El último listado de presos políticos

Las sentencias del Tribunal de Orden Público (TOP) recopilan las historias de más de 10.000 hombres y mujeres

PEDRO ÁGUEDA – Público – 19/05/2010

Carmen, esposa del histórico Sánchez Montero.G. DEL RÍO

Carmen, esposa del histórico Sánchez Montero.G. DEL RÍO

Ángel se quedó sin trabajo en 1969. Tenía 17 años y fabricaba carburadores en un polígono industrial de Madrid. “Ausencia injustificada”, decía la carta de despido que llegó a su casa. Tres días llevaba sin aparecer por el tajo. No podía, lo estaban moliendo a palos en la Brigada Político Social para ver si cantaba el nombre de algún compañero de las entonces incipientes Juventudes de Comisiones Obreras de San Blas. El patrón que firmaba la carta era el mismo que lo había delatado.

Y Ángel Jurado, Andrés para la clandestinidad, contaba ayer el asunto del despido como “una anécdota”, sin atisbo de rencor en su rostro, por el que tampoco asomaba el orgullo que debía sentir por haber traído la democracia a este país. Porque eso es lo que hicieron los más de 10.000 hombres y mujeres que aparecen en las sentencias del Tribunal de Orden Público (TOP), recopiladas ahora por la Fundación de los Abogados de Atocha en un CD que permite buscar a los protagonistas a través de treinta buscadores. Porque, como reconoció ayer en la presentación el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, “debajo” de todas las lecturas políticas que se han hecho están todos aquellos que hicieron la Transición a pie de calle y en los calabozos de la Puerta del Sol. Invitado por ser la versión democrática de los ministros de Gobernación, Rubalcaba dijo que fueron aquellos estudiantes, trabajadores, abogados, profesores y artistas, juzgados y condenados por el TOP, los auténticos “héroes de nuestra democracia”.

Silencio, pero no olvido

“Hemos hecho en este país la transición a la democracia sobre la bisagra de una reforma accidentada en el silencio y la ruptura de la espiral de la venganza. Así había que hacerla y no había que arrepentirse, pero del silencio al olvido sólo hay dos pasos y sería pernicioso que algunos los dieran”. La cita es del jurista Francisco Tomás y Valiente y fue utilizada por Rubalcaba para explicar el sentido de la obra presentada por la Fundación.

El magistrado Juan José del Águila y los catedráticos José Gómez Alén y Rubén Vega han recopilado las 3.797 sentencias dictadas por el TOP entre 1964 y 1977, con excepción de las del primer trimestre de 1972, que se han perdido. “Era imposible ser sindicalista y no estar en el TOP. Sólo había un sindicato (legal)”, contó ayer Cristina Almeida, una de aquellas abogadas. Almeida dio un salto a la actualidad: “No quiero echar más lágrimas por ver al juez Garzón perseguido por el sindicato Manos Limpias o, mejor dicho, manos sucias. Tampoco por quienes no pueden desenterrar a sus familiares y hacerles un monumento”.

Al terminar el acto, José Luis Ballesteros se quejaba con amargura: “Ha venido Rubalcaba, que no quiso dejar en pie la cárcel de Carabanchel”, símbolo de la represión franquista. Allí fue a dar con sus huesos José Luis, tras un juicio militar, y muchos de los condenados por el TOP, incluido Ángel. Tenía diecisiete años entonces y pasó tres meses en el talego. Y al salir de la cárcel, en paro.

“La condena a muerte no se olvida jamás”

Tres ex presos políticos repasan su paso por cárceles franquistas en el libro ‘La lucha por la libertad’

Foto: De derecha a izquierda: Luis Barrachina (siete años en prisión), Eugenio Cordero (dos años y medio) y José Martín (dos años). – REYES SEDANO

DIEGO BARCALA – Público – 21/02/2010 08:00

Los peatones caminan ajenos a las pequeñas ventanas de la sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol. Sin sospechas de lo que pasó en el interior de ese edificio hace poco más de 30 años. Quienes sufrieron las palizas de la policía franquista no lo olvidan. Habitaciones cerradas, oscuras, frías, con una silla en el centro y unos bancos de ladrillo. Las manos más brutas de la represión dispuestas a pegar hasta el final al detenido esposado.

Las torturas sólo eran el inicio de una tunda psicológica que continuaba en cárceles como la de Burgos, donde los presos eran puestos de rodillas sobre garbanzos. O en la cárcel de Carabanchel (Madrid), donde sólo con ver la habitación con el garrote vil que mató al anarquista Salvador Puig Antich, bastaba para temblar.

“A veces pienso que cogían para las palizas a los más animales de los pueblos de campo”, recuerda Luis Barrachina, de 77 años. José Martín y Eugenio Cordero, una década más jóvenes, tampoco olvidan los nombres de los jefes de la DGS (Dirección General de Seguridad): “Conesa y Yagüe. Incluso al cabrón de [Roberto] Conesa lo llegaron a ascender a jefe de la brigada político social”. Ni una placa recuerda la lucha tras los muros del kilómetro cero. Reivindican memoria y justicia, porque muchos de ellos siguen siendo culpables por la decisión injusta de un tribunal militar.

Cuatro décadas de pelea carcelaria

Desde un humilde piso compartido con otras asociaciones en la calle de Campomanes de Madrid, este grupo de veteranos presos antifranquistas se conforma con que su pelea se escuche en las escuelas. Con ese objetivo han reunido sus vivencias en La lucha por la libertad, un libro elaborado gracias a una subvención del Ministerio de Presidencia. El volumen reúne los testimonios más emocionantes de las cuatro décadas de lucha carcelaria.

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