El Supremo ve motivos para juzgar a Garzón por investigar los crímenes franquistas

El juez Luciano Varela rechaza el recurso del juez de la Audiencia contra la querella que presentó Manos Limpias y a la que se sumó Falange Española.- Cabe recurso ante la Sala

JULIO M. LÁZARO El País04/02/2010

El Tribunal Supremo ha rechazado el recurso del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón contra la admisión a trámite de la querella presentada por el sindicato ultraderechista Manos Limpias que le acusaba de prevaricación por declararse competente para investigar los crímenes de la Guerra Civil y el franquismo. La Fiscalía pidió el archivo de la causa a la que se sumó posteriormente Falange Española por decisión del instructor, Luciano Varela.

Varela aprecia un delito de prevaricación de los tipificados en el artículo 446.3 del Código Penal. Para este magistrado, el juez Garzón actuó “con la finalidad de eludir la decisión del legislador sobre el régimen de localización y exhumación de las víctimas de los horrendos crímenes del franquismo, erigidos en aparente objeto del procedimiento, sabiendo que esto había sido objeto de amnistía por las Cortes democráticas de España, cuya voluntad decidió conscientemente ignorar u orillar”. Añade que los móviles altruistas no eximen ni atenúan la eventual responsabilidad penal en que pudiera haber incurrido.

En 2008, Garzón se convirtió en el primer magistrado español que atribuyó al dictador Francisco Franco y a otros 34 jefes que dirigieron la rebelión contra el régimen legalmente constituido de la República la puesta en marcha de un plan de exterminio sistemático de sus oponentes políticos y de una represión que acabó con al menos 114.266 personas desaparecidas, de las que no se ha dado razón de su paradero, y que a su juicio constituye un contexto de crímenes contra la humanidad.

En su día, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, acusó al juez de formar una “causa general” para investigar y enjuiciar los crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo, circunstancia que, a su entender, violenta las reglas y límites del proceso penal.

Pese a ello, la Fiscalía se ha pronunciado en varias ocasiones contra la admisión a trámite de la querella y por su archivo. El ministerio Público alegó que la instrucción del juez del Supremo Luciano Varela ha sido “inquisitiva” e “injustificadamente retardada” y que veía “absolutamente sorprendente” que pudieran ser vehículos de una prevaricación judicial dos resoluciones “diametralmente opuestas”: el auto por el que Garzón se declara competente para investigar los crímenes del franquismo, y su contrario, es decir, aquel en el que decide inhibirse al entender que la competencia corresponde a los juzgados de las localidades donde se encuentran las fosas de fusilados de la Guerra Civil.

El juez Varela recaba el respaldo del Supremo para liquidar a Garzón

El instructor anticipa que le llevará a juicio para inhabilitarle hasta 20 años

JULIO M. LÁZARO El País04/02/2010

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Foto: El magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. En la foto superior, el juez del Tribunal Supremo Luciano Varela.- I. IRAGO / S. SÁNCHEZ

El juez instructor del Tribunal Supremo Luciano Varela dio ayer el paso previsto y definitivo para acabar con la carrera del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. En un auto de 54 folios, que tiene la textura de una genuina sentencia condenatoria, Varela atribuye a Garzón un delito de prevaricación (artículo 446.3 del Código Penal), castigado con inhabilitación de 12 a 20 años, por querer investigar los crímenes del franquismo. Y anticipa que si la Sala de lo Penal del Supremo no revoca su decisión, preparará el juicio oral. Aunque el auto de Varela se puede impugnar ante el propio instructor y ante la sala que admitió la querella de Manos Limpias, las posibilidades de que el recurso prospere son prácticamente nulas.

La resolución desestima la petición de sobreseimiento formulada por el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, y por el fiscal del Supremo, Luis Navajas. Pero, en contra de la práctica habitual, Varela declina transformar el procedimiento en abreviado y abrir la fase de juicio oral y se mantiene a la espera, hasta que el Supremo convalide su auto. Fuentes judiciales explicaron que con esa maniobra procesal, Varela persigue la complicidad de la Sala Penal a fin de compartir con otros cinco magistrados la gravedad de la medida que supone suspender de funciones al magistrado Baltasar Garzón y expulsarle de la Audiencia Nacional. El juez del Supremo tampoco ha resuelto aún sobre la efectiva incorporación de Falange Española de las JONS al procedimiento.

