‘La Mari’ vive ahora la Transición

TV-3 prosigue la miniserie sobre la inmigración andaluza

FERMÍN ROBLES El País06/04/2010

Ana Fernández, María Galiana y Ramon Madaula, en la serie, durante la manifestación del 11 de septiembre.- TV-3

En junio de 2003, TV-3 estrenó una miniserie que contaba la historia la Mari, una mujer que en la década de 1970 hace las maletas, abandona su Huelva natal y se establece en Barcelona en busca de una vida mejor. Ese recorrido de superación e integración, similar al que muchos catalanes hicieron desde otros puntos de España, cautivó a la audiencia y los dos primeros capítulos obtuvieron el 31% de cuota de pantalla. Ana Fernández era la protagonista de La Mari, una producción que tendrá continuidad con una segunda parte que se emitirá hoy y el próximo día 13. Han pasado los años, la Mari es ahora maestra, vive los días de la Transición y busca nuevas causas por las que luchar, junto a su marido, interpretado por Ramon Madaula.

La primera parte de esta historia se cerró con la muerte de Franco y la noticia de que la Mari iba a ser madre. “Seis años más tarde no hay fisura, el personaje sigue siendo el mismo, pero se enfrenta a una crisis de madurez”, explica la protagonista. Una visita a su tierra de origen actúa como revulsivo. Tras unos años volcada en el papel de madre, la Mari más combativa despierta, encuentra nuevas reivindicaciones y decide estudiar magisterio. Lo hace en un momento convulso, marcado por las protestas sindicales, el atentado de Atocha y el golpe de estado del 23-F.

Los autores de la serie -coproducida por TV-3, Canal Sur e Invitro Films y dirigida por Ricard Figueras- no han querido desaprovechar ese marco histórico y en esta segunda parte retratarán algunos episodios clave para recordar cómo era esa sociedad en plena transformación. Aun así, la directora de TV-3, Mònica Terribas, invita a ver esta nueva producción sin olvidar el presente. La superación personal, la integración y la cultura como vía para avanzar -resume- son valores de la protagonista también muy importantes ahora que Cataluña recibe una nueva inmigración, porque “a pesar de que las circunstancias personales han cambiado, las vivencias de las personas que llegan deben de ser muy similares”.

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Podéis ver algunos capítulos de la serie en la página web de TV-3.

La herida abierta de Katyn

Rusia tiende la mano a Polonia con la emisión de la película de Wajda sobre la matanza de 22.000 polacos en 1940 – Putin visitará el monumento a las víctimas

PILAR BONET El País04/04/2010

Rusia tuvo el viernes un pequeño gesto de acercamiento a Polonia al difundir por la televisión la película Katyn, de Andrzej Wajda, sobre el exterminio de la élite militar polaca por el régimen estalinista en el bosque de ese nombre en Smolensk, en el territorio ruso de la URSS. Con la proyección de la cinta por el canal Kultura quedó satisfecho en parte uno de los deseos del gran director de cine polaco, cuyo padre fue una de las víctimas de los fusilamientos realizados por el NKVD (entidad precursora del KGB) en 1939-1940, tras el reparto de Polonia entre la Alemania nazi y la Unión Soviética. En virtud de una orden del Politburó, de la que se cumplieron 70 años el 5 de marzo, fueron asesinados casi 22.000 militares polacos, y sus familias recluidas en campos de prisioneros en diversos territorios de la URSS (incluido Katyn) en Rusia, Ucrania y Bielorrusia.

El 7 de abril, el jefe del Gobierno ruso, Vladímir Putin, y su homólogo polaco, Donald Tusk, visitarán juntos el monumento dedicado a las víctimas de Katyn, al oeste de Moscú. La iniciativa de esta visita sin precedentes corresponde a Putin.

