón Jiménez, este, mal informado o no, se negó a saludar a Segundo Serrano Poncela, relacionado con los sucesos de Paracuellos, porque él, Juan Ramón Jiménez, no se había exiliado “para acabar dándole la mano a un asesino”.

Dentro de unos días se dará a conocer cierto escrito inédito que Edgar Neville dirigió poco antes de su muerte, en 1966, a Miguel Pérez Ferrero en el que el escritor y cineasta asegura conocer, como muchos otros, al asesino de Lorca, quién se quedó con su reloj y su cartera y cómo fue asesinado de un único disparo en la nuca y no con una descarga como él había creído erróneamente durante años. En ese escrito se diría que Neville, en absoluto sospechoso de republicanismo (quizá porque el régimen le hizo purgar por ello en 1937), parece estar pensando cincuenta años antes en la Ley de la Memoria Histórica: “La diferencia fundamental”, dice allí “es que [para] los del otro lado, aparte de nuestra pena, había habido una Causa General que había castigado en la medida de lo posible a los asesinos, mientras que los que mataron a Federico García Lorca gozaban de inmunidad inconcebible y nadie les había molestado lo más mínimo”.

El propósito de estas líneas ha sido el de traer a colación aquí el recuerdo de Neville, Juan Ramón o Pimentel, porque no todos los españoles fueron lo que el novelista cartaginés asegura que fueron, como tampoco lo son hoy las víctimas del franquismo que, como Antígona, sólo reclaman el derecho de enterrar a sus muertos, y a las que sin duda todos los españoles tendríamos que secundar, aun a sabiendas de que entre tales muertos podría hallarse alguno de los asesinos de personas inocentes, como los que acabaron con el padre y los hermanos de nuestro amigo, verdugos asesinados a su vez junto a personas inocentes en las represalias de las falanges de Queipo que siguieron, pues es en tanto que víctimas y no como verdugos como ha de considerárseles en última instancia. Y sólo después de darles sepultura la sociedad dirá si quiere y está preparada para saberlo TODO (estas mayúsculas son de Kant), quiero decir, si está preparada para su ilustrado “Sapere aude”, atrévete a saber, sin caer en las justificaciones de la filosofía de la historia. Por esa razón las víctimas tienen derecho a reclamar del Estado, responsable en buena medida de que sigan enterrados en las cunetas, una sepultura digna para sus familiares.

La Causa General, instruida con tantas irregularidades pero no por ello irrelevante, fue el instrumento de que se sirvió el Estado fascista para justificar y tapar sus crímenes. La Causal General II que Neville parecía preconizar sobre los crímenes cometidos por los sublevados, se ha venido instruyendo de una manera espontánea desde hace treinta años por el testimonio de unos y de otros, el trabajo concienzudo de los historiadores, arqueólogo y forenses y algunas, pocas, actuaciones judiciales, y que se sepa tales trabajos ni han justificado ni relegado al olvido los crímenes cometidos por los republicanos. Ambas Causas, revisadas, corregidas y aumentadas deberían poner a cada cual frente a las responsabilidades políticas de todos y cada uno de los crímenes y asesinatos cometidos durante la guerra en cada bando, y ante las responsabilidades penales, si aún hubiere lugar a ellas. Será acaso el único modo de dejar a un lado la lógica de la venganza, la lógica del “tú más” o la del “todos fueron unos asesinos”, tan parecidas en el fondo. La neutralización de esta lógica pasaría necesariamente, desde luego, por el desmantelamiento de los símbolos del totalitarismo, incluido el Valle de los Caídos o, por ejemplo, las calles que ayer llevaron el nombre de un fascista y llevan hoy el de un estalinista, y la condena explícita del Golpe de Estado de julio de 1936 en los parlamentos españoles, del mismo modo que se les exige a todos sus diputados la condena del terrorismo de Eta para participar en la vida política democrática. Esa es también la única posibilidad de admitir al fin que aquella fue la guerra de nuestros padres y de nuestros abuelos, pero no la nuestra, aunque la hayamos padecido, y de qué modo, y que acaso deberíamos huir de las generalizaciones para hallar cobijo en las tres famosas palabras de Azaña, paz, piedad, perdón.

