Genocidas

RAMÓN MUÑOZ – El País 28/02/2010

Andan a la greña los juristas sobre el proceder del juez Baltasar Garzón por abrir un proceso contra los criminales del franquismo. Dejando al margen la suerte que corra el magistrado, llama la atención la porfía paralela que se ha montado sobre la prescripción de los crímenes contra la humanidad, pues a nada que se aticen en Google los magnos personajes de la historia, uno no encuentra sino una interminable dinastía de genocidas. Y, ¿quién los juzgó?

La propia historia está escrita al dictado, cuando no directamente por la pluma de sus grandes carniceros. Sus crímenes, lejos de condenarse, son sometidos luego a un impenitente revisionismo por los historiadores nacionales (y nacionalistas), bajo el dogma infalible de que los genocidas que ganaron nuestras guerras se convierten automáticamente en conquistadores y héroes, dejando si acaso a los perdedores el atributo de criminales.

Salvo pervertidos, nadie duda de que Hitler, ese irrisorio cabo de la I Guerra Mundial, fuera un malhechor sanguinario que condujo al mundo al horror. Pero seguro que tacharían de lunático al que dijera lo mismo de Napoleón, ese corso enano y resentido que, en nombre de la revolución, ahogó en sangre a Europa entera. ¿Acaso el pequeño cabo -como también llamaban sus soldados a Bonaparte- no se proclamó legítimo salvador de Occidente e invadió la gélida Rusia, donde nada se le había perdido, dejando millones de muertos a su paso, como un siglo y medio después hiciera el caudillo del Tercer Reich? Y, sin embargo, no puedes andar dos manzanas en París sin ver su nombre o el de sus mariscales en algún letrero, monumento, o en la etiqueta de un vino o un coñac. ¿Imaginan que los vinos del Rin tuvieran la denominación de Goering o Himmler?

Estoy convencido de que la historia es un mero relato de crímenes de lesa majestad, desde la desaparición de los neandertales a manos de los homo sapiens hasta la última masacre tribal de Ruanda. Entre medias, alguien descubrió el fuego, la trigonometría, el arco de medio punto o la física cuántica. Pero el cemento que da consistencia a la historia del hombre está hecho de sangre y cuerpos descuartizados.

“No a la guerra”, gritaban los ingenuos contra Bush (y Aznar) cuando las tropas estadounidenses invadían Irak produciendo algún que otro daño colateral (muertos) entre la población civil. ¡Menuda novedad! Ocho siglos antes, Genghis Khan arrasó la ya entonces Persia musulmana -actuales Irán, Irak, Afganistán y varias repúblicas ex soviéticas-, con el asesinato en masa de poblaciones enteras (niños incluidos) como las de las bellas Samarcanda o Bujara. Hoy es el héroe nacional de Mongolia, le han erigido una estatua de 40 metros de altura y su efigie está en todas partes, desde billetes hasta latas de cerveza.

El fundador del Imperio Romano, Julio César, masacró a decenas de miles de galos y esclavizó a otros tantos, por mucho que los franceses se empeñen en revisar su memoria histórica con esa patraña animada de Astérix y Obélix. Stalin asesinó al menos a 10 millones de compatriotas, la mayoría honestos comunistas y fieles combatientes del Ejército Rojo. Hoy su foto está manchando las calles de Moscú gracias al nuevo nacionalismo de Putin y los suyos. Es inútil negarlo. El genocidio es nuestro pasado. Y hay serias dudas de que no forme parte de nuestro futuro.

“Hablar con el régimen de Irán es jugar al ajedrez con un mono”

Azar Nafisi, autora de ‘Leer “Lolita” en Teherán’, publica sus recuerdos familiares

JUAN CRUZ – El País – 28/02/2010

Foto: La escritora iraní Azar Nafisi, durante la entrevista.- BERNARDO PÉREZ

Es una mujer elegante que ha escrito una historia sin pudor, la de sus padres. El libro es Cosas que he callado, lo ha publicado Duomo en España. Algunos han visto en esta historia personal el relato de su ruptura y de su amor por Irán, su patria. Ella, exiliada, dice con melancolía que de su país se llevó, tan sólo, un viejo mosaico que le regaló un amigo.