Durante medio siglo, la URSS culpó de la matanza de Katyn a la Gestapo, pero en 1990 el presidente Mijaíl Gorbachov entregó a su colega polaco Wojciech Jaruzelski la lista de los fusilados y otros documentos, y se abrió una causa criminal. Las investigaciones iniciadas entonces se cerraron en 2004, durante la presidencia de Vladímir Putin, en virtud de una disposición secreta de la fiscalía militar. La matanza de Katyn enturbia las relaciones entre Varsovia y Moscú y es un enorme obstáculo para crear un clima de confianza entre dos vecinos.

Kultura es un canal dirigido a un público intelectual y tiene una audiencia inferior a la de otros canales nacionales. Sin embargo, la proyección de Katyn, que fue programada la víspera, saturó su página web y se convirtió de inmediato en uno de los asuntos más debatidos de la noche en el Internet ruso. A la proyección, que sólo puede haberse producido por orden del Kremlin, siguió una mesa redonda con políticos, historiadores y el cineasta Nikita Mijalkov. Desde distintas posiciones, todos los participantes reconocieron como un hecho incuestionable que Katyn fue un crimen perpetrado por el estalinismo. Konstantin Kosachov, el jefe del comité internacional de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento), admitió que sólo la “total publicación” de los muchos documentos aún secretos dará respuesta a las necesidades emotivas de los polacos.

Kosachov es figura influyente en el partido gubernamental y sus palabras parecen indicar que Vladímir Putin podría dar una muestra de buena voluntad a Polonia, facilitando la apertura de los archivos.

En Rusia, Katyn se había proyectado en sesiones restringidas, una de las cuales, en marzo de 2008, fue organizada en Moscú por Memorial -la ONG que vela contra el olvido del estalinismo-, con asistencia del mismo Wajda. En una sala atiborrada, el cineasta dijo que deseaba acceder a los documentos sobre el destino de su padre y conseguir la proyección comercial y televisiva de Katyn en Rusia.

De los 183 tomos de la investigación sobre Katyn, nada menos que 116 han sido declarados secreto de Estado, y el delito ha sido trivializado, al ser calificado como “un abuso de poder con graves consecuencias y circunstancias agravantes”. La fiscalía militar se ha negado a examinar las peticiones de Memorial para rehabilitar a las víctimas.

En 2005, el Parlamento polaco exigió que el fusilamiento de Katyn fuera reconocido como un acto de genocidio. Parientes de las víctimas se dirigieron al Tribunal de Estrasburgo para pedir que Rusia reconozca su responsabilidad jurídica, acepte la calificación de genocidio y se disculpe, cosa que ya hizo el presidente Borís Yeltsin al hincarse de rodillas en Varsovia en 1993. Polonia no excluye reclamaciones de sus ciudadanos a Rusia, en tanto que heredera de la URSS.

“La proyección de la cinta es positiva, pero parece más bien un gesto simbólico para desviar la atención y agradar a los polacos sin tener que dar pasos prácticos”, manifestó Nikita Petróv, de Memorial. Esta organización ha exigido que se den los nombres de los culpables de la matanza, que se califique el asesinato como crimen contra la humanidad y que los muertos sean declarados víctimas de la represión política estalinista. También quiere que se publiquen los documentos, incluida la disposición secreta mediante la cual la fiscalía rusa dio por concluido el caso en 2004.

“El crimen de Katyn no sólo es el asesinato de casi 22.000 polacos, sino medio siglo de mentiras y falsificaciones, durante el cual la URSS, pese a los hechos evidentes, negó su responsabilidad por el exterminio de prisioneros políticos y trató de convencer a todo el mundo y a sus propios ciudadanos de que el crimen era del nazismo”, afirmaba Memorial en una carta dirigida al presidente Dmitri Medvédev. “Los intentos de resucitar la versión falsificada de Stalin se emprenden no sólo en la prensa sensacionalista, sino desde el Parlamento. Como resultado, la sombra de los delitos y la mentira del régimen estalinista gravitan sobre la Rusia de hoy”, señalaba Memorial.