Andrés Trapiello es escritor.

“El Tribunal Supremo tiene que entender que ha creado alarma”

LUIS R. AIZPEOLEA / JAVIER CASQUEIRO El País25/04/2010

El presidente del PSOE cree que es muy difícil entender para mucha gente que el Tribunal Supremo juzgue a Garzón por investigar los crímenes del franquismo. Cree, también, que el Estatuto de Cataluña es constitucional

Manuel Chaves recibió a EL PAÍS a las ocho de la mañana del viernes en Castellana 3, en su despacho del viejo palacete del Ministerio de Política Territorial. La entrevista la hizo con la mirada puesta en el reloj, porque a las nueve tenía que salir a la reunión del Consejo de Ministros y, posteriormente, tenía un despacho con el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Chaves entró en el Gobierno hace un año, tras ser presidente de la Junta de Andalucía durante casi 20 años, en plena recesión económica. Cree que, pese a la gravedad de la situación, se empieza a ver la luz al final del túnel. En la entrevista, apenas se habla de la crisis económica. El bloqueo del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña y el debate social abierto sobre el juicio al juez Baltasar Garzón centraron la atención de la entrevista. […]

P. El PP ha pedido la dimisión de su número dos, Gaspar Zarrias, por asistir a un acto de apoyo a Garzón. ¿Cree procedente que un miembro del Gobierno asista a un acto en el que se criticó al Tribunal Supremo?

R. Quien conozca a Zarrias sabe que está encantado con que Rajoy le haya venido con esto. Hay circunstancias personales que explican su actitud. Acudió como ciudadano y miembro del PSOE. Su abuelo fue fusilado y su padre estuvo muchos años en la cárcel. Hay que entender estas circunstancias humanas. El PP no se puede rasgar las vestiduras cuando ha llamado a la rebelión contra una ley votada por la soberanía o denuncia conspiraciones de jueces y falseamiento de pruebas de la policía. Tiene una doble moral. Al utilizar a Garzón y Zarrias pretende tapar la gran olla de corrupción que es el caso Gürtel.

P. ¿Qué le parece que se juzgue a Garzón por investigar los crímenes del franquismo?

R. El Tribunal Supremo cuando abre un procedimiento lo hace respetando el Estado de derecho. Pero ha producido alarma en sectores de la opinión pública. Hay que entender su incomprensión y su sorpresa porque juzguen a un juez que pretendía juzgar los crímenes del franquismo. Lo tiene que entender el Tribunal Supremo. Es difícil de entender por mucha gente.

P. ¿Ha prevaricado Garzón?

R. No soy el que debe juzgar.

P. ¿Van a hacer algo para evitar que el Tribunal Supremo condene a Garzón?

R. El fiscal ha pedido el archivo de la causa. No podemos adelantar acontecimientos. Tras la sentencia nos pronunciaremos.

P. ¿Se plantean revisar la Ley de Amnistía para dejar claro que los convenios internacionales impiden una ley de punto final?

R. No tenemos ninguna intención de revisarla.

P. ¿No cree que la Ley de Memoria Histórica fue imprecisa y generó múltiples problemas?

R. Fue una ley razonable. No llegó hasta donde querían algunos colectivos.

P. Ayer se manifestaron las víctimas del franquismo en apoyo de Garzón y la Falange convocó otra manifestación reactiva. Sectores conservadores dicen que la polémica sobre Garzón ha alentado las dos Españas. ¿Qué opina usted?

R. No tiene sentido hablar de las dos Españas. La Falange no representa a nadie. Se aprovecha de los mecanismos del Estado de derecho. Hay que reparar a las víctimas del franquismo, como recoge razonablemente la Ley de Memoria Histórica.