Varela ha concluido sus ocho meses de investigaciones “sin encontrar datos que hayan alterado los hechos”, pero sostiene que Garzón no pretendió en realidad investigar los “horrendos crímenes” del franquismo, sino que “actuó con la finalidad de eludir la decisión del legislador sobre el régimen de localización y exhumación de las víctimas”.

El “hecho justiciable” establecido por Varela consiste en que, una vez aprobada la ley de Memoria Histórica de 2007, Garzón decidió en 2008 superar la limitación que dicha ley imponía e intentó “asumir el control de las localizaciones y exhumaciones de cadáveres de víctimas de la represión civil y militar” del franquismo. Según el instructor, Garzón sabía que los crímenes del franquismo habían sido objeto de amnistía “por las Cortes democráticas de España, cuya voluntad decidió conscientemente ignorar u orillar”.

El instructor del Supremo asegura que los “móviles altruistas” que hubiera podido tener Garzón, “como el encomiable deseo de paliar el sufrimiento de los familiares de las víctimas de los horrendos crímenes” -los crímenes son “horrendos” al menos en cuatro ocasiones- “no eximen, ni siquiera atenúan, la responsabilidad penal en que pudiera haberse incurrido”.

En su tono habitual, entre faltón y engolado, Varela descalifica la “ignorancia inexcusable” de Garzón sobre la Ley de Amnistía, “tan jurídicamente grosera que no merece mayor comentario”. Critica después que Garzón “enfatice” que nunca antes se habían investigado los crímenes del franquismo, como exigiría el marco jurídico internacional al que España pertenece. Como si nos encontráramos, apostilla Varela, “ante una conspiración de silencio de la que serían protagonistas todos quienes le precedieron en el escalafón judicial y en el del ministerio fiscal…”.

El auto también contiene errores, alguno de bulto: Varela atribuye a Garzón una providencia fechada el 29 de octubre de 2008 revolviendo sobre diversas peticiones de exhumaciones. En realidad, la providencia la dictó el juez Santiago Pedraz, porque Garzón se encontraba recuperándose de una intervención quirúrgica sufrida el día anterior.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica lamentó ayer la “resistencia” del Supremo a archivar la causa contra Garzón y criticó al instructor Luciano Varela por no asumir los postulados del Derecho Público Internacional que consideran inaplicables las leyes de Amnistía. La asociación subrayó que “más de la mitad de los magistrados del Tribunal Supremo juraron los Principios del Movimiento y fidelidad al general Franco”.

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Miguel Hernández rechazó hacer un gesto a favor de Franco

Una serie de cartas inéditas muestran su negativa a arrepentirse y a apoyar al régimen, como le pidió un amigo íntimo

Público – 03/02/2010
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Que Miguel Hernández era un convencido de sus ideales era algo difícil de discutir. Ahora, después de darse a conocer cartas inéditas del poeta, esta afirmación cobra mucho más sentido, ya que las misivas muestran cómo Hernández se negó a hacer un “gesto” favorable al régimen franquista para evitar su fusilamiento.

Así lo ha relatado la persona que posee esas cartas, Gonzalo Santoja, que dirige el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, organizador del primer Congreso en conmemoración del centenario del nacimiento de Hernández, que se celebra desde este miércoles en Burgos.

Según Santoja, mientras estaba en la cárcel, el poeta recibió la visita de José María de Cossío, un amigo íntimo. Cossío no iba solo, sino que le acompañaban escritores falangistas que le propusieron hacer “algún gesto” de arrepentimiento o apoyo al régimen. Hernández no sólo se negó, sino que echó a los visitantes.

Hernández escribió a su amigo comentándole lo “lamentable” de lo ocurrido, aunque reconociendo que actuaron desde la “pasión” para intentar salvarle la vida. Sin embargo, el poeta lamentó que no actuaran “desde la razón”, por lo que mantuvo su posición y sus ideas.