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Trailer de la película Katyn (2007), de Andrzej Wajda:

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El PP respalda ahora la pugna judicial con los Millán-Astray

X. M. PEREIRO El País06/04/2010

Los tres grupos municipales de A Coruña -PSdeG, PP y BNG- apoyaron ayer que el Ayuntamiento se persone en los recursos presentados por las familias de José Millán-Astray y Juan Canalejo contra la retirada de los honores de ambos próceres franquistas. El pasado septiembre, con los votos de socialistas y nacionalistas y en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, el pleno había aprobado la retirada de 53 símbolos y distinciones a figuras relacionadas con la dictadura, entre ellos la estatua del fundador de la Legión.

Tanto en aquella ocasión como posteriormente, cuando el pleno decidió retirar los honores y distinciones a Franco y demás líderes golpistas, el PP se había abstenido, por considerar que el Gobierno local “miraba al pasado” y “generaba conflictos”. El portavoz popular, Carlos Negreira, llegó a calificar a Millán-Astray como “coruñés de pro”.

Las decisiones municipales fueron recurridas por la hija de Millán, Peregrina Millán-Astray Gasset, por considerar que los honores le habían sido otorgados a su padre como fundador de la Legión, antes del alzamiento franquista, y la estatua que se erigió en 1970 era para conmemorar el 50 aniversario de la fundación del Tercio. También recurrió María del Carmen Canalejo Lorenzo, hija del líder falangista Juan Canalejo. El PP argumentó su voto, “fuera de connotaciones políticas”, en que siempre había apoyado los personamientos en asuntos judiciales “para no perjudicar los intereses del Ayuntamiento”.

Un libro desentraña las protestas estudiantiles en el franquismo

D. SALGADO El País06/04/2010

No todo fueron 25 años de paz. Por debajo del eslogan urdido por el entonces ministro Manuel Fraga para conmemorar la victoria franquista en la Guerra Civil, hubo resistencia guerrillera en los montes, huelgas obrerars, protestas estudiantiles. Del inconformismo universitario entre 1939 y 1968, pero en Galicia, trata Inmunda escoria, el libro de Ricardo Gurriarán que Xerais acaba de colocar en la calle en colaboración con la Fundación 10 de Marzo.

“El título procede de un editorial que el Abc dedico a los estudiantes”, explica Gurriarán (O Barco, 1953) “y que un alumno utilizó para atacar, en el periódico local, a los estudiantes compostelanos”. Aquel artículo provocó una quema de diarios ante la sede del rotativo. Era enero de 1968 y la hoguera se convirtió “en el primer acto con contenido político del año”. La huelga que empezó en marzo anticipó, en la universidad de la capital gallega, la oleada insurgente que recorrería el mundo occidental y afectó a 6.000 matriculados.

Pero Inmunda escoria, pese a las restricciones de la ley española sobre archivos, arranca su relato con la primera revuelta de la Universidad compostelana: en el curso 1942-1943 y promovida por la Falange contra un rector de veleidades monárquicas, Carlos Ruiz del Castillo. Facturado a partir de 120 entrevistas y bibliografía sobre los movimientos estudiantiles periféricos, el volumen se presenta mañana a 19.30 en Fonseca (Santiago). Asistirá un ilustre sesentayochista, el presidente asturiano Vicente Álvarez Areces.

Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo

Hoyesarte.com – Martes, 30 de Marzo de 2010

Entre los días 5 y 9 de abril tendrá lugar en el Museo Reina Sofía de Madrid y en el Centro de Escuelas Pías de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) el seminario internacional Memoria y sexualidad de las mujeres bajo el franquismo, una cita que se completará con la proyección de distintos documentales durante el fin de semana del 10 y 11 de abril.

El seminario tiene como objetivo poner voz, rostros, sonidos, imágenes y texto a los diferentes testimonios registrados sobre el tema y silenciados durante una época en la que la vida sexual de la mujer sólo tenía dos vertientes posibles: la supeditación al marido en el ámbito del hogar o la prostitución.