El padre fue alcalde de Teherán, en la época del Sha, y la madre fue la primera parlamentaria de Irán. Ella, Azar Nafisi, decidió exiliarse del régimen religioso de su país, cuando se le obligó a usar velo en las clases, en 1995. Antes le habían prohibido las clases de literatura extranjera, y ella se encerró con unas discípulas a contarles quién era Vladímir Nabokov (y otros de sus ídolos literarios), y de esa experiencia nació su libro más famoso, Leer ‘Lolita’ en Teherán (El Aleph). Ahora vive en Estados Unidos, escribe en varios medios y es directora del Dialogue Project en el Instituto de Política Exterior de la Universidad Johns Hopkins.

Esta historia sin pudor está atravesada de dolor; a Azar (Azar significa fuego, en persa) no le extraña que Anita Desai haya dicho, en la New York Review of Books, que este libro sobre su madre es también un libro sobre su madre patria. A lo largo de Cosas que he callado la madre es una presencia tiránica contra la que ella se rebela; el padre, un político prominente, es cómplice de la hija, que le ayuda a mentir para conservar a su mujer y para alcanzar la felicidad. Esa relación distante con la madre se va aliviando y al final se produce una reconciliación tácita, la hija necesita a la madre, “te debo tanto”, le dice. La madre muere en Irán, ella sigue en el exilio. La despedida es desgarradora, como una herida que ya no se ha de resolver. Del padre se despide en Londres, y la escritora exiliada está atravesada por una melancolía sutil, atenuada; al final, ha podido tocar al padre.

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España al revés

AUGUSTO HOYO LAO El País28/02/2010

A mis hijos les gustaba escuchar el cuento de Gloria Fuertes El mundo al revés. Varios años después me vuelve a la memoria al observar la situación de nuestro país.

Hace ahora 73 años, Augusto Lao García fue arrancado de su vivienda y de su familia y fusilado cuando contaba con 32 años de edad. Su delito era haber trabajado desde que tenía uso de razón y tener un espíritu comprometido, cofundando un partido político. Jamás empuñó un arma. Ellos formaron parte de los cientos de miles de víctimas de un plan criminal para acabar con la República y con sus valores. Más de 70 años después, el juez Baltasar Garzón vive un calvario y podría sentarse en el banquillo por haber promovido la justicia que las víctimas del franquismo reclaman y que, durante tanto tiempo, nadie se atrevió a instruir. La acusación parte, ni más ni menos, que de la Falange Española y otros grupos nostálgicos del franquismo.

Tras 32 años de democracia, las calles de nuestros municipios siguen homenajeando, con su denominación, a miles de falangistas y militares rebeldes. En las cunetas de nuestros campos se amontonan miles de restos que no tienen derecho ni a una digna sepultura.

La sombra del franquismo está resultando demasiado larga y su propaganda aún produce efectos. Algo en este país no va bien y no es sólo su economía. Esta España nuestra sigue al revés.

En la cara de las víctimas

JUAN DIEGO BOTTO – Público – 27/02/2010

Pasará a la historia el juez Luciano Varela como el valedor de parte de las tesis del fascismo en España. Lo hará con el inestimable apoyo de los vocales de Consejo General del Poder Judicial, avales estos de las posiciones del juez instructor.

No pasará a la historia Santos, original de León, asesinado por el ejército franquista junto a otros seis hombres en las afueras de la ciudad. No pasará a la historia porque nunca nadie ha investigado ese fusilamiento extrajudicial. Ahora sabemos que, de triunfar esta sentencia que apoya las tesis de Falange Española y Manos Limpias, jamás nadie lo hará. Jamás nadie en España investigará ese crimen.

Porque lo que han dejado claro estos históricos jueces, y ésta es la cuestión central, es que la tortura, la desaparición forzosa de personas, el secuestro y robo de bebés y la eliminación sistemática de un grupo ideológico y político opuesto al poder son delitos sujetos a leyes de amnistía, delitos que prescriben y por lo tanto delitos que no deben ser investigados.

