Niños robados

Elina K. preguntó ayer en clase sobre los niños robados. Si os interesa el tema, os recomiendo el documental “Els nens perduts del franquisme” (2002) de Montse Armengou y Ricard Belis. Lo tengo en el despacho y también se puede ver en Youtube. Os pongo aquí la primera parte:

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=quWOiX2S9Yw]

Si os cuesta el catalán,  podéis leer el artículo de Vicenç Navarro sobre el mismo tema publicado en el El País con el título “Los niños perdidos del franquismo“.

Hay también una novela reciente que trata el tema del robo de niños a las presas republicanas: Mala gente que camina de Benjamín Prado (2006). La tengo en el despacho, por si alguien quiere leerlo.

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Cómics sobre la Guerra Civil

Hoy os mostré rápidamente unas viñetas del cómic Paracuellos de Carlos Giménez. Si os gustan los cómics, tal vez os interese también el álbum Las serpientes ciegas de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí, también ambientada en la guerra. El álbum ganó el Premio Nacional de Cómic en 2009.  Aquí os pongo una pequeña muestra:

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Os dejo también el enlace de una crítica de Las serpientes ciegos que apareció en El País en noviembre de 2009 con el título “El cómic como análisis descreído“. Por si alguien quiere leer Paracuellos o Las serpientes ciegas, los tengo en el despacho.

En el blog “Cómic español y memoria histórica” encontraréis más sugerencias.

Estimado Stalin, écheme del país

Las dramáticas cartas de los escritores Bulgákov y Zamiatin al dictador muestran un Estado de represión y censura que les prohíbe publicar novelas

PEIO H. RIAÑO – Público – 28/01/2010

Para Stalin, la producción de almas fue mucho más importante que la producción de tanques. “Nuestros tanques son inútiles cuando quienes los conducen son almas de barro”, arenga a 40 escritores rusos el dictador durante un encuentro en la suntuosa mansión de Gorki, en 1932. Once de ellos no sobrevivirían a las depuraciones. Había que alimentar las almas de la revolución con letras hinchadas de épica y orgullo, había que olvidarse de la libertad creativa. Era el momento dela propaganda.

La producción y transformación de aquellas almas era un asunto de suma importancia para Stalin, que llegó a definir a los escritores como “ingenieros del alma”, tal y como recogió el escritor y periodista holandés Frank Westerman. El modelo debía ser la fiel representación de la realidad sobre el desarrollo de la Unión Soviética. Gorki se encargó de articular lo que se dio en llamar el realismo soviético y de enfrentarlo como programa literario al resto del mundo: no a Joyce, no a Proust, no a todo aquel que no escribiera para las barricadas. No a los autores con burguesía: “Nuestros dirigentes son nuestros maestros y amigos, nuestros camaradas en el sentido pleno de la palabra”.

Tanto Mijail Bulgákov (1891-1940) como Evgeni Zamiatin (1884-1937) debieron creerse las palabras de Gorki al pie de la letra y escribieron directamente al “maestro” Stalin para levantar la censura que asfixiaba sus novelas y teatro. Una actitud ingenua muy peligrosa. No hubo represalias contra dos de los escritores disidentes más famosos del momento, dos autores tercos como Daniil Charms, AnnaAjmatova o Joseph Brodsky.

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Azaña, un estoico moderno

Siete décadas después de la muerte en el exilio del último presidente de la Segunda República, su capacidad para combinar el ejercicio del poder con la pasión por la cultura debe servir de modelo a los políticos de hoy

CÉSAR ANTONIO MOLINA El País – 27/01/2010

Azaña fue hasta 1930 un literato-intelectual y político; y desde 1930 hasta el final de sus días, en 1940, un político-intelectual y literato. Compartió ambos mundos, en apariencia antagónicos, de la misma manera que lo habían hecho otros personajes en el siglo XIX, como Martínez de la Rosa. Azaña mantuvo su creación literaria y desarrolló a la par una ferviente acción pública. Escribió novelas, ensayos, artículos, discursos, biografías, diarios e hizo numerosas traducciones, además de redactar y estrenar varias obras teatrales, quizás su género literario más querido. También dirigió publicaciones como La Pluma y España.

En la cena con los intelectuales catalanes celebrada en Barcelona en 1931, Azaña afirmó: “Yo soy un escritor perdido en la política”. Por mi parte, pienso que “perdido” no sería la palabra: mejor, “metido” en la política. ¿Por qué lo hizo? Azaña nunca abandonó su carrera literaria. Siguió publicando libros, estrenó con los mejores directores y actores y, por otra parte, la política le ofreció un inmenso material para escribir los mejores diarios que jamás se hayan redactado. El autor de El jardín de los frailes fue un estajanovista del trabajo intelectual y no menos del político. Alguien que se resistió a entrar en la vida pública, a pesar de que muchos lo veían más como un político que como un literato. Lo mismo le sucedió en el ambiente de la política, donde lo consideraban más bien un intelectual.

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Autoconciencia narrativa

J. ERNESTO AYALA-DIP El País – 23/01/2010

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Narrativa. Vuelve Álvaro Pombo con una novela que insinúa un ejercicio de autoconciencia narrativa. La previa muerte del lugarteniente Aloof tiene a ráfagas algunos de los alicientes de su mejor literatura, sólo que esta vez el autor ha considerado insuflarla con una dosis de reflexión metaliteraria. La novela se divide en dos secciones. Una nos presenta la existencia de una especie de diario de campaña escrito por un militar en una guerra indeterminada (pero que bien podría ser la guerra civil española) y la otra es el comentario del diario llevado a cabo por un profesor de narratología que se encontró de casualidad con dicho texto en una librería de viejo. Tenemos por tanto un texto autobiográfico (o tal vez de ficción) escrito por alguien de quien sólo sabemos que era militar, que participó en una guerra y que conoció a un extranjero que luchaba a su lado y por el que sintió inesperadamente un gran afecto. Luego tenemos las reflexiones del narratólogo, que no ceja en su intento de rastrear no tanto los elementos literarios que conforman el diario como la vida misma de su enigmático autor.

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