Las temáticas de las charlas será variada y abordará aspectos importantes como el lesbianismo durante el régimen de Franco, la sexualidad y las presas en las cárceles franquistas a través de la figura de Carlota O’Neill, la prostitución, la educación de las élites femeninas de la mano de las monjas del Sagrado Corazón o los distintos modelos de mujer bajo la dictadura según la Sección Femenina.

Creación de nuevos modelos

Destacable es también la ponencia sobre la figura de Serrano Vicéns, médico de familia de la época que realizó centenares de encuestas a mujeres sobre su vida íntima y que constató realidades calificadas por él mismo de “sorprendentes”, como relaciones sexuales con otros hombres e incluso con mujeres.

Con todo ello se busca reflejar cómo el franquismo, además de reprimir la vida sexual de las mujeres a través de la moral católica, la vigilancia social y la censura pública, actuaba como creador de nuevos modelos y subjetividades en torno a la figura femenina.

El seminario concluirá con la lectura dramatizada del texto de Carlota O’Neill Los que no pudieron huir, bajo la dirección de Javier Hernández-Simón y presentado por Juan Antonio Hormigón, director de escena y escritor. Durante el fin de semana se proyectarán los documentales El exilio de Carlota O’Neill, Vidas de lesbianas en el primer franquismo, El alegre Paralelo, Los niños perdidos del franquismo, 1ª Parte y La sección femenina.

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Información sobre el seminario y el programa

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La Juana de Arco del comunismo

François Maspero destaca en un ensayo la “propaganda emocional” de la fotógrafa Gerda Taro en la Guerra Civil

Miliciana republicana recibe instrucción en la playa, en 1936 – © Gerda Taro

P. H. R. – Público – 01/04/2010

Seguirle la pista a la sombra del fotógrafo Robert Capa es una tarea pendiente que François Maspero ha iluminado tenuemente. Su rastro ha quedado desvirtuado por la falta de testimonios que alabaran su trabajo en la Guerra Civil española: toda su familia fue exterminada por los nazis, Capa saltó por los aires al pisar una mina en 1953, en Indochina. Después de la guerra, no quedaba nadie que pudiese presentarse en nombre de Gerda Tardo y preocuparse de su obra fotográfica, como explica François Maspero (París, 1932) en sus conclusiones en el libro Gerda Taro, la sombra de una fotógrafa, que La Fábrica Editorial publicará la semana que viene.

El editor y periodista trabaja desde 1959 con las fotografías de Capa y Taro, de ahí que sea una de las fuentes esenciales para recuperar la historia de la pareja de fotógrafos. A pesar de hacer un repaso biográfico exhaustivo, basado en el libro de la historiadora alemana Irme Schaber, las conclusiones de Maspero añaden más literatura a una vida en el aire. En su caso, la ficción le ha llevado tan lejos que ha construido un arranque inverosímil en el que se imagina una entrevista con una Taro anciana, superviviente a aquel atropello del tanque en Brunete, situada como la mejor fotógrafa de gatos a los noventa años de edad.

Al margen de esta licencia, Maspero se apoya en la autoría de las 300 fotografías para apreciar que la foto es una cuestión de género: “Los hombres hacen las guerras y las mujeres las padecen. Tal vez eso explique por qué en algunas de las últimas fotos de Gerda encontramos menos pudor y control que en las de Capa: vemos cadáveres y sufrimiento, en imágenes que denuncian a gritos la agonía de los pueblos impotentes”.

La cámara, su arma

Ambos, Taro y Capa, tomaron partido desde el principio en la Guerra Civil española, aclara para ir más allá al asegurar que la fotógrafa murió “porque no soportaba lo que ocurría”. Y se explica: “Porque se empeñó en la derrota, porque se obstinó en su deses-perado deseo de una victoria que, en su calidad de testigo visual, deseaba inmortalizar”, piensa Maspero. “Quiso usar su cámara como arma”.