Comparten Luciano Varela, Margarita Robles y demás vocales del CGPJ las mismas tesis que los defensores de Videla en Argentina, de Pinochet en Chile, de Ríos Mont en Guatemala y de Franco en España; es decir, la validez suprema de las leyes de amnistía y el valor restrictivo de la prescripción de los delitos de lesa humanidad. Todos se oponen a los avances que la Justicia Universal ha introducido en materia de Derechos Humanos y cierran la puerta a cualquier reparación, por nimia que sea, por parte de la judicatura.

Por ello pasarán a la historia. Se pueden buscar tecnicismos o motivaciones personales para Varela y el CGPJ, puede que las haya o puede que no, pero el hecho es que la interpretación de las leyes internacionales, de la legislación en materia de delitos de lesa humanidad y de los tratados contra la tortura es lo que está en el corazón del debate. Si se quiere abofetear a Garzón se está haciendo en la cara de las víctimas del franquismo.

Pasará a la historia el juez Baltasar Garzón como aquél que, al margen de otros aciertos y desaciertos, intentó dar a las víctimas del franquismo lo que la decencia les otorga: información, reparación y dignidad. Quienes no pasarán a la historia serán los bebés arrebatados a los perdedores y entregados a familias adeptas al régimen. Sus padres jamás recibieron reparación alguna. Ahora sabemos que nunca lo harán porque en España hay cosas que no se tocan y el franquismo es una de ellas.

La mayoría de los jueces del Supremo juraron lealtad a los principios del Movimiento: esto no pasará a la historia porque un amable manto de silencio se seguirá alzando sobre nuestra modélica transición. Tan modélica que con el tiempo ha logrado hermanar bajo una misma causa a la “progresista” Margarita Robles y el “progresista” Luciano Varela con Manos Limpias y Falange Española. Nombres que quedarán unidos para siempre en los libros de historia por haberse ocupado de que nadie desatara lo que estaba atado y bien atado.

Alicante nombra hijo predilecto a Miguel Hernández

Una calle o una plaza recibirán el nombre del poeta, que pasó sus dos últimos años encarcelado por su compromiso con la República

Público – 25/02/2010 12:28

La ciudad de Alicante, donde murió y está enterrado Miguel Hernández, se ha unido a los homenajes al poeta con motivo de su centenario en 2010 acordando designarle hijo predilecto y buscar una plaza o un gran parque para darle un nuevo sitio en el callejero. Así lo ha decidido hoy el pleno municipal con los votos de PP y PSPV-PSOE a raíz de una declaración de éstos últimos pidiendo al Ministerio de Justicia revisar el proceso “pseudojudicial” que sufrió el poeta, que originó su muerte por tuberculosis en el Reformatorio de Adultos de Alicante, a los 31 años.

La alcaldesa, la popular Sonia Castedo, ha dado orden al departamento de Estadística para que estudie qué plaza o gran parque llevará el nombre de Miguel Hernández, al tiempo que se inicia el expediente para su nombramiento como hijo predilecto. Esta distinción se otorga en reconocimiento a su vinculación con la ciudad y para “enaltecer la figura de uno de los poetas más insignes del siglo XX en el país”.

La ciudad de Alicante ya cuenta con una pequeña calle dedicada a Miguel Hernández en el barrio periférico de Babel, a poco más de un centenar de metros del antiguo Reformatorio (edificio que hoy ocupan parte de los juzgados de la ciudad), y no se ha aclarado si la nueva plaza o gran parque al poeta conllevará variar esta denominación.

Murió en prisión

Hernández, nacido el 30 de octubre de 1910 y muerto el 28 de marzo de 1942, tuvo una estrecha vinculación con su población natal, Orihuela, así como con Madrid, donde conoció a los grandes poetas de la época, Elche y Alicante, en donde pasó sus dos últimos años encarcelado a causa de su compromiso con la República. La declaración del consistorio repudia la condena a muerte dictada el 18 de enero de 1940 por el Consejo de Guerra Permanente número 5 y la conmutación a pena de 30 años de prisión con el objetivo de que el poeta fuera “ignominiosamente exterminado”.