[leer todo el artículo]

Manos Limpias copió un auto de Varela para acusar a Garzón

El juez de la Audiencia recusa al del Supremo por “asesorar” a la acusación

MANUEL ALTOZANO El País25/04/2010

¿Qué mejores argumentos acusatorios que los del propio juez instructor? El colectivo ultraderechista Manos Limpias reprodujo de forma literal en su escrito de acusación -incluso con los mismos errores tipográficos- gran parte de la resolución que el magistrado del Tribunal Supremo Luciano Varela redactó el pasado 3 de febrero y en la que detallaba sus razones para sentar en el banquillo a Baltasar Garzón por supuesta prevaricación al abrir una investigación sobre los crímenes del franquismo. Varela dio el miércoles una segunda oportunidad a Manos Limpias para que eliminara de su escrito sus propios argumentos. Garzón, que considera que con ese trámite “insólito”, el instructor “aconsejó” a la única acusación que sostiene el caso, recusó ayer a Varela por su “interés indirecto” en el proceso que lo convierte en un juez “parcial”.

En la providencia por la que Varela permitió a Manos Limpias corregir su escrito de acusación, el magistrado del Supremo detallaba las páginas exactas que la acusación debía eliminar para que su escrito fuera aceptado. En caso de que el colectivo de funcionarios no lo hubiera hecho, la causa se habría quedado sin acusación -Falange fue expulsada del caso el viernes y el fiscal no ve delito en la actuación del juez- por lo que el Supremo se habría visto obligado a archivar el caso.

Esa providencia, considerada “insólita” por la defensa de Garzón, pero también por otras fuentes judiciales consultadas por este periódico, reclamaba que se eliminaran partes enteras del escrito citando incluso las páginas concretas que debían desaparecer para que la acusación fuera admisible. Esa labor de “expurgación” -como la califica el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda- afectó en total a dos tercios de su contenido (50 de sus 74 páginas), tal y como se explica en el escrito de recusación.

Una de las partes que Manos Limpias plagia por párrafos enteros del auto de Varela del 3 de febrero es la relativa a la supuesta prescripción de las desapariciones de opositores al régimen de Franco que defendió el instructor para tratar de demostrar la supuesta prevaricación de Garzón. La acusación también copió literalmente todas las alegaciones de Varela en lo que se refiere a la Ley de Amnistía de 1977 que Garzón, en aplicación de Tratados Internacionales suscritos por España, dejó de aplicar respecto de los crímenes de la dictadura.

Hasta los calificativos empleados por Varela hacia Garzón en su resolución aparecen en el escrito de acusación. “El querellado [es decir, Garzón] se erige, de hecho, en árbitro ético de la decisión política tomada por las fuerzas políticas democráticas en 1977, so pretexto de baremos axiológicos extraídos de instrumentos de Derecho Internacional”, sostienen al unísono el instructor y la acusación popular.

Orientado a Manos Limpias para que eliminara sus alegaciones, Varela ha demostrado tener un interés concreto en el caso, según Garzón, que ayer mismo recusó al magistrado del Supremo para intentar apartarlo del proceso. “El instructor ha mostrado su interés en que las partes acusadoras mejoraran sus escritos de acusación”, mantiene el juez de la Audiencia Nacional en su escrito, muy parecido al recurso de apelación presentado el viernes para impugnar “la segunda oportunidad”, que el instructor dio a la acusación. Con esa decisión, Varela “ha tomado partido a favor de uno de los contendientes en el pleito”, añade el escrito.

Varela deberá a partir de ahora abstenerse de seguir adelante con el caso mientras la Sala tramita su recusación. Otro magistrado de lo penal deberá instruir esta nueva petición que, finalmente, será resuelta por todos los magistrados. A diferencia del resto de trámites iniciados por Garzón, éste último suspende el procedimiento hasta que se decida si Varela es definitivamente apartado del caso y sustituido por otro instructor. Fuentes jurídicas aseguran, sin embargo, que el tribunal también podría rechazar la petición a trámite sin entrar ni siquiera en el fondo del asunto.

* * * * * * *

Trámites pendientes

Recurso de apelación contra el “asesoramiento” a Manos Limpias. La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo deberá resolver el recurso de Garzón contra el auto y la providencia por los que Varela permitió corregir sus escritos de acusación a Falange (que no lo hizo a tiempo y por ello fue expulsada del proceso) y Manos Limpias. Garzón considera que, al tomar esas decisiones, el magistrado del Supremo perdió su imparcialidad y actuó como “juez y parte” en una labor impropia de un juez instructor.