Gerda Taro ofrecía la imagen de pureza revolucionaria definitiva gracias a su muerte, que es la que ha llegado hasta nuestros días, convertida, apunta Maspero, en “una especie de Juana de Arco del comunismo”. Insiste en esta línea para marcar la diferencia entre las fotos que se suponen son de Gerda y no de Capa: indican una tendencia más firme en ella a “amoldarse a las exigencias del realismo socialista”. Es lo que Orwell describiría como “propaganda emocional exagerada”. A pesar de ello, no llega a ser una fotógrafa revolucionaria como Tina Modotti, ni llega a tratar la intimidad de un pueblo que captó Kati Horna.

Entre los testimonios que el editor francés recoge destaca el del comisario político Alfred Kantorowitcz que ya transcribió Fernando Olmeda en su libro Gerda Taro. Fotógrafa de guerra (Debate),quien la describió como alguien a la que le “encantaba creer que una aparición suya en el frente, en los momentos crudos de los contraataques fascistas, tendría sobre nuestros hombres el efecto de un estandarte; que el encanto que poseía, su audacia y su participación les daría valor y convencería a las escasas y reticentes Brigadas Internacionales de hacer otro esfuerzo más”.

Para François Maspero, Gerta Taro, antes Gerda Pohorylle, fue una mujer en un mundo de hombres, que reivindicó su libertad, aunque pusiera su pensamiento a cargo de la política.

Joe Sacco: “Quiero dar voz a los palestinos”

Tras narrar los conflictos de Palestina y Bosnia, el dibujante publica ahorael cómic Notas al pie de Gaza, que relata la masacre de 300 palestinos en 1956

Joe Sacco asistió impotente a la realidad de la vida cotidiana de los palestinos en la franja de Gaza.

GUILLAUME FOURMONT – Público – 01/04/2010

Palestina es un país ocupado, destruido, azotado por la violencia de la guerra. Los palestinos son los rehenes de la fuerza militar israelí, de la mala fe de la comunidad internacional, de la corrupción y del extremismo de quienes se dicen sus portavoces. ¿Demasiado subjetivo? ¿Falta la supuesta y necesaria objetividad ante un conflicto?

“La objetividad no existe. Los periodistas creen que hacen bien su trabajo cuando consiguen las versiones de los dos lados, pero su labor no termina ahí. Hay que ir más allá, hay que mostrar lo que realmente está pasando en el terreno. No pretendo dar mi opinión sobre un conflicto, sólo soy honesto”, zanja Joe Sacco, referencia mundial del cómic desde que relató, a principios de los años noventa, la vida cotidiana bajo las bombas en Palestina. En la franja de Gaza. Era la primera vez que viajaba a aquellos territorios.

Joe Sacco (Malta, 2 de octubre de 1960) regresó a Palestina, a Gaza, aquel minúsculo territorio de 40 kilómetros de longitud por apenas 12 de anchura que aparece todos los días en los medios de comunicación, para publicar Notas al pie de Gaza (Mondadori). Son más de 400 páginas de viñetas que bucean en lo cotidiano de la gente y sus memorias para intentar explicar la situación actual, para entender “cómo se sembró el odio en sus corazones”. “Este libro es una manera de dar voz a los palestinos, mostrar sus vidas, ¡mostrar que son seres humanos!”, explica Sacco a Público en una conversación telefónica desde su casa de Portland (costa oeste de Estados Unidos).

A principios de 2001, Sacco acompañaba a un periodista de la revista estadounidense Harpers para narrar cómo los habitantes de la ciudad de Khan Younis vivían la segunda Intifada, cuando la dirección de la publicación decidió suprimir las referencias al asesinato, en noviembre de 1956, de 275 palestinos a manos del ejército israelí. Hasta lo documentó un informe de la ONU. “Aquello me molestó, aunque no creo que fuera censura política, sino simplemente un problema de espacio”, reconoce el autor. Y decidió regresar.