Rechazan los cargos que se presentaron contra él de “antecedentes izquierdistas”, dedicarse a actividades literarias y ser miembro activo de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, así como de “publicar numerosas poesías, crónicas y folletos de propaganda revolucionaria”. La declaración señala que “con su muerte se acalló la capacidad creativa del autor de obras que han pasado a los anales de la historia de la literatura universal, como Perito en lunas, El rayo que no cesa o Vientos del pueblo”.

En el mismo pleno también se ha aprobado por unanimidad una moción socialista para crear un grupo de trabajo en el que participen asociaciones de comerciantes y para la recuperación de la memoria histórica, al objeto de elaborar un informe que saque del callejero las denominaciones relacionadas con la sublevación militar, la Guerra Civil o la dictadura.

La ciudad de Alicante, donde murió y está enterrado Miguel Hernández, se ha unido a los homenajes al poeta con motivo de su centenario en 2010 acordando designarle hijo predilecto y buscar una plaza o un gran parque para darle un nuevo sitio en el callejero. Así lo ha decidido hoy el pleno municipal con los votos de PP y PSPV-PSOE a raíz de una declaración de éstos últimos pidiendo al Ministerio de Justicia revisar el proceso “pseudojudicial” que sufrió el poeta, que originó su muerte por tuberculosis en el Reformatorio de Adultos de Alicante, a los 31 años.

La alcaldesa, la popular Sonia Castedo, ha dado orden al departamento de Estadística para que estudie qué plaza o gran parque llevará el nombre de Miguel Hernández, al tiempo que se inicia el expediente para su nombramiento como hijo predilecto. Esta distinción se otorga en reconocimiento a su vinculación con la ciudad y para “enaltecer la figura de uno de los poetas más insignes del siglo XX en el país”.

La ciudad de Alicante ya cuenta con una pequeña calle dedicada a Miguel Hernández en el barrio periférico de Babel, a poco más de un centenar de metros del antiguo Reformatorio (edificio que hoy ocupan parte de los juzgados de la ciudad), y no se ha aclarado si la nueva plaza o gran parque al poeta conllevará variar esta denominación.

El reencuentro 101 de las Abuelas de Plaza de Mayo

Un padre conoce a su hijo 32 años después de que éste desapareciese durante la dictadura militar argentina

ALEJANDRO REBOSSIOEl País 24/02/2010

Reencuentro después de 32 años

Foto: Francisco Madariaga Quintela hoy junto a su verdadero padre Abel Pedro Madariaga durante una conferencia de prensa- AP

Abel Madariaga sólo había visto a su hijo Francisco dentro del vientre de su pareja, Silvia Quintela, una médica militante de la Juventud Peronista que a los cuatro meses de embarazo, durante la última dictadura militar de Argentina (1976-1983), desapareció. Ayer, Abel y Francisco dieron una conferencia de prensa para contar que se buscaron y se encontraron 32 años después del secuestro. “Nos fundimos en un abrazo de padre e hijo como si hubiéramos estados separados un año”, relató Abel en referencia al reencuentro, el primero cara a cara.

Con el caso de Francisco Madariaga Quintela ya son 101 los hijos de detenidas desaparecidas durante el régimen que recuperaron su identidad. Todavía falta por resolver el destino de otros 300 bebés que nacieron en campos de detención ilegal y tortura de la dictadura y que fueron entregados en adopción a militares, policías y otras familias, pero no a las suyas porque las autoridades las consideraban criaderos de “subversivos”. La tarea de búsqueda de aquellos niños, ahora jóvenes adultos, fue emprendida por las Abuelas de Plaza de Mayo.

“Fueron 32 años de angustia, de vivir mucha violencia y maltratos. Ha sido una historia oscura…”, relató ayer Francisco Madariaga Quintela, que confesó que había vivido “como un fantasma”, con “un vacío inexplicable”. Pero su presente contrasta con aquel pasado: “Tener identidad es lo más lindo que hay. Es hermosa la vivencia de encontrar algo tuyo y algo [de lo] que me habían privado 32 años, de la verdad”, añadió Francisco.