Las cartas muestran también cómo Hernández tenía que llamar a Cossío “primo”, para poder escribirle, ya que sólo se permitía enviar cartas a los familiares más allegados. Además, para poder tramitarla, en el remite debía escribir “Arriba España, Viva Franco”.

Buceando en la obra del poeta

Durante el Congreso también se mostrarán las cartas que se escribieron la esposa del poeta, Josefina Manresa, y el hispanista italiano Dario Pucci, gracias a la aportación del también hispanista Gabriele Morelli.

Balcells ha indicado que estas jornadas se distinguen por ser “anticonvencionales”, ya que no se trata de un ciclo de conferencias al uso y son también un evento “alternativo” a otras iniciativas que este año se organizan con motivo del centenario del poeta.

El encuentro permitirá profundizar en el trabajo que Hernández desarrolló con su incorporación al movimiento social Misiones Pedagógicas, donde coincidió con algunos de los escritores más representativos de la época, integrantes muchos de ellos de la revista Hora de España, como María Zambrano, Ramón Gaya y Rafael Dieste.

La influencia musical de su obra es otro de los aspectos que se abordará en el congreso, puesto que Hernández, antes de la Guerra Civil, compuso varios himnos futbolísticos y cantos flamencos durante la contienda.

Según ha agregado Santonja, la obra del poeta alicantino, antes de que fuera utilizada por los cantautores, fue usada para la música culta y se ha referido a Eduardo Rincón que en 1958 fue el primero que puso música a Las Nanas de la Cebolla.

200 invitaciones a héroes fallecidos

La Generalitat convoca por error a víctimas del franquismo ya muertas

MAIOL ROGER El País03/02/2010

La Generalitat organiza este año 25 actos de homenaje para represaliados del franquismo, que son agasajados y reciben un diploma en reconocimiento a su lucha cuando fueron encarcelados, durante la Guerra Civil y el franquismo. Sin embargo, tras cuatro actos, el último ayer en Badalona, el Departamento de Interior se ha visto obligado a cambiar el formato de invitación: por error, había invitado a represaliados ya muertos, para sorpresa de sus familias, que veían el nombre de un allegado fallecido impreso en el tarjetón oficial.

Hasta el momento, la Generalitat había cursado unas 6.000 invitaciones, y se ha enterado del error por las llamadas de familiares: ha recibido 200 avisos y seis quejas formales por el malentendido. El Departamento de Interior se apresuró ayer a admitir sin matices el error y pedir disculpas a todos los afectados. Fuentes oficiales achacaron el fallo a “la gestión de la base de datos, que censa a las 22.000 personas que desde el año 2000 han recibido ayudas por haber sufrido represalias franquistas”.

El registro de los represaliados se ha ido actualizando, aseguran, aunque no todas las personas que han fallecido en esta década constan todavía como difuntas en las listas. Para evitar nuevos errores, la Generalitat ha registrado los cambios en la base de datos y ha variado el formato de las invitaciones, que a partir de ahora irán destinadas a las familias de los represaliados.

De los 500 represaliados del franquismo que ayer eran homenajeados en Badalona, sólo una quincena acudieron en persona a recoger el reconocimiento. La mayoría de los asistentes -el teatro Zorrilla estaba lleno para la ocasión- eran familiares que acudían en representación de un fallecido y trataron de quitar hierro al error de la Generalitat.

“Sí, he recibido la carta a nombre de mi padre, pero me parece muy bien, lo importante es que se celebre el acto y reciban un homenaje”, aseguraba el hijo de un represaliado.

Coincidía María, hija de un preso del franquismo: “No tiene importancia. Lo destacable es que por fin mi padre reciba un homenaje. Llega demasiado tarde, me hubiera gustado que tanto él como mi madre hubiesen estado para verlo”, afirmó. Para Lluís Martí Bielsa, uno de los represaliados que asistieron al acto, lo subrayable era la tardanza: “Hemos tardado 33 años, pero por fin tenemos un reconocimiento”, dijo satisfecho.