Entender el pasado

Notas al pie de Gaza es una investigación sobre un acontecimiento grave y sólo tenía las informaciones de la ONU. Había que comprobar lo que había pasado”, añade. Entre noviembre de 2002 y marzo de 2003, Sacco viajó dos veces a la franja de Gaza, a Khan Younis y a Rafah, donde descubrió que también hubo una masacre de civiles: “Tenía que encontrar testigos de aquello para saber lo que realmente pasó. Entender el pasado es muy importante para comprender el presente. Porque hay algo que no cambia: la situación en Gaza siempre ha sido y es mala, la gente sufrió y sigue sufriendo”.

El lector descubre, en blanco y negro, los recuerdos de personajes, como Saleh Shiblaq, antiguo militar; Khaled, que vivió años en la clandestinidad, y Mohammed Atwa El-Najeeli, que vio a su familia morir aquel día de noviembre y que sobrevivió a las balas israelíes. Entre otros muchos. Sacco los conoció en persona gracias a Abed, guía y traductor. “No elegí a los protagonistas, me eligieron a mí. Muchos encuentros fueron por coincidencia”, confiesa.

La voz de los testigos

Su dibujo es preciso, duro, aunque no deja indiferente. Los rasgos de los protagonistas son un poco groseros. Recuerda al trabajo de Robert Crumb “es uno de mis héroes. Es capaz de pintar cualquier cosa y hacer sentir su existencia al lector”, dice Sacco. El autor entra en las casas de sus testigos, el lector los escucha mientras va entendiendo la complejidad del conflicto.

Uno de los testigos de Sacco, Raesa Salim Hassan Kaloob, narra que era una adolescente cuando vio “a todos los hombres juntos, con la cabeza contra el suelo, y a los judíos que andaban entre ellos de un lado a otro. Si alguien se movía lo apaleaban. Les disparaban por encima de las cabezas”. Y los fusilaron.

¿Cómo creerlos? ¿Quién miente y quién no? El propio Sacco siempre protagonista de sus obras plantea sus dudas en el cómic: “Se lo cuento todo al lector, quiero darle todas las piezas. Es verdad que iba a encontrarme con un problema de memoria, 50 años tras los hechos. La observación de los detalles de sus vidas, de lo que les rodea, es importe. No sólo baso mis historias en lo que me cuentan”. Y, curiosamente, a Sacco nunca se le ve dibujar en el terreno. Toma notas, saca fotografías y graba las conversaciones.

“Las únicas veces que dibujo durante mis viajes es cuando resulta imposible sacar fotografías, como en los puntos de control militares. Escribo mucho, tenía centenares de páginas de apuntes para esta historia. Mi prioridad es tener la historia”, explica Sacco. El proceso es largo: “Cuando vuelvo a casa, transcribo las cintas de las entrevistas, leo mis apuntes. ¡Tardo meses! Y luego escribo un guión; para este libro, necesité años”. Tiene una editorial que lo respalda y que le financia sus viajes.

Edward Saïd (Jerusalén, 1935 – Nueva York, 2003) escribió sobre el trabajo de Sacco: “Sus imágenes son más gráficas que cualquier cosa que uno pueda leer o ver por televisión”. El dibujante es consciente de la fuerza del cómic: “Las viñetas tienen fuerza, incluso en el sentido periodístico, porque los lectores están ahí, en Gaza. Pueden sentir la atmósfera con dibujos”.

La dureza de la realidad narrada por Sacco casi lo convierte en un activista pro palestino, aunque al autor no le gusta nada: “No soy un activista, sino un dibujante que hace periodismo. Insisto, sólo busco la verdad”. Y aunque esta verdad pueda molestar, Sacco nunca se sintió amenazado, ni por los israelíes, ni por los palestinos. “Era consciente de que era peligroso, pero nunca sentí que mi vida corría peligro. Algunos me critican; un historiador israelí me dijo que desconocía lo ocurrido en 1956, pero nadie niega que pasó.”, asegura. Joe Sacco dedica su libro “al pueblo de Gaza”.