Abrazado a él, su padre recordó lo que sintió cuando se reencontraron: “Se me llenó el alma de alegría y sentí la mayor felicidad de mi vida”.

Silvia Quintela caminaba la mañana del 17 de enero de 1977 hacia la estación de tren del suburbio de Florida cuando tres Ford Falcon, el habitual vehículo que se empleaba durante la dictadura, la rodearon y militares vestidos de civil se la llevaron al centro de detención clandestino del regimiento de Campo de Mayo, en las afueras de la capital. También buscaban a su pareja, Abel Madariaga, secretario de prensa de la guerrilla peronista Montoneros, pero él logró escapar y se exilió en Suecia. Después migró a México y en 1983, con el regreso de la democracia a Argentina, volvió a su país y se acercó a las Abuelas de Plaza de Mayo para buscar a su hijo. En la actualidad, Madariaga es el secretario de esta asociación civil.

Silvia Quintela, que sigue desaparecida, parió en el Hospital Militar de Campo de Mayo y su bebé fue a parar a manos del actual capitán retirado del Ejército Víctor Alejandro Gallo. Este militar participó años más tarde del movimiento carapintada, que se oponía a los juicios de la democracia contra los criminales de la dictadura y que protagonizaron cuatro alzamientos, tres contra el Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) y otro contra el de Carlos Menem (1989-1999). Alfonsín y Menem impulsaron amnistías, pero los responsables del terrorismo de Estado han comenzado a ser juzgados después de que la Corte Suprema durante el mandato de Néstor Kirchner (2003-2007) declarara la inconstitucionalidad de aquellos perdones.

A Abel Madariaga y otros miembros de Abuelas de Plaza de Mayor se les había ocurrido en los últimos años emprender una campaña en los medios para que los jóvenes nacidos durante la dictadura con dudas sobre sus orígenes se acercaran a la asociación. Y vos, ¿sabés quién sos?, decía el anuncio. Abel confiaba en que estos adultos de 20 o 30 años, incluido su hijo, se movilizaran para recuperar la identidad.

Eso fue lo que hizo Francisco. Su padre adoptivo había protagonizado un robo en el que terminó matando a un matrimonio y su hija en 1994 y por eso había permanecido preso entre 1997 y 2007. Francisco se acercó a Abuelas y se sometió a la prueba de ADN, que fue comparada con los del Banco Nacional de Datos Genéticos. Así fue como padre verdadero e hijo se reencontraron. El pasado viernes, Gallo fue detenido por la apropiación de Francisco.

“Franco era un oportunista”

Jimmy Burns Marañón. Periodista

«Franco era un oportunista»

C.P. – Público – 24/02/2010

El periodista británico Jimmy Burns Marañón (1953) documenta en Papá espía (Debate) las intrigas de su padre, Tom Burns, para que Franco no se involucrara en la II Guerra Mundial.

¿Por qué marcó tanto la Guerra Civil en Inglaterra?

Desde la revolución rusa no ocurría algo que podía determinar el futuro de Europa. Parte de la intelectualidad pensaba que la solución pasaba por apoyar el marxismo-leninismo y denunciar al fascismo.

Su padre no opinaba así.

Pertenecía a la minoría de los católicos ingleses que, al contrario que en España, se movían fuera del establishment. Cuando estalló la Guerra Civil se quedaron impresionados con la persecución religiosa. Apoyaron a Franco, pero lucharon contra Hitler y eran churchillianos. Sé que a algunos españoles les puede costar entender un personaje así, pero mi libro está escrito con objetividad anglosajona: contar la historia tal y como pasó, no como nos hubiera gustado que ocurriera.

Churchill decidió no intervenir en España.

Su decisión le costó cara a los republicanos. Cuando le visitó el embajador republicano Azcárate dijo “Sangre, sangre, sangre, no quiero más sangre”. Pensaba que si los aliados intervenían España viviría otra baño de sangre.

Su padre intuyó que Franco no uniría su destino al de Hitler.

Franco se consideraba sobre todo un español. Veía la historia de España en términos de cruzadas, conquistadores e imperio. Un nacionalcatolicismo lejano al nazismo.