La vergüenza de la impunidad

Los crímenes del franquismo siguen sin castigo. Y aunque la Audiencia Nacional debería investigarlos, el Estado español sigue sin implicarse y continúa fomentando el olvido como la mejor forma de reconciliación

LYDIA VICENTE Y ALICIA MORENO El País – 01/02/2010

Haciendo uso del legítimo derecho de acceso a la justicia, los familiares de víctimas de desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo presentaron denuncias ante la Audiencia Nacional en diciembre de 2006 buscando una respuesta unitaria de los tribunales españoles que acabara con la inseguridad jurídica e indefensión que les suponía el peregrinaje al que estaban siendo sometidos por los juzgados territoriales. La propia Ley 52/2007, de la Memoria Histórica, a pesar de sus obstáculos, determina con claridad que los derechos y previsiones contenidas en la ley son plenamente compatibles con el ejercicio de las acciones a que hubiere lugar ante los tribunales de justicia, conforme a las normas internas y los convenios internacionales suscritos por España. Y es que el derecho de las víctimas de violaciones graves de los derechos humanos a conocer la verdad pasa necesariamente -así lo dice el Derecho Internacional- por la existencia de un proceso judicial.

El Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias ha resaltado, entre sus principales áreas de preocupación incluidas en su informe remitido al Consejo de Derechos Humanos en marzo de 2009, que en demasiados países las personas que tienen derecho a denunciar casos de desapariciones forzadas ante una autoridad independiente y competente todavía no han logrado que sus denuncias sean investigadas sin dilación y de forma imparcial y exhaustiva.

En España, la mayoría de los tribunales territoriales ha venido aplicando la Ley 46/1977, de Amnistía, la prescripción de los delitos y la irretroactividad de la norma penal para así no tener que investigar. La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional -que declaró la incompetencia de esa sede para conocer de los hechos denunciados- tuvo la inmejorable oportunidad para pronunciarse sobre tales cuestiones de fondo pero evitó hacerlo poniendo de relieve la incomodidad de aclarar si pueden o no aplicarse tales mecanismos de impunidad.

Por otro lado, la admisión a trámite por parte de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de la querella por prevaricación que se sigue frente al titular del Juzgado Central de Instrucción nº 5, el magistrado-juez Baltasar Garzón, por haber incoado aquellas diligencias, muestra no sólo una preocupante perturbación del derecho internacional (que forma parte del derecho español, ver art. 10, en relación con los art. 95 y 96 de la Constitución), sino que incide de lleno en la obligación de proteger a las víctimas e impartir justicia que intentaba abordar el juez querellado.

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A los 75 años, murió el escritor y periodista Tomás Eloy Martínez

Escribió La pasión según Trelew, mandado a quemar durante la dictadura, y Santa Evita, la novela argentina más traducida de la historia. En 2002 obtuvo el Premio Alfaguara por El vuelo de la reina. También fue autor de ensayos y guiones de cine.

ClarínDomingo 31, Enero 2010

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El periodista y escritor argentino Tomás Eloy Martínez murió hoy a los 75 años tras una larga lucha contra el cáncer.

Entre sus principales novelas figuran “Santa Evita”, traducida a más de 30 idiomas, y “La novela de Perón”, basadas en las vidas del presidente argentino Juan Domingo Perón (1946-1955 y 1973-1974) y su segunda esposa, Eva Perón, en las que combinó elementos de la ficción y la realidad.

Asimismo fue el autor de otras muchas novelas como “El cantor de tango”, “La mano del amo”, “El vuelo de la reina” y “Purgatorio“, la colección de relatos “Lugar común la muerte” y el relato periodístico “La pasión según Trelew”, además de escribir libretos de cine y televisión. Era asimismo columnista de los diarios “El País” de España y del “The New York Times”.

Nacido en San Miguel de Tucumán en 1934, tuvo una larga trayectoria como periodista, novelista y crítico de cine, además de haber trabajado en importantes medios argentinos. A su vez, fue reconocido también por su intensa actividad académica brindando conferencias y cursos en universidades de todo el mundo.