La biografía intelectual de Laín Entralgo

CARLOS GARCÍA GUAL El País – 03/04/2010

Sobre la obra y la personalidad de Pedro Laín Entralgo han escrito muy bien y desde varios enfoques algunos de sus discípulos y otros estudiosos. En su larga vida de más de noventa años (1908-2001) Laín ejerció como intelectual de gran prestigio, dejó una producción literaria y científica asombrosamente variada y extensa (media centena de libros y muchísimos ensayos). Fue miembro significativo de la llamada generación del 36 y tuvo un destacado papel en la ideología política durante las etapas iniciales del régimen franquista, para adoptar luego una actitud crítica y liberal. (Como es sabido, estuvo en el bando vencedor, llevado por sus ideas de joven católico y falangista, pero luego su talante conciliador le fue distanciando y enfrentando a la línea dogmática y reaccionaria del franquismo atrincherado en la represión, divergencia que él contó con honda sinceridad en su testimonial y sincero Descargo de conciencia, ya en 1976).

Pero este riguroso estudio biográfico de Diego Gracia, su discípulo de muchos años y su sucesor en la cátedra de Historia de la Medicina, no se centra tanto en trazar su perfil biográfico y social como en ofrecer un análisis a fondo, y una interpretación crítica, de su extensa y significativa “aventura intelectual”. A lo largo de sus setecientas páginas nos va contando, con profusión de citas de sus escritos, etapa por etapa, su trayectoria espiritual y su comprometida evolución ideológica, subrayando lo que fue su vocación y lema permanente de toda una vida: su tenaz “voluntad de comprensión”. Comprender sinceramente a los otros, y a la nación, y al ser humano en su diversidad, y, por añadidura, apostar por la amistad y la esperanza, con una esforzada “voluntad de concordia”. Tal fue, en definitiva, la persistente actitud magnánima y generosa, característica de Laín, a lo largo de su vida. Por ello, por sus gestos y su cultura de amplios horizontes, de ciencias y de letras, se le ha calificado como un “humanista” (“uno de los últimos”), arduo oficio en tiempos de especialistas y dogmáticos.

[leer todo el artículo]

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Voluntad de comprensión. La aventura intelectual de Pedro Laín Entralgo Diego Gracia

Diego Gracia

Triacastela. Madrid, 2009

717 páginas. 39 euros

Defensa de la novela histórica

LUIS GARCÍA JAMBRINA El País – 03/04/2010

Según un reciente estudio realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas, el género literario preferido por los lectores españoles sigue siendo la novela histórica, elegida por el 22,4% del total de las personas encuestadas, dentro de una lista que incluía todo tipo de opciones. Está claro que este gran auge de la novela histórica, durante las últimas décadas, ha propiciado un abuso de esta etiqueta, así como la publicación de un gran número de novelas de ínfima calidad literaria o carentes de todo rigor histórico, con lo que el género se ha banalizado y desprestigiado de tal forma que continuamente está bajo sospecha. Eso explica el desprecio y el rechazo que por él sienten muchos críticos literarios e historiadores. La novela histórica goza, pues, del favor del público, pero cuenta con grandes enemigos y detractores; disfruta de una abundante presencia mediática, pero, a la vez, tiene muy mala prensa.

Naturalmente, dentro de este género, como en cualquier otro, hay de todo, y, al igual que en el mundo de las antigüedades, en ella son muy frecuentes los fraudes y las falsificaciones. Pero también hay muchas novelas pretendidamente vanguardistas, innovadoras o experimentales que están muy mal escritas o llenas de defectos formales y estructurales o que son un puro engaño, un camelo o una filfa. Ahora mismo, sin ir más lejos, se nos están vendiendo como novedades cosas que ya se habían inventado hace justo un siglo, aunque sus autores invoquen referentes más inmediatos. Entre otras cosas, presumen de haber mezclado géneros y modos de discurso, cuando resulta que la novela histórica es, desde sus inicios, un género “mestizo y ambiguo”, “el hijo bastardo de la novela y la historia”, como lo definió no hace mucho Carlos García Gual. Y eso es justamente lo que lo ha hecho tan atractivo y, al mismo tiempo, tan sospechoso.