Franco y Hitler chocaron en Hendaya.

La reunión fue un desastre. Dentro del franquismo había pro nazis, pero también anglófilos, a los que sobornó Inglaterra para asegurar la neutralidad. Cuando EEUU entró en la guerra, Franco jugó las cartas aliadas.

Cuenta que la inteligencia británica infiltró un topo en Hendaya.

Identificado como agente T. Allí sólo había siete personas. He deducido que el topo sólo pudo ser el barón de las Torres, traductor y jefe de protocolo de Franco.

Dice que Franco toleraba el espionaje inglés.

Lo único que preocupaba a Franco, que era un pragmático y un oportunista, era mantenerse en el poder. Mientras británicos o alemanes, cuyas embajadas eran vigiladas, se limitaran a pelearse entre sí sin socavar su poder, no había problema.

IU acusa a Gallardón de rescatar la “Sección Femenina”

El Ayuntamiento promueve un taller de costura y un concurso de postres para mujeres

Foto: Alberto Ruiz-Gallardón. – Mónica Patxot

JUANMA ROMERO – Público – 24/02/2010

Al Ayuntamiento de Madrid le ha salido un ramalazo “casposo”, “más propio del espíritu de la Sección Femenina” del franquismo que del toque “avanzado y moderno” que se atribuye el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. Los entrecomillados pertenecen al portavoz municipal de IU, Ángel Pérez, que ayer aireó la “anacrónica campaña machista” promovida por el Centro de Atención Social a Mujeres María Zambrano, situado en el distrito de Chamberí, pero dependiente de la Concejalía de Familia y Asuntos Sociales.

El Consistorio organiza, por un lado, un concurso de postres y, por otro, un taller de costura rotulado Las mujeres no pierden el hilo, que se anuncia con una imagen “sacada de los recortables”, según Pérez. Las dos actividades están dirigidas sólo a féminas y se celebrarán durante la Semana de la Mujer, del 8 al 11 de marzo.

“Es algo terrorífico, una ofensa a la lucha de las mujeres”, señaló a este diario el portavoz, quien, no obstante, no culpó directamente a Gallardón: “Él quizá ni lo ha visto. Es liberal, pero no torpe. No dudo de él, aunque debería darse cuenta de que en su partido conviven algunos que conservan el espíritu del Movimiento”, puntualizó.

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Los recuerdos de Canetti

No tiene nada que ver el lícito recuerdo de quienes quieren recuperar los cuerpos y la dignidad de sus muertos en la guerra con el abusivo intento de cambiar lo sucedido para que sirva a intereses nuevos

JORGE M. REVERTE – El País – 24/02/2010

A diferencia de muchos, en particular de quienes han sucumbido a una psicología verbosa, yo no estoy convencido de que haya que torturar, dejar o extorsionar al recuerdo, ni tampoco exponerlo a la acción de alicientes bien calculados. Me inclino ante el recuerdo, ante el recuerdo de cada ser humano. Quiero dejarlo tan intacto como le pertenece al hombre que existe para bien de su libertad, y no oculto mi aversión por quienes se permiten someterlo a prolongadas intervenciones quirúrgicas hasta igualarlo al recuerdo de todos los demás. Que operen a su antojo narices, labios, orejas, piel y cabellos, que trasplanten ojos de otro color si no hay más remedio, o corazones ajenos que palpiten un añito más, que ausculten, amputen, alisen o igualen, pero que dejen en paz al recuerdo”.

El largo párrafo no es mío, sino de un gran hombre, de Elías Canetti, y está incluido en su libro La antorcha al oído. Un libro de memorias, de sus memorias.

Creo que no he leído nada más contundente al respecto. Ni he encontrado ocasión más oportuna para traer a colación esta sencilla forma de ver las cosas. Oportuna para el momento que vive nuestro país, para desbrozar las razones que a unos y a otros nos asisten para traer el pasado inmediato a la discusión política.

Porque esto del recuerdo y la memoria está sirviendo para poner en cuestión una etapa de la historia de España y, con ello, reventar la legitimidad del régimen en que vivimos, de la democracia que hemos construido, de la ley que nos ampara.

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