Vivió exiliado en Caracas durante la última dictadura militar. Allí se mantuvo en la actividad periodística: fue editor del periódico “El Nacional” y fundó “El Diario de Caracas”, ocupando el cargo de jefe de redacción hasta 1979. Vivió gran parte de su vida en Estados Unidos, donde dirigió el Programa de Estudios Latinoamericanos de la Rutgers University, en New Jersey.

En 2002 fue galardonado con el premio Alfaguara, uno de los más importantes concursos literarios en lengua castellana, por su novela “El vuelo de la reina”.

El diario madrileño “El País” le otorgó el Premio Ortega y Gasset de periodismo el 22 de abril de 2009, una distinción dirigida a trabajos en español publicados en medios de todo el mundo. El 24 junio de ese mismo año fue incorporado a la Academia Nacional de Periodismo.

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El obituario de Juan Cruz publicado en El País: “El periodista que no cesó de narrar

Mussolini ‘rey’ del iPhone en Italia

Un aplicación con sus discursos, es el líder de ventas en iTunes

El País 29/01/2010

Mussolini

Una aplicación del iPhone que permite ver y escuchar los discursos del dictador fascista italiano Benito Mussolini, ejecutado en 1945, es el líder de ventas en Italia. Lanzada el 21 de enero al precio de 0,79 euros ha sido descargada más de seis mil veces, según su creador Luigi Marino.

Marino defiende el interés documental de su aplicación y lo considera una aportación a la documentación histórica. El éxito de esta aplicación, sin embargo, ha provocado comentarios de preocupación en la prensa italiana y algunos se preguntan si es apología del fascismo. iTunes ha comunicado a su autor que mantendrá la aplicación a la venta pero borrará los comentarios ofensivos para la democracia o nostálgicos.

En iTunes, Marino anuncia que la oferta de cien discursos integrales y 20 archivos audiovisuales permite analizar sin condicionamientos lo sucedido en aquellos años en Italia. En la misma página anuncia una versión 1.1 con más obras del fascismo.

El SOS republicano que nadie atendió

Europa ignoró en 1937 las reiteradas peticiones de auxilio de la República ante la intervención del Eje Berlín-Roma

DIEGO BARCALA – Público – 31/01/2010

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En nombre del Gobierno español tengo la honra de comunicarle que España notifica por el presente telegrama su retirada de la Sociedad [de Naciones] de conformidad con el artículo primero párrafo tercero del pacto. Ministro de Asuntos Exteriores”, Ginebra, 9 de mayo de 1939. Este escueto mensaje enviado a Suiza por Ramón Serrano Suñer, titular de Exteriores nombrado por Franco, concluyó la relación diplomática que la Sociedad de Naciones y el Gobierno de la República mantuvieron durante la Guerra Civil. El Ministerio de Cultura ha adquirido la valiosa documentación a la que ha tenido acceso Público, que describe la petición de auxilio desesperada de políticos, artistas e incluso soldados desde el frente antela invasión fascista.

La comunidad internacional hizo oídos sordos al SOS republicano. El peso de Francia, y sobre todo Gran Bretaña, en la Sociedad de Naciones provocó que las denuncias de la República ante la invasión de las tropas fascistas de Mussolini (Italia era un miembro de la organización) fuese en vano. “La intervención extranjera en nuestro país hace correr a la paz europea la amenaza de guerra internacional que se proyectó primero en territorio español extendiéndose a nuestras costas (…) esta situación obliga al pueblo español a levantar ante el mundo la voz de su más encendida protesta por la acción criminal de sus agresores”, dice un telegrama firmando por José Giral, como ministro de Estado de España, ante la Sociedad de Naciones el 24 deagosto de 1937.

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Narradores sin límites

La ruptura de fronteras con América Latina, la mezcla de géneros y la búsqueda de cosas distintas caracterizan la narrativa española del siglo XXI. Javier Cercas, Agustín Fernández Mallo y Almudena Grandes trazan el mapa literario en un debate convocado por Babelia sobre los derroteros de la literatura.