Por otra parte, no debemos olvidar que una novela histórica es, en primer lugar, una novela y, sólo de manera secundaria o accidental, es histórica, por lo que el adjetivo nunca debe comerse al sustantivo ni ponerse por encima de él. Precisamente, su gran ventaja es que, gracias a la invención y la imaginación, puede llegar allí donde no llega la Historia, y hacerlo, además, de forma más intensa y entretenida. Frente a la supuesta objetividad de la Historia con mayúsculas se alza entonces la verdad o la verosimilitud de la historia de ficción. El secreto está en saber combinar, de forma equilibrada, el rigor histórico con el rigor narrativo, la invención con la documentación, la enseñanza con el disfrute y, por supuesto, la recreación histórica con la creatividad literaria.

Suele decirse que España es un país sin una gran tradición de novela histórica, en comparación con países como Inglaterra o Francia. Tal vez esto se deba a que los españoles casi siempre nos hemos llevado mal con nuestro pasado. Incapaces de verlo con el debido distanciamiento, con ironía o con naturalidad, sólo hablábamos de él para idealizarlo o para denigrarlo de forma maniquea: la Leyenda Blanca o la Leyenda Negra, parece que no cabía otra opción. Por eso, creo que el gran auge que está viviendo ahora este género tiene mucho que ver con lo que podríamos llamar la normalización histórica de España. Al fin y al cabo, la novela histórica nos permite conocer mejor nuestro presente y recuperar la memoria del pasado.

Luis García Jambrina (1960) es profesor de la Universidad de Salamanca y escritor; recientemente ha publicado la novela El manuscrito de piedra (Alfaguara), galardonada con el Premio Internacional de Novela Histórica Ciudad de Zaragoza.

Perspectivas

ALMUDENA GRANDES El País – 05/04/2010

Algunas ficciones, y no ficciones, han rescatado últimamente la peripecia de los espías españoles que trabajaron para Londres durante la II Guerra Mundial. Una profunda paradoja envuelve la figura de estos agentes que se jugaron la vida por unos valores -la libertad, las libertades, la democracia parlamentaria- derrotados en su propio país gracias, precisamente, al Gobierno británico. El Comité de No Intervención resultó más decisivo para la victoria de Franco que la ayuda de las potencias del Eje. En España, en 1936, los ingleses no habían encontrado a los españoles dignos de lo que deseaban para sí mismos. En aquella guerra, “el lado correcto” no había sido para Londres el antifascista.

Los juegos de perspectiva siguen produciendo efectos de la misma perversa naturaleza, que a menudo pretenden ampararse bajo el noble abrigo de los principios. No son situaciones cómodas, desde luego, ni deseables para nadie. No existe intemperie más despiadada que aquella a la que nos exponen los nuestros, gentes o movimientos inspirados por la misma fe que profesamos. En esos casos, nada mejor que retorcer la perspectiva para situarse en el lugar del otro. Entonces, es difícil dudar de que el único “lado correcto” es aquél donde no deseamos para nadie lo que no querríamos para nosotros mismos.

Para situarse en esa posición, no es preciso traicionar nada, renunciar a los viejos ideales ni entregarse al enemigo, al contrario. El auténtico “lado correcto” es una isla en la que uno siempre está a solas consigo mismo, rodeado por la oceánica incomprensión de los demás. A veces, ese es el único precio que hay que pagar. Otras, no. Duele comprobar cómo la limpia sencillez de esta ecuación, se sigue estrellando una y otra vez con la realidad de Cuba. Extraño colonialismo, el que admite para un país ajeno lo que no toleraría en el propio.