Recusación contra Luciano Varela. Según la Ley de Enjuiciamiento Criminal debe ser instruida por uno de los magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo y decidida en última instancia por la Sala de lo Penal. Garzón la basa en el “interés directo en la causa” que habría demostrado al dar una segunda oportunidad a las acusaciones -Falange y Manos Limpias- para que corrigieran sus escritos de acusación.

Recurso contra el auto de Varela en el que decidió juzgar a Garzón. La Sala de lo Penal debe resolver el recurso del juez de la Audiencia Nacional contra el auto de Varela por el que decidió procesar a Garzón y sentarle en el banquillo por prevaricación.

Suspensión por el Poder Judicial. El gobierno de los jueces espera que la decisión del Supremo de juzgar a Garzón sea firme para proceder a su suspensión cautelar. La comisión permanente del acordó que fuera el Pleno el que tomara la decisión que, según la Ley Orgánica del Poder Judicial, es reglada (no admite discusión). El Consejo no descarta convocar un pleno extraordinario para hacerlo.

Un ensordecedor silencio histórico

LOS CAMINOS DE LA MEMORIA

Dirección: José Luis Peñafuerte.

Género: documental. España, 2010.

Duración: 96 minutos.

J. C. El País – 23/04/2010

Si uno tiene la costumbre -quizá buena, pero casi siempre dolorosa- de estar al corriente de las últimas noticias -ya saben, la casi victoria post mórtem de un caudillo, con los superpoderes del Cid, sobre esa lujuria por la integridad que caracteriza al juez Garzón- o si uno decide abandonarse al cristalino propósito didáctico de este oportuno documental, quizá no tenga otro remedio que asumir una idea inquietante: el final de la Guerra Civil nunca tuvo lugar. O fue un espejismo impuesto por decreto.

Se podría ir más allá: la contienda fue el único momento en que el país fue consecuente con su médula de tierra de esencia cainita, segmentada en dos Españas irreconciliables, tan capaces de evolucionar en sus formas, como incapaces de encontrar un idioma común para el balance de daños. La violencia que la aprobada Ley de Memoria Histórica ejerce sobre el pacto (o conspiración) de silencio sobre el que se asentó la llamada Transición es el gran motor de este documental de José Luis Peñafuerte, que pulsa a fondo la funcionalidad del formato para espolear el debate en presente.

Los caminos de la memoria sólo comete una tontería: esas transiciones que ritualizan el pulso entre las dos Españas en clave de danza contemporánea. El resto pinza los nervios precisos, tanto al registrar el dolor, la indignación o la decepcionada humanidad de los vencidos como al articular su narrativa a partir de la transmisión pedagógica a unas nuevas generaciones que ojalá siempre tuviesen el grado de atención que muestran -o simulan- en la película. En algunos momentos, Peñafuerte no teme ser incómodo, ni agresivo: algunas de las escenas más cargadas de violencia y mal rollo en este trabajo son de fecha reciente. En concreto, de una estremecedora celebración del 20-N en el Valle de los Caídos y la plaza de Oriente. También resulta particularmente certera la mención, en una de las declaraciones recogidas, al doctor Vallejo-Nágera y su teoría del gen marxista. Peñafuerte tiene claro que hablar de memoria histórica no es remover el pasado, sino, en todo caso, esclarecer el presente, dirigiendo su mirada a las razones individuales.

* * * * * * *

Podéis ver el tráiler de Los caminos de memoria en un post anterior sobre el documental.

Sólo cien falangistas en Madrid

Proclamas amenazantes e insultos en la marcha a favor del procesamiento del juez Garzón y en defensa de la legalidad de la organización ultraderechista

BRUNO G. GALLO El País25/04/2010

De la mano de su padre, un chaval de unos ocho años cantaba el himno franquista Cara al Sol , mientras su hermano menor ondeaba una bandera falangista que le doblaba en altura. Aún no se sabía la letra, pero, como los otros cien asistentes a la manifestación, elevaba el brazo con el saludo fascista. Terminaba así frente al Tribunal Supremo una protesta que, durante una hora, había recorrido la madrileña calle Génova con cánticos insultantes y ambiente festivo.