WINSTON MANRIQUE SABOGAL y JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS – El País – 30/01/2010

narradores

Mezcla, legado, lengua, España, Latinoamérica, pop, Internet, unidad, exploración. Nueve son las palabras con las que se empezaría a escribir el destino de la narrativa de España en el siglo XXI. O mejor hablar desde ya de la narrativa en español como de una lengua común que involucra a 19 países más en América Latina para borrar las fronteras geopolíticas en literatura. Es el gran territorio de La Mancha, como lo llama Carlos Fuentes, con 400 millones de hispanohablantes, que comparten un mismo idioma y herencia literaria que cada día aumenta su presencia e interés internacional.

Escritores de una lengua y no de un país. Así lo reivindican tres autores españoles que representan una diversidad de estilos y una búsqueda de temas y formas literarias que se proyectan hacia el futuro: Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962), Almudena Grandes (Madrid, 1960) y Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967). Los tres invitados por Babelia a un debate sobre La narrativa española contemporánea y sus derroteros.

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La Guerra Civil aún no ha terminado

El gran acontecimiento del siglo XX español divide por generaciones a los escritores

W. M. S. / J. R. M. – El País – 30/01/2010

“Estamos terminando y no hemos hablado de la Guerra Civil”. Un caos cruzado de voces siguió a esa frase de la redacción de Babelia, tal vez la más previsible de la conversación. “Yo no hablo de la Guerra Civil”, dijo Agustín Fernández Mallo como un resorte. “Pues yo hablo constantemente”, replicó Almudena Grandes, que siguió tirando del hilo: “La Segunda República española y la Guerra Civil —y no lo he dicho yo, es algo que le oí decir a Juan Pablo Fusi y me pareció luminoso— es uno de los grandes momentos de la historia de la humanidad. Estaba ahí antes de que nosotros decidiésemos escribir sobre ella. Estaba y estará. Más antiguo es el imperio romano y le hacen series de televisión todos los años”. En el caso de Grandes y Cercas, la cosa está clara. ¿Pero en el de Fernández Mallo y su generación?

A. F. MALLO. Es un tema que no me interesa. Es un acontecimiento que yo no he vivido de primera mano ni de segunda. No es algo que estéticamente me llame.

J. CERCAS. Lo curioso es que nos estemos preguntando por qué Agustín no escribe sobre la Guerra Civil. Es que no tiene ninguna obligación.

PREGUNTA. Claro que no, pero es el gran tema del siglo XX para cualquier español, escritores incluidos, ¿no?

J. C. Yo antes de los 38 o los 39 años no había escrito sobre el pasado. Pero llegas al entorno de los 40 y, por algún motivo, el pasado sale. Bueno, es lógico, porque a los 40 años empiezas a tener pasado… Por otro lado, en realidad yo no escribo sobre el pasado sino, y ése fue para mí el gran descubrimiento, sobre el hecho de que el pasado es el presente, es decir, de lo que estamos fabricados con él. El pasado es la materia de la que estamos hechos. Cuando hablo de la Guerra Civil o de la Transición, hablo de ahora. Detesto la novela histórica, me parece un oxímoron: o es novela o es historia.

A. GRANDES. En 1972 estaba con mi madre en la cocina y al comentar un Hola donde vimos una foto de Josephine Baker, que vivía en el sur de Francia con 17 hijos adoptivos e iba vestida con un chándal y un turbante. Al lado había una foto suya de los años veinte, con una estrella en los pezones que le había puesto la revista. Mi madre me dijo que mi abuela la había visto bailar en Madrid. Todo lo que yo he escrito después sobre la memoria en España arranca de ese momento, el momento en que comprendí que el progreso no es una línea recta. Yo creía que era más moderna que mi madre y que ella lo era más que mi abuela, pero descubrí que mi abuela era más moderna que yo. Y que la obligación de los españoles de ahora es aspirar a ser tan modernos como nuestros abuelos. Y no sé si vamos a llegar. Yo he escrito desde esa óptica toda mi vida.

J. C. De todos modos, lo de los temas es para mí algo secundario. Lo primario es someter la lengua a la máxima tensión verbal, llevarla al punto de incandescencia, pero no por el brillo, sino porque así podemos luminar con una luz distinta el tema que abordamos. Yo parto de imágenes. Hubo una vez una imagen que me obsesionó y que resulta que transcurría hacia el final de la Guerra Civil. A mí lo que me interesaba era formular de la manera más compleja posible la pregunta que había en esa imagen, la de un señor que tiene que matar a otro y no lo mata. Y tuve que ir a la Guerra Civil para escribir Soldados de Salamina.

A. F. M. Yo de lo que sí podría escribir es del 23-F. Es algo que viví de adolescente y que me marcó.

J. C. Es que yo sólo escribo de las cosas que me pasan. Y la Guerra Civil me pasó.

Carlos Giménez, la posguerra a través de los ojos de un niño de cómic

El dibujante y guionista opta a un premio en el Festival Internacional de Angulema

RICARDO GRANDE El País30/01/2010

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El cómic Paracuellos cuenta con dos grandes bazas: un dibujo atractivo y un guión autobiográfico sobre la posguerra franquista. Ambos méritos se deben a la misma persona, el dibujante Carlos Giménez (Madrid, 1941), que en pequeñas viñetas retrata sus vivencias en un hogar de Auxilio Social, uno de esos lugares donde el franquismo internaba a niños huérfanos o que no podían ser mantenidos. El autor, que vive y trabaja en la capital, atiende al teléfono y comenta la obra que le hace ser candidato a uno de los galardones del Festival Internacional de Cómic. “Con la edad, aprendes quién eres y a lo que puedes aspirar. Yo creo que no me van a dar el premio”, pronostica, sin darle mucha importancia.

Quizá no sean tan pesimistas los responsables del Salón del Cómic de Barcelona de 1999, que le concedieron la distinción a Mejor Obra y Mejor Guión. “En Francia, Paracuellos siempre ha tenido lo que se llama buena acogida: no hablamos de un gran éxito, pero se ha ido publicando y ha llegado a estar entre los cuarenta o cincuenta obras destacadas…” comenta el propio autor, que no tiene claro el por qué tantos lectores españoles y franceses se acercan a su obra. “Alguna virtud tendrá, vaya usted a saber… las personas a las que firmo ejemplares suelen ser profesionales de la enseñanza. Para saber como funcionaba un barrio en los años cuarenta o cincuenta es más atractivo este cómic que un libro de texto, supongo”, opina.

El cómic por el que ahora está nominado apareció en los años setenta. Consiste en una colección de historias cortas, que el autor da por terminada, y que se ha reeditado varias veces. También ha trabajado para la revista El Papus y ahora adapta el guión cinematográfico Año 1000: La sangre. “Tiras de prensa, semanal… he hecho de todo”. Su obra más conocida es un alegato contra la guerra que siempre es “canalla, muy dura. Nunca es necesaria y llamarla preventiva no es más que un ardid”.

“La historia de España hay que contarla sin fechas ni generales, hay que mostrar lo que le pasaba a la gente de a pie. La guerra no la hacen ellos, pero siempre las pierden. Siempre tienen más bajas que los militares. No me interesan los estrategas ni las grandes frases. Tenemos que analizar cómo aguantó la gente de la calle y, a partir de ahí, sacar conclusiones. El héroe es el que consigue subsistir”, dice convencido.

El autor no entra a valorar sus excelentes dibujos, cuyos trazos amables no restan dureza a la vida en estos centros donde la religión y la disciplina eran la norma. Las páginas nos muestran como chicos con cara de no haber roto un plato se convierten en carceleros y castigan a sus compañeros. Giménez habla sin dudar: “El niño es siempre inocente. Incluso el verdugo o la máquina de matar actúan porque le han enseñado. Detrás de esto siempre está la mano de un adulto”.

Escribir Paracuellos le costó alguna lágrima. “La posguerra no tiene por qué ser tan dura como la guerra. Pero, en la nuestra, no se hizo una sola concesión”. Hervir su infancia, a pesar de todo, mereció la pena. “Cuando escarbas en esta clase de asuntos biográficos, sufres. Recuerdas las carencias, a tu madre, todo. Una vez que lo has dibujado, es distinto. Antes, comentaba con frecuencia todo aquello pero ya no. Tengo los fantasmas exorcizados. Incluso empiezo a olvidar cosas…”