Había niños, envueltos en enseñas nacionales, y hombres que se hicieron viejos de repente durante la guerra. Como Antonio López, hijo de un capitán fusilado, que, “al contrario que la mayoría de los de aquí”, llevaba en la cartera el carné de cuando la falange era Movimiento Nacional. Con su gorra de “la guardia de Franco”, coreaba: “¡Pasamos y vencimos!”.

Pese a los intentos de la organización por suavizar las proclamas, hubo improperios y mofas para todos: jueces, políticos de todo pelaje, gentes del cine y, por supuesto, el comunista Santiago Carrillo. Megáfono en mano, un falangista iniciaba los cánticos ante una decena de cámaras de medios españoles y extranjeros. Dentro de la marcha, comentarios de ánimo: “No os peguéis mucho, que somos pocos”, “esta noche seguro que salimos en el telediario”.

Y tras la caminata, el mitin. Uno de los dirigentes, Ignacio Menéndez, dio gracias irónicas a Pedro Almodóvar, Pilar Bardem y otros por “destapar la caja de Pandora” y sacarlos a la calle. El jefe nacional, Manuel Andrino, amenazó: “Ningún papel administrativo nos impedirá defender España incluso con las armas. (…) De momento no manejamos armas, entonces se tendrán que sentar de igual a igual como con ETA”.

Poco antes, una dirigente sugería la posibilidad de “abrir otra vía judicial”. Porque la manifestación la había convocado La Falange (10.300 votos en 2004), pero la querella contra Baltasar Garzón la presentó Falange Española de las JONS (14.000 votos en 2008), que precisamente ayer reunía a su Consejo Nacional para responder a su expulsión de la causa, y se desvinculaba de la marcha.

* * * * * * *

Movilización contra la impunidad de los crímenes del franquismo

Concentraciones en Argentina, Francia y Portugal

El PSOE homenajea a sus parlamentarios desde Pablo Iglesias

Los socialistas preparan actos para ensalzar su historia y “rendir tributo a la memoria”

ANABEL DÍEZ El País25/04/2010

La minoría socialista en el Congreso en 1918; Saborit, Anguiano,  Largo Caballero, Indalecio Prieto, Julian Besteiro y Pablo Iglesias

La minoría socialista en el Congreso en 1918; Saborit, Anguiano, Largo Caballero, Indalecio Prieto, Julian Besteiro y Pablo Iglesias- FUNDACIÓN PABLO IGLESIAS

El 10 de junio de 1910 Pablo Iglesias, fundador del PSOE y de la UGT, firmaba su acta de diputado en el Congreso. Era el único y primer diputado del PSOE. Le respaldaban 40.899 votos. Cien años después, el PSOE tiene 169 diputados avalados por algo más de once millones de votos. Pues bien, los socialistas quieren realzar su siglo parlamentario y, a pesar del clima político enrarecido, entre otros asuntos, por la imputación al juez Baltasar Garzón por su pretensión de investigar el franquismo, el Grupo Parlamentario Socialista prepara actos para el 10 de junio de homenaje a todos sus parlamentarios desde hace cien años, entre los que están los treinta diputados socialistas fusilados tras la guerra civil. Pero, sobre todo, tratan de recordar su protagonismo en las instituciones al tiempo y sus aportaciones decisivas desde el Parlamento. Esta iniciativa va en paralelo a la reiteración en los últimos días de los dirigentes del PSOE de que su partido respeta y defienda todas las instituciones.

Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfonso Guerra, José Bono, Félix Pons, Gregorio Peces Barba, Manuel Marín, José Antonio Alonso, tendrán el protagonismo en estos actos como presidentes del Gobierno, del Congreso y portavoces del grupo parlamentario.

“Cien años de Historia a los que queremos rendir un pequeño tributo de memoria”, señala Eduardo Madina, secretario general del Grupo Socialista, implicado como toda la dirección del Grupo, que encabeza José Antonio Alonso, en la preparación de estos actos y en la elaboración de un libro. “Las Voces de Pablo Iglesias. 100 años de Grupo Socialista”, es el título de la publicación que recogerá “las aportaciones a la Historia de España que el PSOE ha hecho desde el Parlamento, precisa Madina.

[leer todo el artículo]